Mi Vecino Es... Gigolo...

Mi Vecino Es... Gigolo...

mudanza

Llego al nuevo complejo de departamentos de los que mi padre posee y busco la ubicación del que será el mío propio. Es lugar no es como un edificio, si bien los departamentos hay en planta baja y alta, son diferente porque aquí se cuenta con patio, canchas de recreación, zonas de juego. En resumen, parece un barrio privado y más cuando para poder ingresar al complejo primero debes hablar con el hombre que se encuentra en seguridad. Si ya se cosas de ricos.

Pero bueno acá estoy con mi nuevo comenzar. Me queda poco para recibirme de contadora y este año debo hacer las pasantías. Dichas pasantías las hare en una de las empresas de mi padre por lo que trabajare para el en el área administrativa. Mi idea es ir de a poco independizándome de ellos, necesito crecer y para lograrlo debo salir de mis comodidades. Es más, este departamento costeare todos los gastos con mi sueldo.

Miro la llave que tengo en manos con el número cinco grabada en ella. Llego al frente del que será mi nuevo hogar de ahora en adelante y cuando estoy por colocar la llave para abrir la puerta escucho un fuerte gemido de mujer del departamento que se encuentra a una puerta de distancia del mío, en frente para ser más específica.

Por lo visto tendré unos vecinos muy escandalosos. Termino de ingresar mirando el interior desolado, miro mi reloj pulsera percatándome que faltan quince minutos para que lleguen los de la mudanza con mis cosas.

Doy un recorrido por el interior del departamento viendo lo espacioso que es. Lo mejor es la habitación que cuenta con un cambiador espectacular. Salgo del dormitorio he ingreso al baño, sonrió al ver la hermosa bañera donde planeo darme una buena sumergida entre burbujas.

Salgo y escucho como la puerta de mi departamento es tocada de manera algo desesperada. Supongo que los de la mudanza ya llegaron. Con esa idea llego hasta la puerta para abrirla y encontrarme con una persona casi desnuda salvo por su bóxer.

Arqueo una ceja y centro mi mirada en su rostro encontrándolo conocido. ¿Sera que es Halloween y vino disfrazado de Calvin Klein?

—¿Hola? —saludo o más bien pregunto.

—Hola —murmura Calvin Klein frente de mí y pasa sin ser invitado, cerrando la puerta y apoyando su espalda en ella.

Alarmada me alejo de él, no recuerdo si tengo algún gas pimienta en mi bolso. Preocupada miro a los lados y ahora la persona sexi que me parecía conocida ya no lo es, ¿Quién es y que quiere? Creo que la cercanía de Halloween no tiene nada que ver con su intromisión.

—Disculpa, no temas —dice de pronto el tipo presintiendo mi temor—. Solo necesito refugio —termina diciendo dejándome confundida. No luce como si lo hubieran violado o algo por el estilo.

—¿Refugio? —pregunto confundida. ¿Sera que se escapó de un loquero?

—Mmm... sí, hasta que la mina que me folle se valla —responde dejándome con la mandíbula desencajada. El loquero que habita esta justo en frente de mi departamento. Que bien.

—Ósea que huyes de tu novia —digo sorprendida.

—¿En qué momento nombre “novia”? —dice haciendo comillas mientras se dirige a la ventana que esta junto a la puerta para espiar—. Solo es alguien con quien pase la noche —miro mi reloj notando que son más de las tres de la tarde y mi mudanza se está demorando.

—Lindo trasero esto te costara muy caro —digo acercándome al otro extremo de la ventana viendo como al fin el coche con la mudanza estaciona en la calzada.

—¿Lindo trasero? Pensé que te pondrías como loca al dejar plantada a una mina —dice el infeliz y viéndolo bien ya se quién es.

—Mira propaganda barata, no voy a gastar saliva por un estúpido como vos, además la mina ya tuvo lo que quería no creo que quiera algo más de alguien como... —lo miro de arriba abajo notando que tiene un paquete importante y sigo mi recorrido hasta llegar a sus ojos— tu —termino y el me mira enarcando una ceja.

—¿Alguien como yo? ¿Qué tiene de malo alguien como yo? —pregunta.

—Se nota a miles de kilómetros que eres un gigolo —respondo con una sonrisa—. Ahora gigo tendrás que pagar tu hazaña ayudando a descargar la mudanza —señalo.

—Así que soy un gigolo —suelta sonriente—. ¿Quieres que sea tu gigolo? —pregunta descaradamente acercando sus lindos Calvin Klein a mi persona.

—No estoy tan loca como para meterme con mi vecino pervertido —digo y abro la puerta para dejar que entren la gente que se dedica a traer mi mudanza.

Terminamos tres horas más tardes, mi vecino sigue presentando su bóxer y la verdad no me canso de ver ese trasero redondito.

—Hasta dan ganas de morderlo —digo siguiendo el hilo de mis pensamientos.

—¿Qué cosa dan ganas de morder? —pregunta colocando sus manos en sus caderas. Mierda yo y mi lengua floja. Me sonrojó y muerdo mis labios—. Si me quieres morder no tengo problemas vecina.

—Prefiero quedarme con las ganas —digo y me dirijo a la puerta del departamento—. Gracias por tu ayuda, cuando quieras te salvo de las locas que te coges.

—¿No me dejaras ayudarte a desempacar? —pregunta tomando una caja que tiene por nombre “ropa interior”.

