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Bajo El Cielo De Hierro

Bajo El Cielo De Hierro

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor prohibido
Popularitas:5.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Camila Vegas

En un barrio marginado de la ciudad, Valentina, una chica de 17 años con una vida marcada por la pobreza y la lucha, sueña con un futuro mejor. Su vida cambia drásticamente cuando conoce a Alejandro, un ingeniero de 47 años que, a pesar de su éxito profesional, lleva una vida solitaria y atormentada por el pasado. La atracción entre ellos es innegable, y aunque saben que su amor es imposible, se sumergen en una relación secreta llena de pasión y ternura. ¿como terminara esta historia?

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Capítulo 15: Cuando el Sol Se Asoma

El barrio despertó con un aire distinto, uno que traía consigo la promesa de un cambio. Los restos de la vieja fábrica ya habían sido retirados, y en su lugar solo quedaba un solar vacío que recordaba las luchas pasadas. Sin embargo, Valentina y Alejandro, junto con los vecinos, habían logrado convertir la tristeza en una fuerza que los impulsaba hacia adelante.

El proyecto de la cooperativa seguía en marcha, y aunque había días difíciles, las pequeñas victorias les daban la energía para seguir luchando. Habían conseguido alquilar un pequeño local para montar un centro de talleres y reuniones, donde los vecinos podían reunirse y enseñar lo que sabían: carpintería, costura, cocina, y otras habilidades. Valentina había asumido la coordinación, mientras que Alejandro se encargaba de gestionar la parte administrativa y contactar con posibles colaboradores externos.

Una mañana, cuando Valentina llegó al local, se encontró con Alejandro cargando algunas cajas. Le sorprendió ver una sonrisa en su rostro, algo que hacía tiempo no veía con tanta claridad. “¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan contento?” preguntó con una curiosidad que no pudo ocultar.

Él dejó la caja a un lado y sacó un sobre de su bolsillo. “Es una carta de una organización que apoya proyectos comunitarios. Se enteraron de lo que estamos haciendo y quieren visitarnos la próxima semana. Están interesados en ofrecer financiación para expandir las actividades de la cooperativa.”

Valentina sintió un cosquilleo de emoción en el pecho, una sensación de esperanza que no había sentido desde hacía mucho. “¿En serio? ¡Alejandro, esto es increíble!” Sin poder contenerse, lo abrazó con fuerza. Él le devolvió el abrazo, y por un momento, ambos compartieron una risa que les recordó lo lejos que habían llegado juntos.

La noticia se esparció rápidamente entre los vecinos, y todos se volcaron a preparar el local para la visita. Pintaron las paredes, ordenaron los materiales y prepararon una exposición de los productos que habían elaborado en los talleres. Fue un esfuerzo comunitario que les devolvió la sensación de propósito, como si cada pincelada y cada mueble arreglado fuera un paso hacia un nuevo futuro.

El día de la visita llegó, y con él, los representantes de la organización. Valentina y Alejandro los recibieron con una mezcla de nervios y esperanza. Les mostraron el local, les contaron la historia de la fábrica y cómo la comunidad había encontrado la manera de seguir adelante a pesar de la adversidad. Los representantes tomaron notas, hicieron preguntas y escucharon con interés.

Cuando la reunión terminó, prometieron que evaluarían la solicitud de la cooperativa y que, si todo iba bien, en unas semanas podrían ofrecerles el apoyo que tanto necesitaban. Valentina sintió que su corazón latía con fuerza mientras estrechaba la mano de los visitantes. Sabía que aún no había garantías, pero por primera vez en mucho tiempo, el futuro se vislumbraba como una posibilidad real.

Esa noche, se celebró una pequeña fiesta improvisada en el local. Los vecinos llevaron comida y música, y por un par de horas, se permitieron olvidar los problemas y simplemente disfrutar de la compañía. Valentina se quedó de pie junto a la puerta, observando a Alejandro charlar con algunos vecinos mientras la música llenaba el ambiente. Se sentía feliz de ver que él, también, parecía más relajado, como si una parte de la carga que había llevado durante meses se hubiera desvanecido.

Alejandro la encontró con la mirada y se acercó. “¿Por qué tan pensativa, Valentina?” preguntó con una sonrisa que le iluminaba el rostro.

Ella se encogió de hombros, pero no pudo evitar sonreír también. “Estoy pensando en todo lo que hemos logrado. Y en lo que aún falta por hacer. Pero por primera vez en mucho tiempo, siento que... no estamos solos. Que realmente estamos construyendo algo.”

Alejandro la miró con ternura y tomó su mano, apretándola suavemente. “Eso es gracias a ti. Nunca dejaste que la esperanza muriera, ni siquiera cuando yo ya no la veía.”

