Desde que la ví me obsesioné con ella. Era mía aunque no lo sabía y todo lo que quiero lo consigo.
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Capítulo 22
Me quedé pensando en mil maneras de que todo sucediera pero lo único que sabía es que toda ésta experiencia jamás la olvidaré.
No es así como cualquiera piensa que será su primera vez pero al menos se que él no me hará daño. Hubiese resultado demasiado fácil que tomara lo que quería desde el primer día sin tantas molestias pero no lo hizo así. Además se preocupó de que comprendiera que no iba a lastimarme y de que supiera lo que es el placer.
Pasaron unos minutos hasta que él volvió a la habitación pero en vez de entrar golpeó la puerta para llamar mi atención
-Liz necesito que cierres los ojos
La puerta se abrió y luego de un momento lo tuve frente a mi besándome
-¿Por qué debía cerrar los ojos?
-A su debido tiempo lo sabrás- acarició mi cabello y volvió a besarme despacio mientras acariciaba mi espalda
-Me pones nerviosa
-Tal como estos días que he jugado contigo me asegurare de que te relajes y lo disfrutes. Deja todo en mis manos
-Eso no me tranquiliza para nada. ¿Podrías apagar la luz?
-Puedes pedirlo pero no sucederá- sonrió
Hoy usaba algo diferente para cubrir su rostro y me preguntaba por qué, parecía un luchador.
Él me quitó la parte superior de mi pijama desabrochando cada botón y acariciando la piel que quedaba expuesta a su paso.
Tan solo eso ya enviaba descargas eléctricas por mi columna y mi cuerpo comenzaba a elevar su temperatura mientras mi respiración se aceleraba.
Puso mis manos que estaban apretadas agarrando la sábana en su espalda
-Quitala- pronunció y lo ví confundida así que tomó el extremo de su ropa y puso mi mano allí
No me había dado cuenta de que mis manos estaban temblando hasta ese momento cuando una tarea tan fácil se volvió tan complicada.
-Acariciame si quieres. Ahora es tu turno- desprendió mi último botón y me quitó esa prenda completamente
Mis ojos se cerraron con fuerza. Sabía que me estaba mirando y eso sólo me ponía más nerviosa. Quise cubrirme, agarrar las sábanas y taparme
-No. Puedes tocarme pero no taparte, no tiene sentido que lo hagas, igual te quitaré la ropa
Su cuerpo cubrió el mío y me permití tocar su espalda y sus hombros. Luego dirigí mi atención a delinear su tatuaje pero cuando tomó el pantalón de mi pijama con la intención de quitarlo toda la paz que estaba sintiendo me abandonó.
-Imagine qué harías algo así
Cuando lo ví negó con la cabeza y se rió. Mientras yo estaba colapsando él se lo pasaba en grande burlándose de mí. Fue hasta entonces que ató mis manos con una especie de esposas que me dejaban más movilidad pero aún así me mantenían inmovilizadas las manos
-Ahora si ¿En qué estábamos?- fingió pensar- ya me acordé, ésto hay que quitarlo
Fue muy de a poco bajandolo mientras miraba mi rostro que seguro estaba rojo y con una clara expresión de pánico. Demoró más de la cuenta sólo para ponerme más nerviosa
Ya me había visto en ropa interior pero teniendo mis ojos vendados no me sentía tan expuesta como ahora que veía la luz brillante en el techo de la habitación.
Cerré mis piernas por instinto o quizás reflejo pero no sé preocupó. Acarició desde mi tobillo a mi pelvis.
Senti un beso en mi tobillo y le pegué una patada que logró esquivar. Tengo demasiadas cosquillas en esa zona y aún más en los pies; si a eso le sumamos mis nervios mi cuerpo cobraba vida propia. Así fue como acabé con mis piernas sujetas y separadas
Al estar así me olvidé hasta de mis cosquillas y la luz. Solo pensé en quitarme todo esto pero así lo intentara no podría
Se paró al costado de la cama y aflojó su cinturón y se quitó el pantalón en lo que parecía cámara lenta, muy de película.
