Mi Historia Entre Tus Manos

La mañana siguiente Emma se despertó sobresaltada al darse cuenta de que había olvidado poner el despertador. Miró el reloj y vio que eran las diez de la mañana. Se levantó de la cama rápidamente, sintiéndose culpable por haberse quedado dormida y haber faltado al trabajo, si bien era domingo ese día debía hacer un inventario especial. Justo cuando estaba a punto de apresurarse, la puerta de su habitación se abrió y su madre, Annia, apareció con una bandeja de desayuno.

-Buenos días, cariño- dijo Annia con una sonrisa- Pensé que te gustaría desayunar en la cama hoy.

Emma sonrió al ver la bandeja, sintiéndose un poco como una niña de nuevo.

-Gracias, mamá. Me siento un poco culpable por haberme quedado dormida.

-No te preocupes por eso, cielo- dijo Annia mientras colocaba la bandeja en la cama- Hablé con tu padre y decidimos que te mereces un descanso hoy. Así que vuelve a la cama y disfruta de tu desayuno.

Emma obedeció, volviendo a meterse bajo las sábanas.

-Gracias, mamá- replicó la muchacha- necesitaba esto.

Annia se sentó en el borde de la cama, observando a su hija mientras empezaba a comer. Después de un momento de silencio, se decidió a preguntar lo que realmente le preocupaba.

-Emma, ¿qué te está pasando?- preguntó Annia con suavidad- Sabes que siempre puedes hablar conmigo.

Emma suspiró, sintiendo una oleada de emociones. Y decidió ser sincera con su madre.

-Anoche vi a Ethan con una chica en un antro. Parecían... muy cercanos, mamá.

Annia frunció el ceño, tratando de entender la situación.

-¿Qué estabas haciendo en un antro a esas horas?- preguntó- ¿Estabas con Alex?

Emma asintió.

-Sí, estábamos juntos. Necesitaba despejar mi mente y pensé que una salida me ayudaría, pero ver a Ethan con otra chica... me afectó más de lo que quería admitir.

Annia la miró con preocupación.

- ¿Y eso...? ¿Porqué?... - insistió Annia aún desorientada.

- Porque estoy enamorada de Ethan- respondió la muchacha ganándose una mirada extraña por parte de su madre.

- Emma, pero...¿qué hay entre tú y Alex?- indagó Annia- Los he visto y he notado que son muy cercanos.

Emma tomó un sorbo de café antes de responder. -Alex es solo un amigo, mamá. Me ha estado apoyando desde que lo conocí- le explicó- Es mi confidente y me ha ayudado a superar muchas cosas. Además es gay.

Annia parecía sorprendida, pero también aliviada. -¡Oh, no lo sabía! Jamás lo hubiera imaginado, él es un muchacho tan guapo- comentó Annia- Lo siento, cariño. Pensé que quizás había algo más entre ustedes.

Emma negó con la cabeza, sonriendo ligeramente. —No, mamá. Solo somos amigos. Alex ha sido un gran apoyo para mí.

-Oh- murmuró Annia. ¿Y desde cuando tienes sentimientos por tu primo?

- ¡Mamá! Él no es mi primo- replicó la muchacha- pero estoy enamorada de él desde antes de marcharme.

-Annia... ¿te fuiste por el? - preguntó Annia sorprendida, Emma hizo un gesto afirmativo, y luego le contó a su madre los motivos exactos por los que se había marchado años atrás.

Annia le acarició el cabello con ternura.

-Cariño, entiendo que las cosas no han sido fáciles. Pero debes enfrentar tus sentimientos y hablar con Ethan. No puedes seguir evitando el problema.

Emma suspiró de nuevo, sintiéndose abrumada.

-Lo sé, mamá. Solo que es tan difícil- dijo ella- Pero tengo miedo de lo que pueda pasar si hablamos.

-El miedo es normal, cariño- le dijo Annia con firmeza- Pero no puedes dejar que te paralice. Tienes que ser valiente y enfrentar lo que sientes.

Emma asintió, sabiendo que su madre tenía razón. -Gracias, mamá. Necesitaba escuchar eso.

Annia sonrió y le dio un beso en la frente- Siempre estaré aquí para ti, Emma. Recuerda eso.

La muchacha sonrió en respuesta, sintiéndose un poco más tranquila.

-Lo sé, mamá. Eres la mejor.

Después de desayunar, Emma se quedó en su habitación, reflexionando sobre la conversación con su madre. Sabía que tenía que hablar con Ethan, pero no estaba segura de cómo hacerlo. Las palabras de Annia resonaban en su mente: "Tienes que ser valiente y enfrentar lo que sientes."

