LOS HILOS DEL DESTINO

Al estar en el primer piso, cada familia debía ir hacia su destino por lo que el hombre mayor se acercó al más joven para tomar a la pequeña que seguía en sus brazos balbuceando como si tuviera una gran plática con él, al este contestarle como si le entendiera.

• Bueno preciosa es hora de que dejes ir al joven, ven aquí mi amor, dijo Mara tratando de tomar a la pequeña de los brazos de Peter, pero esta se negaba a soltarse de su cuello.

• Mamita ven, deja al joven, si no quieres ir con tu tía Mara entonces ven conmigo, pero la nena seguía sin soltarse, estaba aferrada a él y pegaba gritos cada vez que trataban de cargarla.

• Lo siento jóvenes, no entiendo porque mi pequeña está actuando de esa forma, por cierto, me llamo Marcos Arrieta, ella es mi esposa Sandra Marissa, mi hija Mara y mi nieta Marissa, que es hija de mi otra hija, que se tuvo que quedar en la habitación por tener otros asuntos que arreglar, por eso no vino con nosotros.

• Mucho gusto señor Marcos yo soy Peter Aragón y ella es mi prometida Ariadna, estamos aquí en Cancún tomando unas vacaciones, antes de ir con nuestras familias a pasar las fiestas decembrinas y año nuevo.

• Nosotros igual estamos de vacaciones, aunque mi hija menor es una adicta al trabajo, es muy trabajadora y responsable, sigue trabajando aun a la distancia, para terminar un proyecto que están terminando, espero baje pronto.

• ¿A quién me recuerda?, dijo Ariadna sonriendo pues Peter era igual.

• Tú no te quedas atrás querida, cuando estás en campaña te metes de lleno, que hasta a mí me haces a un lado, dijo riendo.

• Este es un lugar hermoso, nosotros aquí pasaremos la navidad y estamos por decidir donde pasaremos el año nuevo, si nos quedamos más días o nos regresamos a Cuernavaca que es donde vivimos.

• He escuchado de ese lugar, Cuernavaca “Ciudad de la Eterna Primavera”, este nombre le fue dado por Alexander Von Humboldt, naturalista y explorador que encontró en este lugar un verdadero paraíso terrenal, por su belleza inigualable lleno de flora abundante y por el clima templado e iluminado, por los rayos del sol que permanece durante todo el año, nosotros somos de Canadá, aunque actualmente vivimos en Chile, me gustaría algún día visitar Cuernavaca he escuchado maravillas de ese lugar.

• Así es, un lugar hermoso, cuando llegamos a vivir ahí, quedamos enamorados del lugar, cuando vayan por allá pueden buscarnos, serán bienvenidos, y la más feliz será Marissa, que sigue sin querer soltarse de sus brazos, por lo visto le cayó muy bien usted, no se deja cargar fácilmente por desconocidos, deben hacer mucho para convencerla, en cambio con usted, ella misma tuvo la iniciativa, decía Marcos.

• Vaya eso es fantástico, saber que una princesa tan hermosa me ha permitido tan grande honor de dejarla cargar.

• Bueno le dejamos, no queremos quitarle más tiempo, deben tener sus planes y estamos atrasándolos, dijo cargando a la pequeña que se había descuidado al separarse un poco mientras Peter le decía a su abuelo que no era tan fácil que alguien la cargará.

• No nos atrasan, íbamos al restaurant a desayunar.

• Qué casualidad, nosotros también vamos a desayunar antes de salir a pasear.

• Pues vamos entonces todos, permítanme invitarlos por el gusto de habernos conocido y sobre todo a esta hermosa princesita, dijo tomando de nuevo su mano.

La pequeña Marissa se había puesto a llorar porque la habían arrebatado de los brazos de Peter, por lo que él la volvió a tomar en sus brazos y camino con ellos mientras seguían platicando de los lugares que les recomendaban para visitar de México. Al llegar escogieron una mesa grande y compartieron el desayuno juntos, así podrían seguir conociéndose, Ariadna durante el desayuno estuvo callada, por momentos sonreía y trataba de participar en la plática, pero se sentía rara, ajena, le costaba convivir naturalmente a diferencia de su prometido que parecía que los conociera de años.

A Marisa la sentaron en una silla para bebés entre Sandra y Peter. La pequeña estaba feliz, balbuceaba mucho como si tuviera mucho que contarle, estaba fascinada con Peter, nunca la habían visto comportarse así con alguien por lo que estaban sorprendidos por su comportamiento. Después de desayunar se despidieron quedando en que al otro día volverían a desayunar juntos, así podrían conocer a la madre de Marissa y volver a convivir con ella. Cada familia salió con diferentes rumbos.

Peter salió a caminar por la playa con su novia, trataba de hacerle plática, pero ella estaba tan pensativa que no lo escuchaba o solo le decía sí, sin saber que le había dicho, Peter se preocupó, lo que menos quería era incomodarla y que pasará unas malas vacaciones, la idea de hacer esa salida era ayudarla a relajarse después de terminar la campaña y regresar tranquila y desestresada a Canadá.

• Amor pude notar que estabas incomoda con la familia del señor Arrieta, si quieres cancelo el desayuno de mañana, lo que menos quiero es que te sientas mal…

• No, no es eso, solo que ver la pequeña me hizo pensar como me sentiría si nuestro hijo estuviera vivo, tendría casi la misma edad, es una niña muy hermosa, veo sus ojos y es como ver los tuyos

• Sí, es hermosa, tiene unos ojos muy bellos, su nariz respingada la hace ver como una muñequita y ese olor a bebé, no sé qué me hace sentir, es extraño, si esta pequeña me hace sentir así, no quiero imaginar cómo nos sentiremos cuando tengamos los nuestros, un pequeño, fruto de nuestra unión, debe ser maravilloso.

• Veo que te ha dejado fascinado esa pequeña, hasta te hizo pensar en que tengamos más hijos, yo apenas estoy terminando de asimilar la pérdida del nuestro, aun me duele, además aún no hemos planeado la boda y ya quieres formar una familia.

• Si me dijeras que sí, hoy mismo vamos y registramos nuestro matrimonio, pero aún no te animas, y sí, me imagino con una familia, porque es lo que más deseo, tenerte como mi esposa y tener varios hijos para llenar nuestra casa de alegría.

• Y si no puedo tener hijos, si los pierdo como a nuestro pequeño…

• No digas eso amor, verás que volverás a embarazarte y lograrás tener un bebé entre tus brazos, tendremos muchos hijos, sé qué no serán él, pero volverás a ser madre y vivir lo que con nuestro hijo no pudiste.

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