Richard Ford, el Ceo de Industrias Ford, es un hombre acostumbrado a tener el control, nadie le dice que no, pero todo cambió cuando aquella pelirroja de ojos azules se atravesó en su camino robando una de sus pertenencia y aunque la ha buscado por cielo y tierra para castigar su insolencia, su paradero es todo un enigma. Lo que desconoce Richard, es que será ella quien toque a su puerta en busca de un empleo, luego de eso podrá recuperar el sueño, o tal vez esta vez le roben algo más valioso... su corazón.
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Centro de operaciones.
...Pov Richard....
Luego de volver a casa me encuentro con mi padre y una cena descomunal, como si estuviese para festejos y por si fuese poco, Mariam y sus padres. No tuve de otra más que sentarme a la mesa y compartir de una para nada amena platica, sobre el futuro, la familia, los hijos y nietos. La madre de Mariam tratando de vender, la pura e inocente imagen de su hija a toda costa. Elevo mis pensamientos hasta que escucho la palabra compromiso.
— ¿Perdón? ¿Han dicho compromiso?
— Sí, hijo concéntrate, sabemos que han estado saliendo y creemos que ya es hora de formalizar la relación.
— Por supuesto hijito, mi nena es la mujer idónea para ti, podrás poner de cabeza el país y jamás encontrarás mejor prenda que mi hija. — Habla Magda, la mamá de Mariam. — Mariam solo deja ver una dulce sonrisa.
— Lo lamento, no entiendo de donde sacan que Mariam y yo tenemos una relación, no hay nada más lejos de la realidad.
— Yo te he visto ir por ella en múltiples ocasiones. — Vuelve a hablar Magda.
— Porque somos amigos. — Mariam guarda silencio.
— ¿Me vas a negar que han estado juntos?
— No quiero ser grosero, pero solo han sido encuentros casuales y de mutuo acuerdo.
— No voy a permitir que te expreses de mi hija como si fuese una mujer de la calle. — Está vez Interviene Steve, el padre de Mariam.
— No me atrevería a faltarles el respeto de tal manera, pues no lo considero que así sea, solamente expreso lo que ha sucedido.
— ¡Pues entonces deberás hacerte responsable de tus acciones! — Sentencia papá golpeando la mesa.
— ¡Por favor papá!, ¿en qué época crees que estás? Voy a ser claro con todos ustedes: No soy un niño al que van a obligar a hacer algo que definitivamente no quiero, y les voy a rogar que no vuelvan a mi casa con planes tan absurdos, descabellados y fuera de todo contexto, de lo contrario no podrán volver a entrar en ella. Esto te incluye padre. Ahora les pido permiso, he tenido días agotadores y se me ha quitado el apetito, quedan en su casa.
— Richard... — Intenta hablar Mariam.
— Ahora no. — Subo las escaleras dejando a la partida de locos atrás. Ingreso al despacho y tomo mi celular para llamar a Chanel, no debí dejarla sola, afortunadamente le dejé uno de los celulares de la empresa, mañana deberé conseguirle uno. Justo cuando voy a marcar entra una llamada de Larry.
— Hermano, necesito un favor tuyo.
— ¿En qué lío de faldas te has metido?
— Solo le dije a Yairis que anoche nos tomamos unas copas juntos, no creo que te pregunte, pero si llega a pasar no me dejes morir.
— Sabes que no me gusta prestarme para tus juegos de adolescente.
— No importa, ya lo sabes y estás en la obligación de ayudarme.
¿Cómo está Chanel?
— Ya imaginaras, anoche se quedó conmigo, pero hoy tuve que dejarla en el apartamento, no quería que se encontrara con papá, ya sabes como es.
— ¿Paso la noche contigo?
— No es... — Mis palabras se detienen al ver que Mariam entro sin que la notase. — Después háblanos.
— Está bien, mañana paso por tu oficina.
— Hasta mañana.
Finalizo la llamada y espero a que Mariam hable.
— Disculpa si te interrumpí, pero quería ofrecerte disculpas por lo que acaba de suceder, bien sabes que me gustas y que no me parece mala idea ser tu esposa, pero jamás crearía una encerrona como esa, prefiero seducirte y convencerte. — Dice lo más abiertamente posible. — No acostumbro a obligar a nadie y primero está nuestra amistad.
— No te preocupes, igual es bueno saberlo.
— ¿Y tu asistente?
— ¿Qué hay con ella?
— Supe lo de su mamá, hay que ver como padecen los pobres.
— El cáncer es una realidad que no distingue estratos sociales. — Me molesta su comentario.
— Como digas, es hora de irme, mis padres y el tuyo no están muy contentos. Llámame y salimos. — Me lanza un beso y sale cerrando la puerta.
...Pov Chanel....
Son las diez de la noche, Raiza acaba de irse, no quiero abusar, pero ella insistió en visitarme y realmente fue bueno verla y distraerme un rato.
Tomo una ducha, lavo mis dientes y me coloco una pijama, lista para dormir, voy a la cocina por un poco de agua y no me agrada para nada con lo que me encuentro, es "La señorita Mariam" en lencería.
— ¿Qué hace usted aquí? — Pregunto de inmediato.
— Esa pregunta debería hacerla yo, ¿qué haces tú en la propiedad de mi novio?, vengo a darle una sorpresa y me encuentro contigo.
— El señor Richard...
— No, no me expliques, ya recordé, lo había olvidado, te dejó pasar la noche en su casa por lástima, pero en vista de que mi suegro llegó a la ciudad tuvo que enviarte aquí.
Espero no te dejes seducir, por él, le gustan todas, pero al final siempre se queda conmigo.
— Lamento informarle que está equivocada, no soy la conquista del señor.
— ¿Estás segura? ¿Es la primera vez que te trae aquí? Porque si ya lo ha hecho debes saber que solo eres una más, este es su centro de operaciones, por algo te tiene aquí, que no te confunda su caballerosidad, esa es su táctica.
— Supongo que debe conocer muy bien sus tácticas, digo, por eso conoce perfectamente el camino al centro de operaciones. Que curioso, que la novia oficial venga a buscarlo a este lugar, en fin, ese no es mi problema, no me gusta Richard.
— Cuanta confianza, ahora lo llamas por su nombre, seguro ya te revuelcas...
— No se atreva, no se confunda conmigo. — Tomo gran cantidad de aire para no explotar y no tratarla como se merece.
— No me conoces y no sabes lo que hago con las trepadoras como tú, mírame Chanel, porque si te atreves a...
— Guarde sus amenazas para alguien que le tenga miedo, tenga claro que quien no me conoce es usted, se ha equivocado de persona; si quisiera tener algo con Richard, lo último que me detendría sería una mujer que aunque con ínfulas de señorita, no pasa de ser una ofrecida, ahora por favor retírese, si no estoy mal el lugar es de Richard y no suyo.
— Estás llaves dicen lo contrario. — mueve las llaves en su mano.
— Seguro, si este es el centro de operaciones tendré que lidiar con un par más como usted que irrumpan ofreciéndose a cualquier hora de la noche "señorita"
...Nota Autora:...
¡Que carácter, señorita Chanel! 🤭
Espero les esté gustando la historia, si es así cuento con sus votos y deditos arriba. Les prometo que más adelante tendré dedicatoria para las señoritas que constantemente me escriben en los comentarios y me han brindado su respaldo, las leo a todas, son las mejores. 😘