—Puedo sola con eso —espeto corriendo para sacar la caja de sus manos—, ahora si no es mucha molestia me puedes dejar sola.

—Claro vecina, cualquier cosa ya sabes donde vivo, lo único que trabajo por la noche —dice tomando tumbo a la salida de mi departamento.

—Ya me parecía que tenías cara de stripper —suelto mirando nuevamente su trasero.

—Cuando quieras te hago un baile gratis —afirma serrando la puerta de mi departamento.

—¡Oye! —grito deteniendo su andar de dioses—. Mi nombre es Marion —me presento caminando hacia él.

—Encantado de conocerte señorita Marion, mi nombre es Adrián —corresponde a mi presentación, toma mi mano como todo un caballero y coloca sus penetrantes ojos en mi mirada mientras deja un beso en los nudillos de mis dedos. Por un momento, casi, casi olvido que es mi vecino pervertido.

A la mañana siguiente luego de alistarme para salir a la universidad, hoy tengo dos horas por la mañana y luego el resto del día me lo pasare en la oficina administrativa de la constructora de mi padre.

Al abrir la puerta de mi departamento me encuentro con la mano de mi vecino que casi golpea mi nariz.

—No tengo azúcar —digo inmediatamente.

—Hola vecina, necesito tu ayuda —murmura indicando con su cabeza la puerta de su departamento que se encuentra arrimada.

—¿Mi ayuda o un exterminador? —pregunto mirando que esta vez su bóxer es de un tono diferente al de ayer, pero de la misma marca.

—Lo que sea, pero esa loca planea pasar el día completo en mi departamento, no entiende que tengo novia —dice en un gemido de frustración.

—¿Tienes novia? —pregunto torpemente ya que creí que no era así.

—Pues claro que no, solo le dije eso para que se valla y la muy hija de.... no me cree —murmura y me quedo mirando la puerta de su departamento.

—Bien, dame un segundo.

Vuelvo a entrar a mi departamento para dejar mis apuntes y corro a mi habitación, me saco la ropa que llevo y hurgando entre mis cajas sin desempacar saco ese vestido que tengo que es escandalosamente sexi. Toro mi sostén de cualquier manera y amarro mi cabello en una cola de caballo improvisada. Luego tomo unos tacones que no llevan prendedura, pero miden alrededor de quince centímetros. Me miro al espejo, espero que me siga la corriente.

Salgo de la habitación y me dirijo a la puerta abro y mi vecino voltea a verme, enseguida sus ojos se agrandan.

—Bueno sígueme la corriente, seré tu novia ficticia —digo y lo empujo para que se meta en su departamento.

Espero unos minutos y cuando escucho que la mina quiere preparar el desayuno, respiro hondo, hora de la acción.

—¡Amor! ¡Ya llegué! —grito al ingresar y escucho como algo se cae—. La noche con mis amigas estuvo divina ¿Dónde estás? —doy pequeños pasos hacia la cocina y al llegar me encuentro con una chica de pelo ensortijado, lleva un delantal de cocina y le apunta a mi falso novio con una cuchara de madera mientras el muy cobarde se esconde detrás de la nevera—. ¿Otra vez de fiesta y me dejas afuera? —pregunto y la chica me mira extrañada.

Me acerco, ingreso a la cocina sacando mis tacones claustrofóbicos llamando la atención de la chica.

—Lo siento cariño, creo... creo... —murmura sin saber que decir.

—Sabes bien que cuando tienes sexo con otra chica en mi cama debo estar presente —digo mirando a la chica que traga sin saber cómo reaccionar—. Ahora deberé castigarlos a ambos —digo y abro mi cartera sacando del interior de ella un juguete de tamaño inhumano.

—Eso... eso.... —tartamudea la chica.

—Para tu trasero cariño y como te portaste mal, sin lubricante —digo moviendo el juguete en su dirección.

—A no... yo no tenía idea de esto..... —grita nerviosa sacando el delantal de cocina que lleva y arrojándolo sobre la mesada—. Arreglen sus cochinadas ustedes solos.

Intenta escapar, pero bloqueo su camino, me paro en frente de ella, es mucho más alta que yo, pero mi cara de perra la hace temblar.

—La próxima vez que te metas con mi hombre sin mi presencia tu culo lo lamentara, cariñito —gruño muy cerca de su mentón, debí dejarme los tacones puestos.

La chica sale espavorida de la cocina y cuando volteo para tomar mis cosas, mi vecino tiene en mano el pequeño juan haciendo bailar de un lado a otro.

—¿Quieres una cita con mi juguete? —pregunto mirándolo.

—¿Este mostro es tu juguete? —preguntó divertido.

—No.... pero podría serlo —respondo más con la idea de tenerlo a él como juguete—. Cuida bien de mi pequeño juan debo correr —salgo corriendo de su departamento para cambiarme en un dos por tres y salir, nuevamente, ahora si corriendo como flash hasta la universidad.

Debo pensar como le cobrare mi tiempo perdido a mi nuevo vecino pervertido.

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Comments

Sandra Mora

Sandra Mora

empezó igual de buena que las demás.. excelente y gracias 🙂

2024-10-01

0

Maritza De Jesús Seña Pantoja

Maritza De Jesús Seña Pantoja

guauuuu, esto pinta fascinante.

2024-09-07

0

Carola 🦋

Carola 🦋

Jajajaja ya me imaginé a Juan el juguete pa q la otra tipa se asuste jajajjajajajaja

2024-05-17

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