Esta pareja se separó por culpa de él. Todo lo malo que él le hizo vivir fue demasiado para ella y con el corazón roto salió de su vida para siempre...
Anya se casó por amor, Alex no. Él ya amaba a alguien más y fue obligado a separarse de ella; pensando que Anya era la culpable, le hizo la vida miserable.
Su esposa pensó que con el tiempo él podría enamorarse de ella; sin embargo, eso no pasó en todo el tiempo que estuvieron juntos.
Una noche, fue el comienzo del fin para que ella lograra salir del fondo del pozo donde estaba viviendo.
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14
Capítulo 14
Al escuchar sus palabras, Anya no lo podía creer.
-¿Hablas en serio, Alex?
Le preguntó esperanzada.
-Sí, lo hago. Las cosas van a cambiar en la casa. A partir de hoy ya no estarás encerrada en la casa nunca más, pero como estás embarazada, no puedes salir sola tampoco, tienes que estar con alguien que te cuide cuando salgas. Ya tampoco tendrás que trabajar, ni hacer nada en la casa. No quiero que nada malo le pase a mi hijo.
-¿Solo lo haces por el niño?
Preguntó para saber las verdaderas intenciones de Alex. Quería saber si lo estaba haciendo por el bebé y su cuidado o si tal vez con este cambio les estaba dando una oportunidad para formar una familia de verdad. Lamentablemente, Alex, pudo descifrar el rumbo de sus pensamientos y de un plumazo la bajó a la triste realidad que era su vida.
-Esto lo hago por nuestro hijo, las cosas entre tú y yo siguen de la misma manera. Tienes que darte cuenta de que mis sentimientos por ti no cambiarán nunca. Todo lo que hiciste en el pasado, no lo puedes borrar.
Al escucharlo, Anya sentía que se moría por dentro, quería decirle toda la verdad, pero aunque lo intentara, sabía que era inútil, como cada vez que lo había intentado. Por más que lo intentara, él tampoco le creería.
Dándose por vencida ya no dijo nada más, ya que no quería que él siguiera diciéndole esas cosas que terminaban por herirla más aún de lo que ya estaba.
Poco después de esa conversación, mientras estaban en ese silencio incómodo que les dejo lo que habían hablado, la puerta se abrió dejando entrar a un médico. Este le dio a Anya, varias indicaciones de cómo tendría que mantener reposo durante unos días y qué alimentos tenía que tratar de comer y cuáles no para que su cuerpo esté más sano para su hijo. También le dijo que necesitaba ver a un Obstetra para que le diera seguimiento a su embarazo.
Con ya todas las indicaciones del médico dichas, le dio el alta. Ella estaba bien, solo había sido un susto. Alex salió con el médico, dejándola sola en la habitación mientras él iba a firmar los papeles del alta médica para poder llevarla a la casa.
Cuando Alex volvió ya con todo listo para irse, él y Anya esperaron un rato en la habitación hasta que una enfermera llegó a su cuarto con una silla de ruedas y, ayudándola a levantarse de la cama, la guio a la silla para que se sentara.
Ya con Anya acomodada en la silla, la enfermera la sacó de la habitación para dirigirse a la salida con Alex detrás de ellas. Cuando llegaron a las puertas del hospital, ya el auto de Alex estaba a la vista. Alex le dijo cuál era su auto y ella movió la silla hasta allá.
Al llegar al lado del auto, Alex abrió la puerta donde Anya se sentaría y la ayudó a pararse de la silla. Anya, al sentarse en el coche, agradeció a la enfermera, quien amablemente la despidió y se fue de regreso a las puertas del hospital.
Alex cerró la puerta de Anya y se fue a abrir la puerta del otro lado donde se sentó, para después cerrar su puerta. Al ver que Anya todavía no se había abrochado el cinturón de seguridad, se inclinó y se lo abrochó él mismo. Luego se abrochó su cinturón y le dijo al chofer que arrancara, yendo para la casa.
El trayecto fue en mucho silencio y sin decir nada más. Al momento en que bajaron del auto, las empleadas que estaban en la puerta se sorprendieron mucho de ver cómo Alex iba a la puerta de Anya y la ayudaba a bajar del coche. Luego la cargó al estilo princesa, para que no caminara, ya que tenía que hacer reposo. Incluso ella se sorprendió por como él la cargo, era algo que ella no se esperaba.
Entró a la casa así, sin decir nada en la entrada, puesto que le molestó cómo todos los empleados lo miraban por entrar con Anya de esa manera. Se encaminó a la habitación de ella y cuando entró, la dejó en la cama.
-Bueno, recuerda que tienes que descansar. Mandaré a una de las empleadas con comida para ti, así que solo descansa.
-Ok, gracias por traerme hasta aquí.
-No tienes que agradecer nada, estás con mi hijo en el vientre, es mi deber cuidarlos.
El escucharlo decir esas palabras era algo único para ella, pero también muy decepcionante, porque la cuidaba solo por el bebé y no por ella.
Mientras ella se quedaba pensando en Alex, él se fue de la casa después de decirle a los empleados que cuidaran muy bien de Anya, ya que estaba embarazada y tendría que hacer reposo por una semana.
Sentado en el asiento de su auto, se encaminó al departamento de Silvina, pues tenía que decirle que Anya estaba embarazada de él.