Bayolett Anderson era la chica a la que todos esperaban saludar por la mañana en la escuela. Era amable, femenina, inteligente y la mejor en todo, literalmente. Todos la conocían como La Duquesa debido a que su familia era una de las más ricas, y por su actitud. Ella misma planeaba su futuro meticulosamente. A pesar de siempre mostrar una imagen perfecta, solo aquellos que realmente la conocían sabían quién era en realidad. Sin embargo, todo cambió cuando sus padres decidieron
intervenir en su destino. ¿Acaso los matrimonios arreglados aún existen en la actualidad? Al parecer sí. Al ser unos padres ausentes, no fue mucha sorpresa para Bayolett, pero sí mucha indignación. Eros Wild era uno de los más destacados de toda la ciudad. Eros seguía su camino hacia lo que quería, mostrando su
dominio y estableciendo las reglas. Por otro lado, Bayolett revelaba poco a poco su verdadera esencia, la cual mantenía oculta ante los demás y que sería su perdición. Eros sería otra de las victorias.
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Capitulo 14
Apoyo mis codos en mis rodillas, mientras miro hacia el suelo. Levanto la mirada cuando escucho la puerta del baño, suspiro al ver su pequeño pijama. Observo sus piernas mientras camina, lentamente subo la mirada a su trasero, la
Escucho subir a la cama.
-No lo haces para torturarme, ¿verdad? –giro mi cabeza hacia ella, toma su teléfono.
-No eres la razón de todo, cielito. –Suspiro y retrocedo, colocándome en el otro lado de la cama.
-bayolett.
-Mm?
-Necesito que seas más gentil con mi madre –me mira frunciendo el ceño
-¿De qué hablas?, yo soy gentil con ella –vuelve a mirar su teléfono –la miro unos segundos más.
-No me gustó la escena de la mesa –rueda los ojos y vuelve a mirarme –Si la molestas, ella me molestara a mí. Y no me ruedes los ojos.
-Eros. Tu me dijiste que sea educada, lo fui. Es más, fui extremadamente paciente, me resistí a decir muchas cosas. Pero no me pidas que me quede callada, porqué
No lo voy a hacer –habla lentamente y suspiro. Me mira unos segundos más y luego sonríe.
-Apuesto que le pediste lo mismo a las otras cinco –ladea la cabeza, frunzo el ceño. ¿Las otras cinco?
-Estuviste investigándome? –parpadeo
-Estaba en modo curiosa –deja su teléfono a un lado –empiezo a entender una parte de porque ya no están, la suegra –levanta las cejas aún sonriendo, se adentra a las sabanas.
-Ya no están, porque yo lo decidí –se tapa– Y si, les dije lo mismo que a ti. Solo hay una pequeña diferencia, ellas me hacían caso. Ríe entre dientes y me mira, observo su sonrisa.
-Por supuesto que te hacían caso. Apuesto que les decías que no habría dinero bajo la almohada si no lo hacían no puedo evitar sonreír ante su actitud astuta. –Por una parte tiene razón, mis antiguas mujeres estaban enamoradas de mi bolsillo. Pero también de la intimidad que les daba, incluso después de la separación algunas seguían volviendo.
-No era con lo único con las que las amenazaba levanto una ceja. Me mira unos segundos más y luego rueda los ojos, arrugando sus labios. Se gira y me da la espalda. Sonrío y me inclino, rodeo su cintura mientras acerco mis labios a su cuello.
-Te dije que no me rodees los ojos –susurro, beso su cuello y se estremece. Suspira y levanta su cabeza, dándome más acceso. Saco mi lengua y la deslizo, hasta llegar a su boca. Se gira y rodea mi cuello, me corresponde el beso con el mismo entusiasmo. Resopló cuando desliza su lengua sobre la mía, chupa mi labio inferior. Y ya siento moverse algo entre mis piernas. Saca sus brazos y empuja mi pecho, separándome de sus labios –. Frunzo el ceño mientras se gira, volviendo a acomodarse.
-Buenas noches. –aprieto mi mandíbula. Será malévola. Suspiro y empiezo a taparme, acomodo mi dureza mientras lo hago. Es la segunda vez que me deja con las ganas, todo después de castigarla. Pero no me interesa, llegará el día que ni ella se pueda aguantar. Acumula mucho deseo y eso explotará algún día.
Sirvo café en la taza, me giró y me apoyo en la mesa.
-Buenos días, hijo. –levanto la cabeza.
-Buenos días, madre.
-¿la niña sigue durmiendo? –se acerca a la cafetera.
-Se está dando una ducha –respondo, la noto acercarse a los segundos, con una taza en su mano.
-¿Sabes a quién vi hace unos días? –suspiro –A la madre de Julia, ¿la recuerdas? –la miro unos segundos más. Mi madre se encargó de espantar a todas mis mujeres, excepto una. Julia Jones, mi segunda novia y la favorita de mi madre. Solo por el simple hecho de que es mejor amiga de su madre, y por qué es su única amiga.
