Lena, una joven que siempre ha sentido que es diferente, sin saber por qué. En la noche de su vigésimo primer cumpleaños, su vida da un giro inesperado cuando descubre que es la Luna destinada del alfa de la manada más poderosa de la región, un hombre llamado Aiden, conocido por su ferocidad y liderazgo implacable.Aiden, marcado por una profecía ancestral, ha esperado años para encontrar a su Luna, la única persona capaz de calmar la bestia dentro de él y traer equilibrio a su vida. Sin embargo, Lena no está dispuesta a aceptar su destino fácilmente. Mientras lucha por comprender y aceptar el vínculo que la une a Aiden, descubre que su conexión va mucho más allá del amor: está vinculada a un oscuro secreto que podría destruirlos a ambos.En medio de luchas internas, conflictos con otras manadas, y una amenaza que podría desencadenar una guerra, Lena debe decidir si está dispuesta a aceptar la marca del Alfa y el destino que le ha sido impuesto, o seguir su propio destino
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Capítulo 17 La Búsqueda de Respuestas
Lena caminaba sola por el bosque, su mente enredada en pensamientos y preguntas sin respuesta.
La marca en su muñeca seguía ardiendo con una intensidad que no podía ignorar, un recordatorio constante de que algo profundo, antiguo y poderoso se había despertado en su interior.
A pesar de la seguridad que Aidan le había ofrecido, Lena sentía que había más en esta historia, algo que aún no comprendía del todo.
Decidió buscar la única persona en el mundo que podría ofrecerle alguna claridad: su madre.
Aunque su relación siempre había sido cercana, había un aire de misterio en la vida de su madre que Lena nunca había podido desentrañar por completo.
Era como si ella guardara secretos de un tiempo antes de que Lena naciera, y Lena estaba decidida a descubrir si esos secretos estaban relacionados con la marca.
Volvió a la pequeña cabaña donde había crecido, un lugar apartado del resto de la manada, rodeado de árboles altos y viejos que susurraban con el viento.
Su madre, Sofía, estaba afuera, recogiendo hierbas como lo había hecho durante tantos años, su figura delgada y ágil moviéndose con la gracia de alguien que conoce cada rincón de la naturaleza que la rodea.
Cuando Lena se acercó, Sofía levantó la vista, y en sus ojos vio algo que confirmaba sus sospechas: su madre sabía algo.
—Mamá, necesito hablar contigo —dijo Lena, sin rodeos—.
Algo ha sucedido. Una marca apareció en mi muñeca, y sé que significa algo importante.
Pero no puedo entenderlo sola. Necesito que me digas la verdad.
Sofía la miró en silencio por un largo momento, como si estuviera evaluando cuánto debía revelar. Finalmente, suspiró y le hizo un gesto para que la siguiera al interior de la cabaña.
Una vez dentro, su madre encendió una vela y se sentó en la mesa de madera que había sido el centro de su hogar durante tantos años.
Lena se sentó frente a ella, sintiendo la tensión en el aire.
—Sabía que este día llegaría —comenzó si madre, su voz suave pero cargada de gravedad—.
He intentado prepararme para ello, pero aun así, no es fácil.
Lena, lo que llevas en tu muñeca no es solo una marca. Es un símbolo de un legado que se remonta a generaciones, un legado que he intentado proteger durante toda mi vida.
Lena sintió que su corazón latía más rápido. Las palabras de su madre confirmaban sus temores y despertaban aún más preguntas.
—¿Qué legado, mamá? ¿Qué significa todo esto? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
Sofía se inclinó hacia adelante, tomando la mano de Lena en las suyas.
—Lena, nuestra familia es la última descendiente de una línea de Alfas y Lunas que han sido los protectores de la manada desde tiempos inmemoriales.
La marca que llevas es la Marca del Alfa, un símbolo de poder y responsabilidad que solo aparece en aquellos destinados a liderar. Pero hay más.
La marca no es solo un símbolo; es una conexión con la energía ancestral de nuestra manada. Es un poder que puede tanto proteger como destruir, y por eso es vital que aprendas a controlarlo.
Lena escuchó con asombro mientras su madre hablaba. Era como si de repente todo lo que había conocido se hubiera transformado en algo mucho más complejo y profundo.
—Pero, ¿por qué yo? —preguntó Lena, aún tratando de asimilar todo—.
¿Por qué no me contaste esto antes?
su madre suspiró de nuevo, su expresión llena de tristeza.
—No quería cargar tu vida con este peso, no hasta que fuera absolutamente necesario.
Siempre esperé que tal vez la marca no apareciera en ti, que podrías vivir una vida normal.
Pero ahora que ha aparecido, no hay vuelta atrás. Eres la última de nuestro linaje, Lena.
La última en llevar este poder. Y con ello vienen desafíos que no serán fáciles de superar.
Sofía se levantó y caminó hacia un armario en la esquina de la habitación. Abrió una puerta oculta y sacó un viejo libro encuadernado en cuero.
