Zaria renace después de pasar una vida cruel con un final desastroso, ella decide vengarse, pero descubre un gran complot detrás de todo y el maldito Emperador es...
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Cap. 14 Majestad, no quiero interrumpir
Zaria despidió a sus padres, aún debe hacer muchos cambios, debe asegurar su cercanía con los ex emperadores, debe hacer que los nobles del congreso estén a su favor para darle un divorcio, no va a esperar a que llegue el gran amor del emperador para salir de ahí, sólo espera esa jugosa compensación, mientras peor se porta ese hombre con ella el monto se elevará considerablemente.
Mientras Zaria tomaba el té en el balcón, la señora Pina se acercó para decirle que tenía visitas y que insistía en verla, Zaria se extrañó por la situación, ella no conocía a nadie en la capital así que no debería tener visitas como en su vida anterior.
* Señora Pina, ¿de quién se trata? _ dijo Zaria mientras la miraba desconcertada.
* Es la Srta. Lillian Letrón, hija segunda del Conde Letrón de los valles altos _ dijo la señora Pina mientras mira a la emperatriz tensarse ante la situación.
Zaria Trillen.
No me esperaba esta situación, deberían pasar tres años para que esa mujer apareciera con cara de víctima y buena samaritana, además su actitud empática hacia mí, siempre defendiéndome, mientras el emperador me desprecia fervientemente, no es ninguna buena mujer cuando estaba conquistando a un hombre casado, ¿qué clase de dama digna es?
* Señora Pina, dígale que pase _ digo tranquila mientras que Mina me mira un poco confundida, no soy de hacer amistades con cualquiera y ella lo sabe, pero veamos en esta vida que artilugios trae esa mujer.
* Saludos emperatriz, señora del imperio _ dice haciendo una reverencia de lo más elegante, debo confesar que es hermosa, pero es solo una ambiciosa trepadora, sin embargo, no soy yo quien va a cargar con esta arpía así que me importa un cuerno.
* Puede descansar la Srta. Lilian, tome asiento, no tengo mucho tiempo, así que me gustaría saber la razón de su visita _ digo algo apresurada, no quiero hacer las cortesías de alabanzas la una a la otra ya que se que solo son hipocresías que me quitan un valioso tiempo de descanso, tengo una pila de papeles que me espera.
La veo que se sienta mirándome un poco confundida, se que he esparcido un rumor que soy muy delicada, inocente y hasta tonta así que, sé que me quieren tomar por ese lado.
* Majestad, no quiero interrumpir, solo que me atreví a venir por mi cuenta, he estado en algunos problemas con el condado de mi familia, vine a la ciudad para hacer algunos acuerdos comerciales pero me he visto en la penosa situación de no tener donde quedarme, como sabe mi tío es el vizconde Montes, él ha contraído matrimonio con su ultima esposa, me temo que la Condesa no quiere a nadie en su casa, como mujer sé que me comprende que no es apropiado que me quede en un hostal, mi reputación podría quedar en entredicho, así que quería solicitar a la emperatriz asilo por unas semanas para terminar con mis tareas y luego regresaré a mi hogar _ dijo ella con cara lastimera mientras que yo la miro atentamente y doy un sorbo a mi té sin inmutarme.
* Srta. Lilian, me apena mucho por lo que está pasando y entiendo que su situación es desafortunada, pero, me ha costado mucho sacar a las concubinas del palacio para poder estar tranquila, no pienso acoger mujeres que solo quieren meterse en la cama del emperador, eso lo pueden hacer en cualquier otro lado, pero no en mi palacio, yo soy la emperatriz, este es el palacio imperial y no un prostíbulo _ digo mientras tomo otro sorbo de mi delicioso té, aunque la veo ponerse pálida como un papel, no quiero saber lo que debe estar pensando, si quiere darle una felación a mi marido que lo haga en otro lado.
* M…, Majestad, no se de que habla, yo no tengo intenciones con el emperador, eso jamás pasaría y, menos con alguien que me está dando cobijo _ me dice como si no supiera que lo hizo antes, solo que se fue a hacer a la pobrecita con la emperatriz madre y ella lo permitió, después de que el idiota de Priano me pidió el divorcio por su causa, Sunna no me miraba a la cara, no quería mirarme a los ojos, ella sabia que fue su culpa que una serpiente de dos cabezas entre a mi propio hogar.
* Srta. Lilian, puedo hablar con algún noble para que le de asilo, pero aquí no se queda, podría ofrecer el nuevo palacio de las concubinas, pero no se si su reputación sería mejor que quedarse en un hostal _ digo sonriente mientras Mina me ayuda a pararme, esta charla ha durado demasiado, ya no la soporto con esa expresión gentil todo el tiempo.
La veo levantarse torpemente, se que no esperaba mi reacción y me hace una reverencia mientras salgo de ahí, de camino al estudio veo a Priano, vaya, qué coincidencia, parece que ella vino justo cuando mi marido vuelve después de días quien sabe de dónde y revolcándose con qué mujeres, pero allá ellos y mejor si se enamoran de una vez, será el matrimonio relámpago más sonado de la sociedad.
* Saludos emperador, señor del imperio _ digo haciendo una reverencia mientras que él me mira como si yo fuera su peor enemigo, ¿ahora que hice?, ¿será que sigue molesto por lo de sus culebritas odiosas?