Rose

Rose y Alexander se miraron, sabiendo que habían superado un gran obstáculo. Se abrazaron apasionadamente, sintiendo que su amor era invencible.

Decidieron pasar la noche juntos, en la cabaña del refugio. La chimenea crepitaba, y la habitación estaba iluminada solo por la luz de las velas.

Se miraron a los ojos, y sin decir una palabra, se besaron apasionadamente. Su amor era como un incendio que no podía ser apagado.

Se acercaron al fuego, y Alexander comenzó a desvestir a Rose, besando cada parte de su cuerpo. Rose se estremeció de placer, sintiendo que estaba en el cielo.

Luego, Rose desvistió a Alexander, y se miraron a los ojos, sabiendo que estaban a punto de dar un paso importante en su relación.

Se acostaron en el suelo, frente al fuego, y se unieron en un abrazo apasionado. Su amor era como un río que fluía sin fin.

Pasaron la noche en un torbellino de pasión, sintiendo que nada podía separarlos.

Y cuando el sol comenzó a salir, se miraron a los ojos, sabiendo que su amor había cambiado para siempre.

Después de esa noche de pasión, Rose y Alexander se sintieron más unidos que nunca. Sabían que su amor era eterno, y que nada podía separarlos.

Alexander tomó la mano de Rose y la llevó a un lugar secreto en el bosque. Era un claro rodeado de flores silvestres, y en el centro había un arroyo que fluía suavemente.

"Quiero pasar el resto de mi vida contigo", dijo Alexander, mirando a Rose a los ojos.

Rose se sintió emocionada. "Yo también quiero", respondió.

Alexander sacó un anillo de su bolsillo y se arrodilló frente a Rose. "¿Quieres casarte conmigo?", preguntó.

Rose se sintió sorprendida y feliz. "Sí, sí quiero", respondió.

Alexander puso el anillo en el dedo de Rose y la besó apasionadamente. Sabían que su amor era eterno, y que nada podía separarlos.

Y así, en ese lugar secreto del bosque, Rose y Alexander se prometieron amor eterno.

Rose y Alexander se casaron en una ceremonia íntima en el claro del bosque. Solo estaban presentes sus amigos y familiares más cercanos.

Rose lucía hermosa en un vestido blanco de seda, con flores en el cabello. Alexander estaba guapo en un traje negro, con una sonrisa de felicidad en su rostro.

Se prometieron amor eterno, y se besaron apasionadamente después de la ceremonia.

Después de la boda, se celebró una fiesta en el refugio. Hubo música, baile y comida deliciosa. Rose y Alexander bailaron su primer baile como marido y mujer, rodeados de sus seres queridos.

Y cuando la noche terminó, se retiraron a su habitación, donde pasaron una noche de pasión y amor.

Al día siguiente, se despertaron juntos, sabiendo que su amor era el más fuerte del mundo.

"Te amo", dijo Rose.

"Te amo más", respondió Alexander.

Rose y Alexander vivieron felices durante un año después de su boda. Su amor seguía creciendo cada día, y su relación se volvía más fuerte.

Un día, Rose se despertó sintiendo náuseas y mareos. Al principio, pensó que era solo un virus, pero luego se dio cuenta de que estaba embarazada.

Corrió a contárselo a Alexander, que se emocionó al saber que iba a ser padre. Se abrazaron y lloraron de felicidad juntos.

El embarazo de Rose fue un tiempo de gran felicidad para la pareja. Se prepararon para la llegada de su hijo, decorando la habitación del bebé y comprando ropa y juguetes.

Finalmente, llegó el día del parto. Rose dio a luz a un hermoso bebé varón, que pesó 3,5 kilos y midió 50 centímetros.

Alexander cortó el cordón umbilical y sostuvo a su hijo en sus brazos por primera vez. Se sintió abrumado por la emoción y el amor.

"Lo vamos a llamar Gabriel", dijo Rose, sonriendo.

"Me encanta", respondió Alexander.

Y así, Gabriel llegó a la familia, trayendo aún más amor y felicidad a la vida de Rose y Alexander.