Pasión De Locura

—Cada vez que pierdes, añades una multa a tu cuenta. Al final de los juegos,

tienes que pagar.

—¿Con qué? No he traído dinero.

—No, pagas con lo que sea la multa cada vez, como una canción o un chiste.

Las multas sólo son otra parte de los juegos.

—Oh, entiendo.

—Vamos al estudio de mi padre para el primer juego —dijo Samantha—. Todo está

preparado.

El grupo circuló por un pasillo hasta una inmensa habitación iluminada

únicamente por una luz vacilante. Habían colgado una sábana para dividir la entrada

de la habitación de la zona de la chimenea.

—Éste es el juego de las sombras —le dijo ismael.

Todos atravesaron la sábana y tomaron asiento en las sillas y en el suelo junto a

la chimenea.

—Sacad un número —dijo Samantha, y pasó un cuenco con papeles.

Madison sacó el siete. ismael, el doce.

—¡Número uno! —gritó Carne—. ¿Quién empieza?

amara saltó de su asiento y se colocó detrás de la sábana.

Samantha le indicó a Fer que se levantara. La chica se soltó el pelo, lo sacudió y

se pegó los brazos al cuerpo, caminando después frente a la sábana.

Madison se dio cuenta de que Fer estaba iluminada por el fuego desde

atrás y para amara era sólo una sombra.

—¿Quién es? —preguntó Samantha.

—Es Carol —dijo amara.

—¡No! —gritó el grupo. —¿Madison?

—¡No!

—Una oportunidad más y tendrás multa —dijo Samantha.

—Eres tú, Samantha.

—¡No! —gritaron al unísono.

Madison comprendió el juego, viendo que Fer había simulado ser otra

persona. El siguiente se levantó el cuello de la camisa y ocultó su barbilla, pero el

concursante lo reconoció de todas formas.

—Es tu turno, Madison —anunció Samantha—. Ve a tu sitio.

Samantha se colocó tras la sábana y se sentó en la silla. Tras varios susurros, dos

figuras aparecieron al otro lado. La más alta, obviamente un hombre, se inclinó sobre

la más pequeña hasta que sus narices se juntaron y las sombras se fusionaron. Se

quedó tan sorprendida que se llevó una mano al pecho.

—¡Oh, Dios!

—¿Qué están haciendo? —preguntó Samantha.

—Están… eh, están… Creo que están teniendo un momento íntimo.

Las chicas se rieron.

—Una de ellas es Carol. ¿Quién crees que es la otra persona?

—¿Alejandro? —preguntó Madison tratando de recordar los nombres.

—¡No!

—¿ronnii?

—¡No!

—entonces ¿Damian?

—!no!

¿Ismael besando a Carol? No lo entendía.

—¡Ven a ver!

Madison se levantó con el corazón acelerado y pasó al otro lado de la sábana.

Ismael y Carrie ni siquiera se estaban tocando. Estaban mirándose, pero

estaban de pie de tal forma que sus sombras parecían un abrazo.

Todos se carcajearon.

—Es divertido hacerle ese truco a alguien nuevo —dijo Fer agarrando a

Madison del brazo.

Madison no pudo explicar el alivio que inundó su cuerpo ni el bochorno que

coloreó sus mejillas, haciendo que fuera difícil mirar a ismael. Cuando finalmente se

atrevió, observó que su expresión era de asombro.

Los invitados regresaron al comedor, donde llenaron sus vasos. Madison le

entregó el suyo a Samantha para que le sirviera ponche.

—Esto ha sido idea de Eli —le susurró ismael—. Si no estás cómoda, podemos

marcharnos. No me importa.

—no esta bien —le aseguró ella antes de beber.

—¡Ahora los hombres van a adular a las mujeres! —gritó Samantha—. Ismael, cada

hombre va a ir de una mujer a otra y tiene que decir seis cosas agradables sobre ella.

Pero esta noche —hizo una pausa dramática—… no podrá usar la letra L.

Todos los hombres se quejaron.

—alejandro, tú primero.

madison observó cómo Cárter adulaba a sara con cosas como «Tus ojos

son bonitos» o «Se te da muy bien hacer mímica». Cuando empleó la palabra «útil»,

todos gritaron y le pusieron una multa.

Alejandro llegó a Lorabeth y ella sonrió expectante. Los libros de buenas maneras

que había leído decían que no era apropiado para una dama estimular los halagos de

los hombres, pero los halagos eran el objetivo del juego.

—Tú… —empezó Alejandro—. Tocas música muy bien.

—Tienes… eh… buenas maneras —prosiguió Alejandro

—Tu cabello es de un… tono atractivo y único. .

—Tus ojos son increíblemente…

—¡Multa! —gritaron todos

se sintió decepcionada. Se preguntaba qué iba a decir de sus ojos.

Y siguió el juego. Cuando le tocó a Ben, le dijo a Samantha que su fiesta era divertida

y que tenía unos sándwiches muy buenos. Le dijo a Fer Adler que su vestido era

de un rosa precioso. Cuando llegó a Lorabeth, ésta esperó atenta.

—Me haces… eh… contigo yo… estoy contento. Eres tierna y generosa.

—Entiendes juegos nuevos enseguida.

—¿Cómo el croquet? —preguntó ella con una sonrisa burlona.

—Eres inocente y nada presuntuosa.

—¿Cuántos van ya? —preguntó alguien.

—Tienes un buen corazón —añadió.

—Uno más —dijo Samantha.

—No conozco mujer más guapa que tú.