Valentina sintió un calor en el pecho y desvió la mirada, abrumada por la intensidad del momento. Pero antes de que pudiera responder, el sonido de un celular rompió la atmósfera. Alejandro miró el número en la pantalla y frunció el ceño. “Es el abogado. No sé por qué llamaría a estas horas.”

Se apartó un poco para contestar la llamada, mientras Valentina lo observaba desde la distancia, tratando de leer la expresión en su rostro. Alejandro escuchaba en silencio, con el ceño fruncido, hasta que de pronto, su rostro se iluminó con una mezcla de sorpresa y alivio.

“¿Qué pasó? ¿Todo está bien?” preguntó Valentina cuando él terminó la llamada.

Alejandro guardó el celular en el bolsillo y se volvió hacia ella, con una sonrisa que parecía contener el peso de todas las noticias que habían recibido en los últimos meses. “No vas a creerlo, Valentina. Resulta que la empresa que compró el terreno de la fábrica ha cambiado de planes. Se enteraron del impacto que la fábrica tenía en la comunidad, y con la presión de algunas organizaciones, decidieron donarnos parte del terreno para que podamos seguir con el proyecto.”

Valentina sintió que sus piernas temblaban, como si la noticia fuera demasiado grande para asimilarla. “¿Nos van a dar el terreno de nuevo? ¿De verdad?”

Alejandro asintió, y esta vez fue él quien la abrazó con fuerza. “No todo el terreno, pero sí lo suficiente para levantar un espacio comunitario. Podemos construir un nuevo centro, un lugar que sea realmente nuestro.”

La noticia corrió como un reguero de pólvora entre los vecinos, y la fiesta se convirtió en una verdadera celebración. A lo largo de la noche, Valentina y Alejandro no dejaron de sonreír, sintiendo que finalmente el esfuerzo, las lágrimas y las caídas habían encontrado un propósito. El barrio entero se unió a la causa, dispuesto a reconstruir, a volver a empezar, y esta vez con el apoyo de aquellos que habían comprendido la importancia de su lucha.

Los meses que siguieron estuvieron llenos de trabajo. Se organizaron para limpiar el terreno, para planificar la construcción del nuevo espacio y para decidir qué actividades y talleres serían prioritarios. Valentina y Alejandro, aunque seguían enfrentando desafíos y días agotadores, sentían que caminaban hacia un futuro mejor, uno que se habían ganado con cada paso.

Una tarde, mientras el sol se ocultaba detrás de los edificios y pintaba el cielo con tonos de naranja y púrpura, Valentina y Alejandro se detuvieron a mirar el terreno donde pronto comenzarían las obras. Se sentaron sobre unas tablas de madera, observando a los vecinos que seguían trabajando hasta el último rayo de luz.

“Es difícil creer que, después de todo lo que pasó, estemos aquí, con una nueva oportunidad,” murmuró Valentina, apoyando la cabeza en el hombro de Alejandro.

Él pasó un brazo por encima de sus hombros y asintió. “Sí, pero esta vez, siento que estamos listos para lo que venga. No importa cuántas veces caigamos, siempre nos levantaremos.”

Valentina lo miró, sintiendo una calidez que le llenaba el corazón. “Gracias por no rendirte, Alejandro. No sé qué habría sido de mí si no hubieras estado a mi lado.”

Él sonrió y le acarició el cabello con ternura. “Yo soy el que debería agradecerte. Eres la razón por la que sigo creyendo en esto.”

Y así, mientras el viento frío del atardecer soplaba suavemente, Alejandro y Valentina se quedaron en silencio, contemplando el futuro que habían empezado a construir, un futuro que, aunque incierto, ya no se veía tan oscuro. Porque habían aprendido que, a veces, las peores derrotas pueden llevar a los comienzos más inesperados, y que, por más que el mundo se empeñe en derribarlos, siempre habrá una razón para seguir adelante.

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karen B
Muchas gracias 😊
Aurora Liand
me encanto la historia felicidades
Violeta Obando Barron
/Sob//Sob//Sob//Sob//Sob/
Violeta Obando Barron
Que pena /Sob/
Violeta Obando Barron
Que chevere....que bonito capitulo 😍
Violeta Obando Barron
Excelente trabajo, me encanta, vamos autora sigue adelante.... Es muy buena novelita
Violeta Obando Barron
Me gusta mucho está novelita, de repente a algunas no le gusta el personaje de Alejandro,pero hay muchas personas en la vida diaria que son así y necesitan a una Valentina fuerte decidida que es resiliente a pesar de su situacion .
Topacio
ahhh éste hombre ya me está exasperando!! todo porque Valentina está embobada con él
Topacio
por fin después de mucho tiempo encuentro una novela interesante!
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