Se lo retiró y quedó con solo una prenda de color blanco que revelaba un gran bulto que se veía duro. Nunca había visto un hombre así jamás. Hasta sus piernas estaban marcadas y musculosas.
Vino encima de mí cuerpo y fue cuando sentí lo duro que estaba lo único que tenía cubierto.
Desprendió las tiras de mí sostén color azul y deslizó su lengua por dónde estaban éstas antes. El broche que aún mantenía ésta prenda estaba al frente y en un rápido movimiento fue abierto y de un tirón retirado.
-Perfectas- se lamió los labios y posteriormente llevó su boca a mis chicas
Las sentía más pesadas, con un leve dolor y endurecidas. Con una mano masajeaba una y con su boca de concentraba en la otra.
-¿Estarías más tranquila si te pongo la venda unos minutos?- preguntó deteniéndose para mirarme y con un movimiento de cabeza le indique que si. Al menos así olvidaba la luz brillante y que había alguien mirándome sin ningún tipo de restricción ni pudor
Levantó mis piernas y pasó su cuerpo entre ellas ya que tenerlas atadas no me permitía hacer lada.
Siguió chupando, mordiendo ligeramente y tocándome mientras apoyaba su dureza en mí.
Sentía mí pequeña prenda mojada y que el me presionará justo ahí me asustó porque seguro podría mojar su ropa y él darse cuenta de cómo estaba.
Con un fuerte tirón en la parte que se sostenía de mis caderas sentí que la había arrancado completamente y arrojado también.
Ahora estaba completamente desnuda y no había nada que pudiera hacer para taparme ni esconderme. No había secretos y mis miedos estaban más presentes que nunca
-No sabes cuántas veces te imaginé así
Creí que se quitaria la ropa y entraría en mí, acabaría todo y me quedaría sola en la cama pero no fue así.
Sentí que el bajaba su cuerpo dejando mí busto sin sus caricias y besos. Sus manos en mí cadera ejerciendo presión y su lengua trazando círculos en mí pelvis me provocó un jadeo de sorpresa y que temblara violentamente.
Escuché su risa y sentí sus dedos acariciandome lento y suave mientras su boca bajaba cada vez más
Sentí su lengua justo dónde sus dedos acariciaban y entre su aliento allí y su lengua caliente un gemido escapó de mis labios, a ese lo acompañaron varios..
Me sentí una pervertida de estar disfrutando algo tan asqueroso pero no podía evitar disfrutarlo.
Se detuvo y me besó en la boca nuevamente mientras me quitaba la venda de los ojos y comenzaba a tocarme por todos lados. De nuevo fue a meter su cabeza entre mis piernas pero ésta vez podía verlo.
Mientras combinaba caricias de su lengua y una succión que me enloquecía iba poco a poco introduciendo su dedo apenas.
Liberó mis piernas incorporándose y volvió a bajar allí. Cuando paró lo vi bajar su única prenda sin ningún tipo de vergüenza.
Besó mis labios, mí cuello, mí oreja mientras nuestros cuerpo se rozaban
Se acomodó en mí y comenzó a entrar despacio. Cuando el dolor venía el retrocedía y volvía a ingresar. Cuando me relaje se hundió en mí dejando nuestros cuerpos completamente unidos y provocando un dolor punzante en mí interior.
-Quitate, sal, duele, me lastimas- pedí desesperada
Empezaba a salir y volvía a ingresar, no hizo lo que le pedí. Comencé a disfrutar ese movimiento. Me sentía completa, llena, mojandome más a cada segundo que pasaba. Sus manos dejaban caricias en todo mí cuerpo su lengua jugaba en mí boca.
No podía ni pensar, el ocupaba todo. Comenzó a moverse rápido, fuerte y muy duro haciendo que mis ojos se pusieran en blanco. No escuchaba nada más y me sentía ansiosa. Liberó una mano y así me solté pero mis brazos estaban sin fuerza sobre mí cabeza.
Terminé y el aún siguió. Mis manos lo recorrían ahora y lo apretaban. Sus gruñidos eran fuertes y sus movimientos más salvajes y rudos hasta que terminó y cayó rendido sobre mí.
Salió y nos cubrió con la sábana