El libro tenía la apariencia de haber sido leído y releído durante muchas generaciones.
Lo colocó con cuidado en la mesa frente a Lena.
—Este libro ha sido pasado de generación en generación en nuestra familia —dijo Sofía, sentándose nuevamente—.
Contiene la historia de nuestra línea y los secretos de la Marca del Alfa.
Aquí es donde encontrarás las respuestas que buscas. Lena abrió el libro con manos temblorosas.
Las páginas estaban llenas de escritos en una lengua antigua, acompañados de dibujos y símbolos que parecían vibrar con una energía propia.
A medida que pasaba las páginas, leyó sobre los primeros Alfas, hombres y mujeres que habían llevado la marca y guiado a la manada a través de tiempos oscuros.
Cada uno había enfrentado grandes desafíos, y muchos no habían sobrevivido.
—Nuestros ancestros eran poderosos, pero también estaban destinados a proteger a la manada a cualquier costo —explicó Sofía—.
La marca les daba una conexión con el espíritu de la manada, una conexión que les permitía acceder a un poder mucho mayor que el de cualquier otro Alfa. Pero este poder tenía un precio.
Aquellos que no podían controlarlo fueron consumidos por él, y sus almas se perdieron.
Lena sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La historia de sus ancestros era impresionante, pero también aterradora.
No podía evitar preguntarse si ella sería capaz de manejar tal responsabilidad.
—Mamá, ¿crees que puedo hacer esto? —preguntó, su voz apenas un susurro.
Sofía le apretó la mano con fuerza, sus ojos llenos de amor y determinación.
—Creo que eres más fuerte de lo que sabes, Lena. Has demostrado coraje y compasión en todo lo que has hecho.
Este poder te ha elegido por una razón. Pero no estás sola en esto. Estoy aquí para ayudarte, y hay otros que también pueden guiarte.
Sofía decidió que era hora de que Lena conociera a alguien más. Había una mujer en la manada, la más anciana y sabia de todas, que podía ofrecerle más respuestas y orientación.
Su nombre era Myra, y vivía en una pequeña cabaña en lo profundo del bosque, lejos del bullicio de la manada.
Myra era conocida por su sabiduría y habilidades en la lectura de las energías y destinos de los miembros de la manada.
Había visto y vivido más de lo que cualquier otro ser en la manada podía imaginar, y Sofía estaba segura de que ella podría ayudar a Lena a comprender el verdadero significado de la marca.
Madre e hija caminaron juntas hacia la cabaña de Myra, en silencio, cada una sumida en sus propios pensamientos.
Cuando llegaron, Myra las estaba esperando en la puerta, como si hubiera sabido que vendrían.
Sus ojos, aún brillantes a pesar de su avanzada edad, se posaron en Lena con una mezcla de curiosidad y sabiduría.
—Así que, finalmente ha llegado el momento —dijo Myra, su voz suave y musical—.
Sabía que este día llegaría, aunque esperaba que tu madre te preparara mejor para ello.
Sofía bajó la cabeza, pero no dijo nada. Myra hizo un gesto para que entraran, y las guia hasta una pequeña mesa en el centro de la cabaña.
El interior estaba lleno de amuletos, hierbas secas, y velas, creando un ambiente místico y cargado de energía.
—Ven, Lena —dijo Myra, señalando una silla frente a ella—.
Muéstrame tu mano. Lena se sentó y extendió su mano derecha. Myra la tomó entre las suyas, sus dedos arrugados y delgados pero increíblemente fuertes.
Cerró los ojos y comenzó a murmurar palabras en un idioma antiguo, casi como si estuviera cantando un hechizo.
De repente, Myra abrió los ojos y sus dedos se tensaron alrededor de la mano de Lena.
La anciana inhaló bruscamente, como si hubiera visto algo que la sorprendiera.
—La Marca del Alfa... pero esto es diferente —susurró—. Este poder... es más fuerte de lo que he visto en muchos siglos.
Hay un gran desafío por delante para ti, Lena, pero también hay una gran recompensa.
Sin embargo, debes estar preparada. Lo que está por venir no será fácil.
Lena sintió que su corazón se aceleraba. Sabía que el camino sería difícil, pero escuchar esas palabras de Myra hizo que todo pareciera aún más real.
—¿Qué tipo de desafíos? —preguntó Lena, con un nudo en la garganta.
Myra la miró directamente a los ojos, su expresión grave.
—Tendrás que enfrentarte a tus propios miedos y dudas, y también a enemigos externos que buscarán aprovecharse de tu poder.
Pero hay algo más... algo que aún no ha sido revelado. Un secreto que podría cambiarlo todo.
Lena asintió, aceptando la gravedad de la situación.
—Estoy lista para enfrentarlo, lo que sea —dijo con determinación.
Myra asintió lentamente, pero antes de que pudiera decir algo más, su expresión cambió a una de sorpresa y luego de comprensión.