Venganza Y Amor

— Buenos días, princesa — susurro Emir al oído de Diana.

— Buenos días. — contesto Diana aún adormecida.

Cuando Diana cayó en cuenta que se encontraba en casa de Emir y que estaba entre sus brazos, ella se levantó a toda prisa dándose cuenta de que era de día.

— Me quedé dormida!, me tengo que ir. — dijo Diana poniéndose de pie rápidamente.

— No, espera, no te vayas, desayuna conmigo. — pidió Emir con una sonrisa.

— Lo siento, pero debo ir por mi hija y llevarla al colegio. — contesto Diana acomodando su ropa y su cabello.

— Hoy es sábado, no hay colegio. — aclaro Emir con una sonrisa.

— Es verdad!, creo que aún estoy dormida. — respondió Diana con vergüenza.

— Vamos desayunemos y después te llevo a tu casa. —

Emir se puso en pie y abrazo a Diana.

— Eres tan perfecta, ojalá y pudieras quedarte todos los días aquí conmigo. — susurro Emir al oído de la mujer.

— Es muy pronto para eso, mejor dejemos fluir las cosas a ver qué pasa. — respondió Diana sabiendo que cuando ella les quite todo, él la va a odiar.

Emir le dio un suave beso en los labios a Diana, la mantuvo abrazada por un tiempo más.

— Necesito ir al baño, me gustaría asearme un poco. — dijo Diana separándose de Emir.

— Te muestro donde queda el baño, también tengo algo de ropa que seguramente te quedará. — comento Emir sonriendo.

Emir acompañó a Diana al baño, él pensaba que ella no sabía donde quedaba y es que claro cuando Diana estuvo en aquella casa y compartía todo con Emir, ella era Ana.

— Si necesitas ayuda me avisas. — comento Emir guiñándole un ojo a Diana.

— Tranquilo, sé bañarme sola. — respondió Diana entrando al baño y cerrando la puerta.

Diana se apoyó en la puerta cerrando los ojos y sonriendo como una tonta enamorada, si las cosas hubieran sido diferentes, seguramente ellos en este momento estuvieran casados y viviendo en familia junto a Así, ese pensamiento lleno de nostalgia a Diana, recordando que Emir la engaño con Mariana y que solo se había burlado de ella.

Después del baño Diana salió de la habitación, ella realmente quería vivir este sueño aunque fuera una mentira, ella quería que Emir se enamorara locamente de ella y después destruirlo así como él la destruyó en el pasado, aunque en ese proceso ella también saliera lastimada.

— Por qué no te pusiste la ropa que te deje en la cama?. — pregunto Emir viendo a Diana con la misma ropa que llevaba la noche anterior.

— Disculpa, pero no uso ropa de otras. — respondió Diana con sarcasmo.

— Ummm ya, bueno lo tendré en cuenta para la próxima. — respondió Emir consternado.

— Ya prepare el desayuno, espero y te guste. — comento Emir llevando los platos a la mesa.

— Gracias, sé ve delicioso. — contesto Diana con una sonrisa.

Diana y Emir se encontraban desayunando entre risas y juegos. Ellos estaban enamorados y, aunque Diana tenía presente que Emir no era de confianza, ella prefirió hacer a un lado su resentimiento y, aunque sea por un día, escuchar su corazón.

— "Me hace tan feliz tenerte aquí conmigo". — comentó Emir emocionado.

— Sabes que por ahora no puedo ofrecer nada más que estos pequeños momentos,— explicó Diana con tristeza en sus ojos.

— No te entiendo, ¿por qué no eres honesta conmigo y me dices qué está pasando realmente?. — preguntó Emir interrogando a Diana.

— Aún no es tiempo, pero pronto lo sabrás. — acotó Diana mirando fijamente a Emir.

— ¿Por qué no puedes confiar en mí? ¿Acaso te he hecho algo para que desconfíes? — preguntó Emir, decepcionado por la falta de confianza de Diana.

— Siempre tienes que arruinar el momento. Mejor me marcho y hablamos otro día. — Diana se levantó de la mesa e intentó alejarse.

Pero Emir fue mucho más rápido, la tomó de la mano poniéndose de pie y la acercó a él.

— Está bien, confiaré en ti. No te preguntaré más por eso que tanto ocultas. En su momento me contarás qué está pasando.

Emir no quería perder a Diana, así que prefirió olvidar ese tema y continuar como si nada estuviera pasando.

Diana se había comunicado a su casa y les había avisado que pasaría el día fuera. Aunque Gustavo no estaba de acuerdo con la relación de su hija con Emir, él estaba convencido de que Diana era adulta y que podía tomar sus propias decisiones.

Por otro lado, Diana y Emir estaban pasando un día diferente. Salieron de paseo al centro comercial. Emir quería poner el mundo entero a los pies de Diana, aunque ella ya lo tenía.

Al terminar el día, Emir llevó a Diana a su casa. Él quería que ella se quedara esa noche de nuevo con él, pero Diana tenía un compromiso más importante: pasar tiempo también con su hija.

— Nos vemos mañana. — dijo Emir acariciando suavemente el rostro de Diana.

— Hasta mañana, que tengas un día maravilloso. — respondió Diana, retirando con delicadeza la mano de Emir de su rostro.

Emir le dio un tierno beso en los labios a Diana antes de que ella saliera del auto. Diana entró a la casa mientras Emir ponía en marcha el auto para continuar su camino.

Una vez dentro de casa, Diana se encontró con la mirada de desaprobación de Gustavo, lo ignoró y fue a saludar a su hija.

— Hola cariño. — dijo Diana acercándose a su pequeña.

— Hola mami, ¡ya te extrañaba! — contestó Abi abrazando a su mamá.

— Pero si solo estuve un momento fuera. ¿Te gustaría ir al parque conmigo? — preguntó Diana sonriendo.

— ¡Siii! — gritó la niña emocionada.

— Entonces busquemos tus cosas y salgamos a pasear.

Diana subió a la habitación de Abi para preparar lo necesario. Se arregló y cambió de ropa, sabía que no era adecuado ir al parque con tacones. Ambas mujeres salieron de la casa dejando a Gustavo molesto.

Una vez en el parque, Abi solo quería jugar y divertirse. Estaba disfrutando de un día especial junto a su madre. Después de terminar en el parque, Diana llevó a su hija a recorrer la ciudad. Visitaron el zoológico y luego el museo. Abi era una apasionada del arte y, a pesar de su corta edad, tenía conocimientos sobre grandes maestros de la pintura a lo largo de la historia.

Terminado el día, regresaron a casa, la felicidad de la niña se notaba en su tierna carita, y el cansancio de Diana también era notorio, ella había pasado dos días bastante cargados.