-Si, madre.
-Estaba pensando en invitarles un café, mañana por la tarde.
¿Qué dices? –sonríe.
-Digo, que no espantaras a Bayolett –apoyo mi taza en la mesa.
-¿De qué hablas, hijo?, la niña me agrada –toma un sorbo, y suspira –. Aunque, creo que es un poco pequeña para ti –mira hacia otro lado – y no solo de altura.
-Aun así –ignoro su comentario –ella es la más diferente –junta sus cejas y ríe entre dientes.
-¿Diferente?, ¿te ruega por un Porsche en vez de un Ferrari? –ríe más –. Por favor, hijo. Me dijiste lo mismo de esa muchacha rubia, y terminaste dejándola a la semana.
-Te había dicho que su gusto era diferente, no ella. Te ruego que no juzgues a Bayolett, es más de lo que crees –me alejo –.Y nunca me ha pedido ni una moneda. Mira hacia otro lado, aún tomando su café.
-Yo debería mangonearte con ese Nick, ¿qué es, una planta –me mira mal.
-Nick es maravilloso. De hecho, hoy iremos a pasar el día en el country, jugaremos tenis. ¿A tu esposa le gusta el deporte sonríe –sonrío levemente.
Le encanta.
-Nos prepararemos –Me encamino fuera de la cocina.
-Prepárala más a ella, hijo. Se podrá romper una uña –niego con la cabeza, aún caminando. No sé cuál de las dos es peor.
Maniobro la raqueta en mi mano, miro a Nick.
-Entonces –me mira cuando hablo –¿quieres a mi madre?
-Si, por supuesto –sonríe –tu madre me hace feliz –asiento lentamente. Estómago feliz, hombre feliz. Mi madre debe seguir muy bien ese dicho.
-Muy bien, estoy lista –giro mi cabeza y la bajo, me trabo al ver a Bayolett. Mi boca se abre un poco al ver su falda blanca, que de seguro se mueve con cada movimiento. Detengo mi mirada en su musculosa celeste, con algunos detalles blancos.
-Esa falda no es de tu talla –digo, al ver que casi puedo ver sus muslos.
-Pedí la más pequeña –me guiña un ojo, aprieto mi mandíbula.
-Dime que tienes al menos short –sonríe y coloca una mano en mi hombro, haciéndome inclinar.
-Pronto lo averiguas –susurra, suspiro y la miro, advirtiéndole
Otra vez esta provocándome, y encima lo hace en un lugar donde no puedo poner mis manos en ella. Aprieto mis puños y alejo mi mirada, obteniendo de que mi imaginación me
Nuble.
-Muy bien, ¿empezamos? –giro mi cabeza, frunzo el ceño al ver a mi madre. ¿Acaso todas aquí se acostumbran a usar faldas cortas? –Miro a Nick, esperando que diga algo, pero se limita a tomar de su batido. Frunzo más el ceño, es la definición de planta humana. Mi madre nos mira a cada uno, un poco más en Nick, esperando que diga algo. Pero no lo hace. Suspiro y camino hacia adelante.
-Ya, empecemos –. Nos dirigimos a una de las canchas individuales. Mi madre y Nick automáticamente se dirigen del otro lado, miro a Bayolett.
-No dejes que te intimide...
-Muy bien –me interrumpe –daremos lo mejor en la segunda ronda, ahora, actuaremos relajados. Vamos, precalienta esos músculos. Me da un golpe en mis bíceps, frunzo el ceño mientras se aleja. Me golpeó fuerte.
Mi madre celebra su tiro, miro a Bayolett. Camina enojada hacía a mí.
-Nick parece que ya se cansó, es ahora cuando usas la fuerza.
Se vuelve a alejar, toma la pelota y la pica unos segundos. Da un brinco mientras golpea la pelota hacia adelante. Mis ojos se quedan en su trasero cuando la pollera se levanta. Por un demonio, tiene unas bragas negras.
Me quejo cuando la pelota golpea mi cabeza, gruño y retrocedo.
-Presta atención, hijo!
-¿Estás bien? –miro a Bayolett cuando se acerca, revisa el golpe asiento y dejo de frotar la herida. Me vuelvo a quejar cuando jala mi oreja, me mira mal.
-Entonces deja de mirar mi trasero y ponte a jugar –me suelta, la miro mal mientras se aleja. No le hago caso y concentro una vez más mi mirada en su trasero. Me obligo a alejarla para concentrarme en el juego. Esta vez presto atención cuando la pelota se acerca, la devuelvo fuertemente para el lado de Nick, no logra golpearla. Sonrío levemente. No me interesa el juego pero si la sensación de victoria.
-¡Bien hecho! –bayolett se acerca a mi, levanta su palma. Sonrío más y la choco con la mía. Borro mi sonrisa cuándo le golpea a mi trasero, para después alejarse. Muevo mi mandíbula y miro hacia adelante.
