Ellas eran muy buenas amigas, ambas se conocieron en un set, ellas querían llegar a ser actrices de telenovelas, y ¿por qué no?, actuar en alguna película.
Pero el destino les tenía preparada una jugarreta, que nadie se esperaba. Esta historia es completamente sacada de mi imaginación, de modo que todos los personajes, pasajes y nombres, son totalmente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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"Luna de miel"
Kimberly y su esposo viajaron a Guanajuato, ahí pasarían una semana, y la otra semana irían a Mazatlán.
Esa noche llegaron al hotel, y en la puerta del mismo, Noé la cargó y la puso en la cama con suavidad.
No es nuestra casa, pero lo será por los próximos días.
Como ya era muy noche decidieron no cenar.
Voy a darme una ducha, amor.
¿Quieres que te acompañe?, le dijo Noé, que ya se le "quemaban las habas" por estar con ella.
Sin esperar una respuesta Noé se metió con ella al baño, él la ayudó a desvestirse, poco a poco. Con toda la paciencia del mundo.
Por cada prenda que quitaba ese lugar lo llenaba de besos.
Así le iba besando todo el cuerpo.
A su vez, ella lo despojaba a él de sus prendas.
El amor no tenía fin, ellos se prodigaban amor a manos llenas.
Besos y caricias y muchas otras cosas más...
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Tú, ¿qué haces aquí?, este no es tu lugar, le dijo Itatí a Elena cuando la vio hablando con Rómulo.
Yo la mandé llamar, dijo Rómulo al quite. ¿Pues qué te traes?
Es que no la tolero, ¿por qué tiene que estar aquí?, donde quiera me la topo, hasta en la sopa.
Itatí, este lugar no es exclusivo de nadie aquí pueden entrar todas las chicas que están estudiando.
Perdón, no pude evitarlo.
Yo no pido que sean las mejores amigas, pero lo único que quiero es que se lleven bien por el bien de todos; tengan sus papeles y pónganse a estudiar que muy pronto empezarán las grabaciones.
Tan pronto como salió el director, Itatí se le fue encima a Elena.
No creas que no me he dado cuenta que me quieres arrebatar a mi amiga y además, que coqueteas con su esposo.
Elena abrió mucho los ojos por lo que le estaba diciendo Itatí. ¿Acaso te has vuelto loca?, yo no soy la que coquetea con su marido sino tú. Además, yo no quiero quitarte la amistad de Kimberly. Ella es mi mejor amiga y yo no pienso traicionarla como lo haces tú.
Itatí le dio una bofetada tan fuerte que le dejó la mano pintada.
Pero Elena no se dejó y le plantó otra sonora bofetada.
No me vuelvas a pegar o no respondo, no creas que porque me ves toda mensita no me sé defender.
Eres una estúpida... Itatí salió de ahí como una tromba.
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Cuando Daniel pasó a recoger a Itatí, todavía no se le pasaba el coraje. Como dice el dicho "no busco quien me la hizo sino quién me la pague", arremetió contra él.
¿Por qué vienes hasta ahorita, te tardaste mucho, dónde andabas?
Cálmate, amor, es la hora en que te desocupas. ¿Por qué me dices eso?
Vámonos ya, Itatí no estaba de humor.
Solo porque Daniel le daba las pastillas en la boca estaba seguro de que se las estaba tomando, de lo contrario dudaría.
Cuando llegaron a la casa, Itatí se fue directo a su cuarto y empezó a aventar todas las cosas al suelo.
Daniel le habló al doctor porque esto no era normal.
Tranquila, amor, ¿por qué estás así, qué te hizo enojar?
Ya te dije que te tardaste bastante, no me gusta estar esperando ahí como idiota.
Bueno, ya cálmate, te voy a dar la pastilla para que estés tranquila, ok.
Daniel, ¿cuántas veces te voy a decir que no quiero ninguna pastilla?, me dan mucho sueño, ¿que no entiendes?
Quince minutos después, llegó el doctor.
Daniel, ¿por qué mandaste a llamar al doctor? ¿Estás loco acaso?
No quiero ningún doctor, yo me siento bien.
Pero Itatí no daba testimonio de lo que decía, parecía poseída... Golpeaba a diestra y siniestra, el doctor sacó un sedante y al poco rato quedó profundamente dormida.
¿Seguro que se está tomando las pastillas?, preguntó el doctor.
Sí, yo mismo se las estoy dando.
Mire, en estos casos es preferible por todos los medios checar que se las tome al pie de la letra, porque este tipo de enfermedad es muy engañosa, y se las ingenian para hacer creer que se toman las pastillas, pero en un descuido van y vomitan todo. Espero que no sea este el caso, pero no está de más que la vigile bien.
Está bien, doctor, trataré de vigilarla bien.
Con su permiso, voy a visitar a otros pacientes que no pueden ir al hospital.
Propio, respondió él.
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Elena llegó a su casa muy alterada, Vanessa la vio...
¿Qué te pasó?, ¿quién te abofeteó?
No pasa nada, mamá...
¿Cómo no?, si traes toda la mano pintada en la cara.
Tuve una discusión con una compañera, y pues me tuve que defender.
Y, ¿se puede saber con quién discutiste?, ¿y por qué fue la discusión?
Mamá, Itatí me tiene al borde del colapso, se cree la dueña de Kimberly, y no quiere que le hable.
¿Estará loca?
No lo sé, mamá, pero cuando se enoja parece un león enjaulado. Para mí que está mal de los nervios. O sepa la bola, está muy rara, un día está de buenas y al otro se pone como histérica. Es raro, ¿no?
Sí, procura no hablar mucho con ella. Apártate antes de que te envuelva en sus locuras.
Tienes razón, madre.
Bueno, por ahora olvídate de ese episodio, y vamos a cenar, tu padre no tarda en llegar.
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Kimberly y Noé estaban en el callejón del beso, el guía les estaba explicando toda la historia.
Ellos aprovechaban cada ocasión para besarse. Todo eso les atraía mucho. La felicidad les brotaba por todos los poros. Noé estaba muy enamorado de ella y viceversa.
Después del callejón, se fueron a ver las momias. Kimberly siempre tuvo curiosidad de verlas, y por fin se le había hecho realidad.
Al lado de Noé se sentía como pez en el agua.
ya ni ganas de seguir leyendo