Cuando Marion se muda al complejo de departamentos de su familia, se encuentra con su vecino, el playboy Adrián, quien constantemente necesita su ayuda para alejar a sus conquistas de una noche. A medida que su vecindad se desarrolla, la tensión sexual entre ellos aumenta y el juego de ayudar a Adrián se vuelve cada vez más complicado y emocionante. Aunque Marion está decidida a independizarse y enfocarse en su carrera como contadora y en sus pasantías en la empresa de su padre, se descubre a sí misma cada vez más atraída hacia Adrián, y la línea entre la amistad y algo más comienza a difuminarse. Hay mucho en juego para ambos y puede que estén a punto de descubrir que la conexión entre ellos va más allá de la simple vecindad, pero ¿serán capaces de manejar las consecuencias de sus acciones? Sigue a Marion y Adrián en esta emocionante historia llena de romance, risas y intrigas.
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Drácula
Me despierto y me quedo quieto, mi princesa esta amarrada a mi cuerpo como si fuera un koala. Como no quiero arruinar el momento solo la miro, despacio muevo mis manos y las coloco detrás de mi nuca.
La observo dormir. Su cabello es un nido de arañas, su boca esta entreabierta donde un hilo de saliva se escurre por las comisuras de sus labios y un leve ronquido sale de su interior. No quiero dejar de verla. Es tan adorable que me dan ganas de olvidar que tiene su periodo y convertirme en Drácula.
Mis ganas de rozar levemente su piel me ganan y lentamente sao una de mis manos para rozar sus mejillas rosadas. Instantáneamente sonríe y suspira. Quisiera pensar que sabe que soy yo el que la toca y su reacción es por ello.
Bosteza y se remueve, sus manos se mueven y terminan sobre mi pequeño juan que en cualquier momento tendrá un derrame cerebral. Lo peor es que lo aprieta y abre los ojos. Me mira, mira su mano y la aparta, pero se queda reposando en mi pecho.
—Buen día princesa —saludo en un murmullo apenas audible.
—Buenos días gigolo —saluda y me sonríe.
—¿Ya me perdonaste? —pregunto y me animo a posar mi mano en su espalda baja.
—No lo sé —su mirada sigue en mí, pero sus manos vuelven a donde hace presión mi pantaloncillo.
—Mmm.... despertaste traviesa —afirmo sintiendo una ola de deseo.
—No —dice muy segura y la miro—, desperté con ganas de torturarte.
Me muevo para quedar sobre ella y presiono mi pequeño juan en su centro.
—Yo también puedo hacer lo mismo —digo y beso su cuello.
Ella gime en respuesta y bajo besando el valle de sus pechos rellenos, sobre la tela de su pijama beso cada montículo y vuelvo a su boca. Beso sus labios hasta que ambos nos quedamos sin aire y me separo de su cuerpo.
Me levanto de la cama y la veo tendida con la respiración agitada, me sigue con la mirada. Frente a ella me deshago de mi única prenda dejando al descubierto mi excitación. Ella se acomoda para verme y luego rueda en la cama gimiendo.
—¡Maldito periodo! —gruñe frustrada.
—Mira cómo me toco para ti —digo ronco por el deseo mientras mis dedos recorren el contorno sensible de mi cuerpo.
—No puedo —murmura ahogando sus palabras entre la almohada.
—Si puedes, mírame —le ordeno en un gruñido ronco. Ella se voltea de a poco y yo aumento los movimientos de mi mano a medida que sus pupilas se agrandan.
Estoy agitado, en cualquier momento regare su piso, pero no me importa quiero que vea como me pone. La veo incorporarse en su cama, se acaricia los pechos y se arrastra a la orilla de la cama justo en el momento indicado. Llega a la altura de mi cintura y teniendo su boca a centímetros de mi pequeño juan lo toma y termino en su garganta.
—Supongo que con eso obtengo tu perdón —digo luego de ayudarla a limpiar las comisuras de sus labios.
—Tienes un largo camino por recorrer todavía, pero.... —dice y se aleja de mí.
—Pero ¿Qué? —la sigo hasta la cocina.
—Hay que desayunar —responde sacando unos huevos de su heladera.
—Me cambio y vuelvo —digo y salgo a mi departamento para darme una ducha rápida, calmar el calor insipiente de mi cuerpo y volver para desayunar con mi princesa.
—Ese traje me dan ganas de que me des duro contra el muro —murmura con la mirada llena de deseo.
—Marion... —suplico, esta chica no me lo pone fácil.
—¿Mmm..? —mira mis ojos luego de comerme literal con la mirada.
—¿Sabes que puedo convertirme en Drácula? ¿Verdad? —pregunto mirando como la sorpresa cubre su cara para luego pasar a la vergüenza.
—¿Lo dije en voz alta? —pregunta cubriendo su boca.
—Si... —me acerco a ella, beso su mejilla y me siento a su lado para desayunar antes de que me salgan los colmillos.
—Mejor desayunemos —propone mi princesa y yo asiento engullendo una homelet que preparo.
—Esta delicioso —digo con la boca llena, ella se ríe y se acerca a mi mejilla.
—Gracias —susurra dejándome con las ganas de sentir sus labios en mi mejilla.
—Te prometo, no te juro que cuando vuelva del viaje que tengo programado no te vas a salvar —apunto advirtiéndola con mi tenedor en su dirección, ella se ríe a la vez que mastica un trozo de su homelet.
—¿Cuándo vuelves? —pregunta y sonrió.
—¿Ansiosa? —pregunto sonriendo, ella no me dice nada y sigue masticando—. Diez días como máximo —digo y ella deja caer su tenedor para mirarme.
—¡¿Tanto así?! —exclama.
—Umjm... —respondo.
—Mmm... ¿Y Drácula ataca ahora o en cinco minutos? —me quedo con la taza han mi mano mirándola, ella me mira seria esperando que la muerda o algo.
Dejo todo y me levanto hambriento por llevarla a esa cama, clavarle mis colmillos y hacer tremenda chanchada.
Mi viaje se retrasó un poco y el vuelo que debía tomar al medio día casi lo pierdo. Me acomodo en mi asiento rememorando la lindo reconciliación que tuve con mi vecina, aunque ella todavía dice que no me ha perdonado.
Sonrió porque supongo que su idea de perdón va asociada a los orgasmos que debo darle y la idea me gusta. Sonrío como bobo y saco mi laptop para releer el material que debo tener en cuenta.
Estoy buscando de expandir mi negocio y no solo tener una sociedad con mi primo. Planeo tener mis propios bares, solo con el pequeño detalle que serán swingers. El bar que regento con mi primo tiene un área especial para pasar un momento único en pareja y experimentar, pero lo que yo busco es que sea exclusivo swingers.
La idea de compartir a mi chica no es lo mío, pero hoy en día es lo que mueve mucho dinero. Tengo un dinero ahorrado y el apoyo de mi primo asique no dudo en invertir en este próspero neg