Observo con atención la mirada que Bayolett y mi madre se dan. Estamos empatados, pero parece que solo ellas juegan.
-Ultimo! –grita mi madre. La veo picar un poco la pelota, hace el brinco y la tira. La golpeo yo, luego Nick. Pasa a Bayolett y la golpea fuertemente, levanto levemente mis cejas cuando mi
Madre no logra golpearla. Miro a Bayolett, al mismo tiempo que corre hacia ami. Salta y rodea mi cuello, quedando en el aire.
-Gane –sonríe, me contagia de su sonrisa.
-Ganamos.
Si, eso –besa mi mejilla y se baja, hace una maniobra con la raqueta, aún mirando a mi madre.
Increíble, es la primera vez que veo que le ganan a mi madre. La mayoría porque no le prestaban atención al juego. Pero Bayolett, le pone empeño hasta a lo más mínimo. Salimos de la cancha, acercándonos a nuestra mesa. Dejamos las raquetas arriba de esta.
-Un gran juego –comenta Bayolett, sonriéndole a mi madre.
-Se me da la sensación de que tuve mejores –le sonríe de vuelta Bayolett arruga su nariz, aun sonriendo.
-Ya vámonos, oscurecerá –me acerco a Bayolett y tomo su mano, empezando a caminar.
-Oh, justo hoy le estaba comentando a Eros sobre traer visitas -suspiro –¿Nunca te contó sobre Julia Jones?
-Madre –gruño hacia ella. Siempre cuando pierde trata de golpear tres veces peor.
-No, nunca lo mencionó –bayolett me mirá intrigada
-Porque no es importante –. Vuelvo a mirar a mi madre, enojado. Me sigue sonriendo, vuelvo a mirar a Bayolett, me sonríe igual. Por dios, son como gemelas.
-Oh, claro que lo es. Julia fue una persona muy importante en la vida de Eros –Me limito a mirar hacia adelante. A Bayolett no le molestara el nombre de esa mujer, le molestara que mi madre intente rebajarla.
-¿Ah si?
-Sí, deberías conocerla, es alguien adorable y muy educada. Aunque, tal vez por ser la ex de mi hijo, te moleste un poco –Froto mi frente unos segundos. No sé cómo le da la boca.
-Oh, para nada -miro a Bayolett, le sonríe –Sería un placer conocerla, ¿cuándo dijiste que viene? –Por todos los cielos.
-Mañana por la mañana, desayunará con nosotros –responde
–Y no debes porque sentirte intimidada, es una amiga de la familia.
-No se preocupe, nunca lo hago –se siguen sonriendo como muñecas asesinas. Me limito a seguir mirando hacia adelante, mientras siento como aprieta mi mano.
Coloco mis manos hacia adelante, mientras observo como mi madre saluda a las invitadas en la entrada. Observo a lo lejos a Julia y a su madre, se acercan hacia nosotros.
-bayolett, por favor, no es necesario una discusión –bajo mi cabeza hacia ella –. No es una batalla.
Observo como sonríe, aún mirando hacia adelante.
-Por supuesto que no es una batalla. Esto es disciplina levanta la cabeza hacía a mí –. Suspiro y aleja la mirada, volteo la mía hacia adelante.
-Oh, Eros, querido –la señora Jones se acerca gustosamente hacia ami. Me abraza mientras giro mi cabeza hacia Julia, saluda a Bayolett con un beso en la mejilla, luego de haberla examinado.
-Señora Jones –se aleja aún sonriendo, se acerca a Bayolett mientras Julia se acerca a mí.
-Eros –sonrío levemente, me abraza, mientras acaricia mi espalda –¿Cómo estás? –susurra en mi oído.
-Muy bien, Julia –me separo
-Bien, vamos por esos cafés –mi madre se gira y camina hacia el jardín. Julia me sigue sonriendo, hasta que se gira. Me acerco a Bayolett y tomo su mano, inclino mi cabeza hacia ella.
-Qué quisiste decir con disciplina? –susurro en su oído. Sonríe de lado y me mira.
-Tu presta atención a la clase –frunzo el ceño, vuelve a mirar hacia adelante. Conozco a Julia desde hace años, la vi hacer varios escándalos. He visto a mi madre toda la vida intimidar a todos los que los rodean, incluso algunas lloraron. La madre de Julia es una copia de mi madre. Y sin embargo, la que me coloca mas nervioso es Bayolett.
Porqué no ha huido de las garras de sus padres?🤔
Porqué no le dice a Eros las verdaderas condiciones en las que ella ha vivido?🤔
Porqué no busca una salida a todo si es inteligente?🤔
Qué emoción 🤓
Pero no sé hasta dónde Eros comprenda a Bayolet 🤔
Sigo con mis conjeturas hay algo más en ese matrimonio arreglado que no termina de convencerme 🤔
Cómo es posible ésto pero no nos engañemos aún en pleno siglo XXI muchas chicas están expuestas a éste trato por parte de quien debería cuidarlas y protegerlas de todo y de todos 😥😥😥