Un Simple Contrato Matrimonial.

Puedo ver como ellos dos sostiene una conversación en la barra, de seguro ese idiota tratará de sacarle toda la información de nuestra relación a Cristal. Espero que lo haga bien o de verdad me verá enojado está vez.

- Así que eres la esposa de Francisco.

- Así es aunque no escuche tu nombre.

- Mark, para servirte. ¿Cómo se conocieron ustedes dos?

- Mi padre conoce a los de él y yo me llevo muy bien con la señora Eloísa.

- ¿Hace cuanto salen? Me resulta muy extraño que de la nada Francisco tenga una esposa tan linda a la cual nunca menciono o vi.

- Bueno ya te respondí, nuestros padres suelen hacer negocios y nos conocemos de hace años atrás, aunque la boda fue de sorpresa al darnos cuenta de nuestros sentimientos. ¿Por qué te resulta tan extraño?

- Por nada, solo estoy sorprendido. La verdad pensé que ya no vendría.

La intriga me gana y llegó apresurado a su lado. - Querida estabas tardado mucho. ¿Porque te llevas a mi esposa tanto tiempo?

- Wow no dieron ni 5 minutos, amigo relajate.

- Mark me estaba preguntando el porqué llegamos tarde cariño.

- Así y que le respondiste.

- Todavía nada, pero si he de ser sincera fue porque no podíamos salir de la cama. Ya ves todavía estamos en nuestra luna de miel.

Mark suelta una carcajada mientras yo cubro mi rostro avergonzado. De todas las cosas que se pudo inventar justamente tenía que decir esa. Ahora ya no me quedan dudas de que Cristal lo está haciendo a propósito.

- Me matas Cristal. ¿Así que esté amargado en realidad es una bestia salvaje en la privacidad de su hogar?

- Como todo buen hombre que ama a su esposa supongo yo. Aunque lo veas así de limón agrio conmigo es alguien dulce y considerado. De hecho pronto nos iremos de luna de miel a Hawái.

- ¿Hawái? Eso sí que suena genial, muchas felicidades, chicos. Tengo que ir a saludar a otro invitado que llegó tarde, nos vemos luego.

Luego de ver que se ha alejado lo suficiente me la llevó a afuera. - ¿Te volviste loca?

- Porque, me dijiste actúa amorosa y eso estoy haciendo.

- Amorosa no es lo mismo que avergonzarme con cada palabra que dices.

- Francisco eres extraño.

- Que quieres decir con eso.

- Que incluso yo, alguien que no tiene pareja, sabe que está es la mejor manera de convencer a los demás de que al menos algo nos mantiene únidos. Tal vez no sea amor, pero si deseo.

Ahora que lo pienso no estuvo del todo mal, de seguro esto le dará muchos celos a Constanza y más cuando Mark le comete lo de Hawái.

- Está bien sigue así.

- ¿Por qué no vamos a bailar? Me gusta esa canción.

- Yo no bailo.

- Porque eso no me sorprende en lo más mínimo. ¿Qué se supone que haga? No me quiero quedar todo el tiempo a tu lado sin hacer nada y sonreír como si algo estuviera mal conmigo.

- Vamos a sentarnos a esa mesa a comer.

- Que sentido tiene venir a una fiesta si lo único que haces es estar sentado mientras todos se divierten.

- Bien Cristal tú ganas, pero hay de ti si me pisas.

- El que no sabe bailar aquí eres tú no yo. Solo sostén mi mano y deja que yo te guíe.

Coloco mi mano en su cintura y la otra la entrelazamos, ella gira y yo la sigo. No esperaba que fuera tan divertido, incluso me gusta su perfume.

- ¿Qué fragancia usas?

- Es una de aroma sutil y fresco. Flores amarillas.

- ¿Únicamente hecha de flores amarillas?

- Ja ja No Francisco, así se llama el perfume. Flores amarillas.

- Ya lo sabía.

- Como digas. Yo esperaba ver a personas mayores aquí, me sorprende que todos sean casi de nuestra misma edad.

- ¿Por qué habría personas mayores?

- No habría otra explicación para que me pidieras asistir contigo y fingir ser tu esposa.

- Oh eso fue porque aquí también hay personas que fueron a la boda y si venía solo estarían de preguntones todo el tiempo. Además, quería salir de casa y conocerte un poco mejor.

- ¿Tú a mí?

- Si y no tiene nada de malo después de todo estamos en el mismo barco. Vamos afuera un momento, siento que me estoy ahogado aquí.

La tomo de la mano y la llevo al jardín interno qué tiene un invernadero espectacular. Cristal queda asombrada sin duda.

- Esto es hermoso. Tanta variación de especies increíbles que no ves aquí.

- ¿Sabes de plantas?

- Por supuesto que sí y la mitad de las que están aquí son extranjeras, de seguro muchas de ellas murieron en el viaje porque el clima de aquí no es de su agrado, pero mira que bonitas y saludables que están. A veces el dinero si consigue cosas invaluables.

- No me creo que una simple planta te ponga de tan buen humor.

- Las plantas le dan vida a una casa, les aporta elegancia y también son capaces de purificar el ambiente. Son excelentes compañeras con las cuales compartir secretos. Dan vida y cada una de ellas tiene su propio cuidado.

No me esperaba eso, ni siquiera sabía que le apasionaban tanto las dichosas plantas. Pero ahora que lo recuerdo no vi ninguna es su cuarto esta tarde cuando entre.

- No tienes ninguna, si tanto te gustan porque no tienes ninguna en tu habitación.

- Las tengo en casa de mi padre y no sabía si podía traer alguna conmigo.

- ¿En qué estás trabajado exactamente Cristal?

- Remodelo un café, justo está tarde fuimos a buscar las plantas y por estar cuidando que se encontrarán bien se me paso la hora.

- ¿Eres remodeladora de ambientes?

- Básicamente, estoy haciendo una pasantía ahora, pero sin dudas algún día espero serlo. Quiero tomar algo viejo y olvidado para darle una segunda oportunidad de brillar. Quiero ayudar a mi papá para que juntos podamos crear arte.

- Entonces este matrimonio llegó para interrumpir todos tus planes de grandeza. ¿Por qué no dijiste que no?

- Porque yo confío en mi papá y estoy segura de que pronto todo se arreglara, tampoco es como que esté matrimonio me impida conseguir mis sueños. Antes de que nos demos cuenta todo habrá acabado.

Esa es la idea original, dejar que esto pase rápido y que un día simplemente todo vuelva a ser como era antes. Pero entonces porque cuando la escucho hablar de esta forma siento ligero el pecho.