Una de las mujeres junto a Madison suspiró.

Madison se sonrojó tremendamente y Ismael la miro por un instante y luego se sentó

—¿De verdad piensas todo eso de mi? —preguntó ella mientras los demás hablaban.

—No digo cosas que no sean verdad, ni siquiera en un juego.

—Gracias.

—Donde las dan, las toman —dijo Samantha—. Ahora las mujeres tendrán que

adular a los hombres.

Comenzó Carol, que se ganó tres multas. Fer fue la siguiente, pero

lo hizo todo sin cometer errores.

Cuando llegó el turno de madison, el corazón se le aceleró. No quería quedar

en ridículo, pero ése parecía ser el objetivo de la velada y todo el mundo se lo tomaba

bien.

Se acercó a Alejandro primero, porque lo conocía de la iglesia.

—Eres punt...eh... siempre llegas a tiempo—le dijo.

Él asintió.

—Eres gracioso

—tu ropa es bonita

—ese.....eh...me gusta tu manera de ser..

s

Unos cuantos invitados hicieron «ohhh» ante el comentario.

Contenta con sus primeros intentos, sonrió y observó las expresiones de

aceptación de los otros. Del resto de los hombres dijo cosas sobre sus sonrisas y la

ropa, obteniendo una multa al decirle a ronni que era muy inteligente.

Llegó a Ismael y se le secó la boca. Muchas cosas le venían a la cabeza cuando

hablaba con él, pero ninguna era apropiada para un juego. Sonrió, y Ben levantó la

parte derecha del labio.

—Eso que haces cuando sonríes es muy atractivo —dijo ella.

Ben arqueó las cejas en respuesta.

—Se te da bien jugar con niños. Eres un buen profesor.

Pero mucho más que eso.

—Y un buen amigo.

—¡Dos más! —gritó Samantha.

—No juzgas. Eres perspicaz y de buen corazón.

Todos aplaudieron cuando terminó. Madison le dirigió a Ismael una última

mirada antes de pasar a Demian y seguir hablando de su atuendo.

Para cuando jugaron a las estatuas griegas, todos tenían suficientes multas

como para hacer un final de fiesta interesante.

Samantha colocó un cuenco en el centro de la habitación sobre un pedestal de roble.

—Saquen tantos papeles como multas tengán —ordenó.

Sacaron los papeles y Samantha explicó que debían hacer lo que había escrito. ronni

fue el primero, y tuvo que recitar un poema.

Eligió uno muy tonto sobre un gato en un bote y el juego siguió. La primera

multa de Carol fue darle a otra persona algo que llevara puesto o tuviera en la

mano. Sacó un pañuelo del bolsillo y se lo dio a Alejandro.

La multa de amara fue andar a cuatro patas como un gato y restregarse contra

las piernas de la persona que tuviera al lado.

A su lado estaba Demián, que disfrutó con la representación de amara.

ismael desdobló un pedazo de papel.

—Besa a una persona del sexo opuesto —leyó.

madison se quedó con la boca abierta. Ella pensaba que lo del gato ya era

suficientemente atrevido.

Ismael pareció observar sus opciones durante un momento, luego se levantó,

atravesó la sala y le dio un beso en los labios a Carol Balert.

Todos aplaudieron y carol se sonrojó. ismael regreso a su asiento junto a Madison sin mirar

la

fer Adler llamó la atención de la sala con la siguiente multa.

—Cinco minutos en el ropero con la persona que elijas.

Todos se rieron.

—Parker —dijo ella.

Samantha abrió la puerta del ropero y la cerró tras ellos.

Madison miró a ismael. Él le devolvió la mirada y arqueó las cejas.

—Vigila el tiempo —le dijo Samantha.

La primera multa de Madison fue recitar un proverbio del revés, y se sintió

aliviada, pues los proverbios eran algo que se sabía del derecho y del revés. Lo pensó

un momento y dijo:

—Preciosas piedras las de al superior es precio su pues, ¿virtuosa mujer una

hallará quién?

Todos se rieron mientras descifraban el proverbio y alababan su facilidad.

—¿Qué es lo que dice? —le preguntó Ismael mientras los demás hablaban.

—¿Quién hallará una mujer virtuosa? Pues su precio es superior al de las

piedras preciosas.

—Ese Salomón sabía lo que se hacía, ¿verdad?

La siguiente multa de Ismael fue entregar una posesión. Sacó una navaja del

bolsillo del pantalón y se la entregó a Madison en la mano

amara y Parker fueron liberados del ropero y se sentaron entre rosas. Ambos

sonreían.

Madison se atragantó al leer su siguiente multa.

—Besa a un chico a tu izquierda.

Francés estaba sentada a la izquierda de madison, y junto a Francés estaba

Parker.

—¡Parker! ¡Tus labios están muy ocupados esta noche! —gritó alguien.

madison miró a Ismael. Su expresión no delataba lo que estuviera pensando,

pero dijo:

—No tienes que hacerlo. Sólo es un juego.

—Tiene que sacar dos si se niega a hacerlo —les recordó Carol.

madison no había esperado algo asi. pero quería

jugar y hacer lo que hicieran los demás. Se puso en pie y se situó frente a Parker.

Era guapo y agradable. El estómago le dio un vuelco. Había visto a Eli y a

Caleb besándose de vez en cuando, y sabía que lo disfrutaban.

Tomó aliento y se agachó, poniéndose cara a cara con Parker.

                     👁️👄👁️

FIN.👻