Latentis

Daphne solo observa como sus soldados se hacen a un lado dejándola pasar, en algunos rostros observa miedo como si vieran un fantasma.

—Ustedes que tienen acaso vieron al diablo —menciona Daphne

—señorita de dónde sacó ese animal—señala Ava

—Estaba herida así que la cure y para que se recupere la traje conmigo, no se preocupen no los va a lastimar—alza la voz para que los demás la escuchen

—No es por nada, pero ese no es un animal cualquiera es una bestia sagrada muy peligrosa—señala el capitán de los soldados

—En serio, vaya eso sí que no lo sabía, pero miren esta tan indefensa como sería peligrosa y miren al pequeño cachorrito —dice Daphne cargando al pequeño cachorro en sus brazos luego de acomodar bien a la madre

Al acercarse para que vean al cachorro los elfos dan un paso atrás temblando de miedo, algunos se esconden atrás de Ava y de Arthur porque son los únicos que no parecen temerle.

—Pero por qué le tienen tanto miedo solo es una cría—pregunta Daphne

—Por qué son devoradores de hombres—grita un soldado, ella hace un puchero

—Ustedes que no son soldados si la princesa dice que no es peligrosa no lo es, más bien apúrense a preparar todo, es hora de partir y llegar a la montaña antes de que anochezca —sentencia el capitán

—Alteza, si usted quiere puede quedarse con las bestias pero por favor vigile a las criaturas, ya que estos chicos son muy miedosos—pide el capitán

—No se preocupen prometo que la tigresa no les dará problemas—dice Daphne entrando al carruaje seguido de Arthur

Como la tigresa está acostada en una parte del sillón, Daphne y Arthur tendrán que compartir asiento codo a codo, el cachorro se acomoda en las piernas de Daphne ella por instinto comienza acariciarlo como si se tratara de un gato, recuerda que en su vida pasada le gustaban mucho los gatos aunque en esta vida no ha tenido la oportunidad de adoptar un gato quizás por eso siente la necesidad de cuidar a estas bestias sagradas que parecen tigres.

—Se ven adorables—sonríe Arthur, para él es raro ver criaturas así tan dóciles, porque en la frontera del sur siempre tiene que estar luchando con bestias salvajes, pero parece que estos tigres blancos no son tan peligrosos como piensan los soldados

—Sí, nomas mira este bebé hermoso—dice Daphne acariciando al pequeño cachorro

Al atardecer ya estaban llegando a la montaña empinada, un lugar que aunque parezca tenebroso y oscuro por su densidad y solo algunos pocos pueden quedarse una noche y sobrevivir no solo por la densidad sino por las diferentes bestias salvajes que hay, pero es el único lugar donde hay un portal que puede llevarte a cualquier reino.

Al solo llegar crearon. Un círculo de protección para que durante la noche las bestias salvajes no se acerquen, han pasado diez horas desde que empezaron a viajar hasta llegar a la montaña y algunos soldados aún están muy nerviosos porque con ellos viajan dos bestias aunque son sagradas no quita el hecho de que sean salvajes.

Cerca de los carruajes se prepararon las tiendas para poder dormir, Daphne al solo tocar el colchón quedó profundamente dormida.

Nada podía despertarla cayó como piedra que ni cuenta se dio cuando la pequeña bestia entró a la tienda y se acurrucó junto a ella, mientras que en la mente de Daphne se llevaba a cabo un sueño de su vida pasada.

SUEÑO

—Hermana vamos de fiesta hoy —pide la chica

—Umm no, es mejor descansar —propone Daphne

—Pero hermana nunca quieres salir conmigo de fiesta, desde que nuestros padres murieron siempre estás trabajando y nunca te diviertes—hace un puchero la hermana menor

—Sabes que siempre cuido de ti, además quién va a levantarse temprano para ir a supervisar los cultivos—responde Daphne

—Lo sé, pero debes de salir a divertirte— dice la hermana menor

—Después hoy estoy cansada—dice Daphne tapándose con la cobija

—Bien descansa, vuelvo más tarde—menciona la hermana dándole un beso a su hermana mayor

FIN DEL SUEÑO

En el pequeño colchón Daphne se movía de un lado a otro recibiendo la última noche de su vida pasada, de sus ojos bajan lágrimas de tristeza aunque está dormida y no sabe lo que está pasando afuera del campamento ya en la madrugada muchas bestias salvajes se acercaron a la barrera y comenzaron a hacer una reverencia hacia alguien que está en el campamento los soldados que estaban de guardia se asustaron al observar los ojos rojos que aprecian de la nada y al acercarse un poco a la barrera veían como las bestias hacían reverencia se marchaban, un soldado fue a llamar a Arthur y al capitán de los soldados.

—Esto nunca lo había visto en mi vida—menciona el capitán soñoliento y saliendo de su asombro

—A quién le harán la reverencia—dice Arthur, voltea a ver a todo el campamento dando al carruaje y la tienda donde descansa Daphne al observar mejor en la forma en que las bestias hacen la reverencia siendo dirigida a dónde está el carruaje y la tienda de Daphne

El capitán sigue la mirada de Arthur, esto lo toma por sorpresa, en el carruaje está la tigresa y su cría, será que… no eso no podría ser porque si ese fuera el caso estarían viajando con una bestia divina.

Antes de que los primeros rayos del sol comenzarán a salir, todos estaban desayunando, un rato más tarde comenzaron a seguir el sendero de piedras y árboles antiguos que forman el túnel para llegar al portal que está en medio del bosque.

Al llegar al portal los carruajes comenzaron a pasar, y cuando llegaron al otro lado del portal que vendría siendo en este caso el reino celestial fueron bombardeados por la luz divina que emana cada parte del reino, en ningún lugar del reino celestial verías oscuridad, el puente donde están parados se alza por las nubes conectando al palacio celestial, no muy lejos del puente están las ciudades que están construidas sobre las islas flotantes.