La historia de una chica italiana en Inglaterra. Con amigos especiales y un gran secreto que no quiere revelarles. Su hermano que regresa por ella y un gran amor que vuelve a su vida después de años. Qué pasará? Cuál será ese secreto? Acompañenme a descubrirlo.
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CAPÍTULO 12.
CAPÍTULO 12.
Camila estaba sentada en la cocina con una taza de café con extra de cafeína. No podía dejar de pensar en que arriba, en el cuarto de Massimo él está con Ivana y sabe Dios que estarán haciendo.
Los recuerdos invaden la mente de la chica…
Ivana Rostova y ella eran las mejores amigas, al igual que su hermano lo es de sus hermanos.
Era la única persona que sabía lo que ella sentía por Massimo Costello. Desde que eran pequeños, jugaban a que eran una pareja. Tenían dos hijos imaginarios: Alessandro y Fiorella.
Sin embargo, solo eran juegos de niños. Cuando crecieron, Massimo se volvió un mujeriego. Besaba a todas las mujeres que veía y ella, solo lloraba en silencio por eso.
Hasta que un día él se fijó en ella. Iban saliendo de la escuela, luego de que tuvo una pelea a golpes con un chico de su edad. Ella lo acompañó a su casa, ya que Giovanni había estado enfermo y no habia asistido esos días.
Curo sus heridas y luego simplemente él tomó su rostro y la besó.
Corrió a contárselo a Ivanna. Ella mostró sorpresa. Su expresión era difícil de descifrar. Camila no supo interpretar si ella se alegraba o eso le molestaba.
La realidad era lo segundo. Ivana era una consentida, ella quería tenerlo todo, y cuando no lograba tener algo, simplemente se encargaba de que nadie más lo tuviera. Algo de lo que tampoco era consciente Camila, era de que para Massimo no existía otra mujer más que ella, Camila era la mujer de su vida. Pero en ese entonces era solo un adolescente, y tenía miedo de que el hecho de enamorarse de la hija de su padrino, lo metería en problemas. Es por ello, que cada vez que tenía un leve sentimiento por la chica, intentaba reprimirlo.
Días después, Camila llego de la escuela con Giovanni y encontró a Massimo y a Ivana besándose en el jardín que compartían ambas mansiones. Desde ese día la relación de ambos era pésima y ella cortó la relación con su amiga. Aunque su hermano habia intentando hablar con ella para ayudar a su amigo, era imposible, y finalmente decidió no entrometerse.
Camila recuerda que Massimo e Ivana fueron pareja durante un tiempo hasta que Massimo se fue a Estados Unidos a terminar sus estudios. Él la dejó sin explicación alguna, aunque por lo que se sabía, seguían viéndose de vez en cuando.
-¿En qué piensas preciosa? -La voz de Giovanni saca a la chica de sus pensamientos.
-Oh… Yo… No es nada…
-¿Acaso estás llorando? ¿Puedo saber por qué?
-No es nada… So… Solo extraño a mis amigos. ¿Crees que papá acepte que vengan a quedarse un tiempo con nosotros?
-Claro que lo hará. Eres su pequeño sol y también el mío. Cualquier cosa por ti pequeña. Solo… Recuerda que no deben saber acerca del negocio familiar.
-Lo sé Gio. Hablaré con papá sobre eso.
-¿Sobre qué quieres hablar? -La voz de su padre interrumpió.
-Oh, papá. Quería preguntarte si podría traer a mis amigos a pasar unos días aquí, en Italia con nosotros. Ocurre que los extraño demasiado.
-Claro que sí, princesa. Enviaremos el jet para que los busque mañana mismo si así lo quieres. -exclamo el hombre. -Pero recuerda las reglas.
-Grazie papá.
Camila abrazó a su padre y subió corriendo a su habitación a llamar a sus amigos.
Al pasar por la habitación de Massimo, la puerta estaba entreabierta, lo vio dormido y vio a Ivana acostada a su lado, abrazando su torso, sonriendo desafiante hacia ella.
Camila la ignoro y siguió su camino.
-¡Hola amiga! Creí que te habías olvidado de nosotros. - Mía y Nicolás saludaban sonrientes a Camila al otro lado de la pantalla.
-¡Chicos! Preparen sus maletas. Mañana mismo vendrán a Italia.
-¿Qué dices tonta? - pregunto Nicolás.
-Lo que oyen. Papá enviará su jet privado para traerlos mañana mismo a Italia y sin fecha de regreso. Los extraño y quiero enseñarles mi paraíso.
Los amigos sonrieron con los ojos brillantes.
-Pues… nos vemos mañana cariño. - respondió Mía.
Luego de hablar unas horas, cortaron la llamada y Camila se durmió con una sonrisa en su rostro.