Mientras tanto, en otro lugar de la ciudad, Ethan estaba lidiando con sus propios demonios. Había pasado la noche en el departamento de Meli, más precisamente en su sofá. Meli, quién lo había llevado a su apartamento con intenciones de pasar un buen rato, descubrió que él no era precisamente ese tipo de hombres. Así que, Mientras lo tapaba con una manta, observó su rostro dormido y no pudo evitar sentirse triste por él. Ethan era muy guapo, con su cabello oscuro y desordenado y su mandíbula marcada, pero la angustia en su expresión era innegable.

-¿Quién eres realmente?- murmuró Meli para sí misma- ¿Qué te ha pasado para estar así?

Con un suspiro, se fue a la cama, esperando que la noche le trajera algo de paz. Al día siguiente, Ethan despertó con el olor del café recién hecho y una resaca impresionante. Se incorporó lentamente, sintiendo el dolor de cabeza y la desorientación que venían con la resaca.

-Buenos días, dormilón- dijo Meli, entrando a la sala con una taza de café en la mano- Te hice un café fuerte. Creo que lo necesitas.

Ethan le ofreció una sonrisa débil.

-Gracias, Meli. Lo siento por haberte causado problemas anoche.

-No fue ningún problema- respondió ella, entregándole la taza- Pero tengo que decir que estabas en muy mal estado. ¿Qué te pasó?

Ethan suspiró, tomando un sorbo del café caliente. -Es complicado. No quiero aburrirte con mis problemas.

-Vamos, Ethan- dijo Meli, sentándose a su lado- Anoche dijiste que la chica del bar no era nadie, pero es obvio que significaba algo para ti. ¿Quién es ella?

Ethan se quedó en silencio por un momento, pensando en cómo explicarlo

-Su nombre es Emma, nuestros padres son amigos desde antes de que nosotros nacieramos- explicó él y continuó contándole los por menores de lo ocurrido con Emma- La vi anoche con alguien más y... supongo que no lo manejé bien.

Meli asintió, entendiendo un poco mejor la situación.

-El amor puede ser así de complicado. Pero no puedes seguir torturándote por alguien que ya no está en tu vida.

-Lo sé- dijo Ethan con un suspiro- Pero es difícil. Cada vez que trato de seguir adelante, algo me recuerda a ella.

Meli sonrió, tratando de animarlo.

-Bueno, al menos tienes café y una amiga que está dispuesta a escucharte. ¿Por qué no empezamos por ahí?

Ethan sonrió de vuelta, sintiendo un poco de alivio. -Gracias, Meli. Realmente lo aprecio.

-No hay de qué- respondió ella- Pero, ¿qué vas a hacer ahora? ¿Vas a seguir escondiéndote o vas a enfrentarlo?

-No estoy seguro- admitió Ethan- Supongo que debería tratar de hablar con ella, pero no sé si eso cambiará algo.

Meli asintió, comprendiendo su dilema.

-Bueno, hagas lo que hagas, sabes que tienes a alguien aquí que te apoyará.

Ethan agradeció la oferta y la compañía de Meli. A pesar de que la noche anterior había sido un desastre, estaba agradecido por haber encontrado a alguien con quien hablar.

-¿Te importa si tomo una ducha rápida?- preguntó él, queriendo despejarse un poco.

-Claro, el baño está al fondo del pasillo- dijo Meli- Y cuando termines, podemos ir a desayunar algo. Tal vez te haga sentir mejor.

Ethan sonrió de nuevo, sintiendo que había encontrado una nueva amiga en Meli.

-Me parece una excelente idea.

Mientras Ethan se dirigía al baño, Meli pensó en lo desafortunado que era que alguien tan guapo y aparentemente amable como él estuviera pasando por un momento tan difícil. Esperaba que pudiera encontrar la manera de superar su dolor y seguir adelante.

Cuando Ethan salió del baño, se sentía un poco más renovado. Meli lo estaba esperando en la cocina con un par de tostadas y más café.

-Gracias por esto, Meli- dijo Ethan mientras se sentaba a la mesa.

-De nada- respondió ella- Ahora, cuéntame más sobre ti. Quiero conocer al Ethan que no está sufriendo por una chica.

Ethan rió, agradecido por la distracción.

-Bueno, soy contador en la empresa propiedad de mi padre y el padre de Emma...

Pasaron el resto de la mañana hablando y riendo, construyendo una nueva amistad sobre las bases de la sinceridad y el apoyo mutuo.