A veces no podemos sumergir tanto en una historia, en una persona, que se nos olvida por completo nuestro mundo y obligaciones.
Este es el caso de benjamin, un chico de 25 años obsesionado con la perfección. Adicción que lo llevara al límite de sus límites mentales.
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Cap 12
-no, no. Me niego rotundamente, si aceptas te dejo solo en esto Benjamín.
Mi hermano se levantó de la silla de forma decidida, yo tampoco quería saber nada de los hermanos Jason, pero el padre sabía tantos pecados de nosotros que si alguna vez, nos llega a delatar, la condena a muerte nos quedaría pequeña.
-padre... Esta vez…
No me dejo terminar, se levantó y coloco las manos sobre la mesa
-no es opcional. Ustedes tienen que ayudarme, ahora mismo podría ir a la comisaría y...
-pues vaya, intente salir de esta casa, a ver como le va, viejo estúpido
Hablo Thomas, con un tono decidido, en parte tenía razón, si sabíamos que nos iba a denunciar, un hoyo más en el patio no sería inconveniente, pero, por otra parte, no quería perder a mi abuela, ella nos había advertido mucho acerca de la seguridad del padre.
-a ver, a ver. Tomemos el asunto con más calma, vuelvan a tomar asiento
Los dos volvieron a sentarse en silencio, deje salir un largo y pesado suspiro, deslice mis dedos por la cien y hable
-¿Qué hizo para que sus sobrinos estén en la mira de los Jason?
-nada.
-¡por dios! Aparte de que quiere nuestra ayuda, viene y nos miente en la cara, ¿a ese tipo es al que planeas ayudar? Benjamín
-ese tipo es al que vamos a ayudar, Thomas.
-no, ¡no! Te lo dije, estás solo en esto.
Se levantó nuevamente de la silla con toda la intención de retirarse
-¿te recuerdo lo de esta madrugada?
Volvió a tomar asiento.
-padre, necesito que me diga la verdad, si no, por más que nos amenace, no lo podremos ayudar.
-Benjamín, ellos vieron a mis sobrinos una vez, solo una vez, ya los he visto en dos ocasiones merodeando la casa en la madrugada, me ha tocado sacar la vieja escopeta de mi padre
Me sobresalte un poco por la risa escandalosa que dejó salir Thomas al escuchar las palabras del padre, volvió agarrar su abdomen, ya que la risa le hacía doler el estómago, esta vez dos gruesas lágrimas salieron de sus ojos a causa de la carcajada que aún no podía controlar
Me quedé mirándolo, en silencio, con el ceño descompuesto
Su risa fue cesando poco a poco, y quiso decir algo, pero aún no lo abandonaba del todo la felicidad de la gracia de las palabras del padre.
Tomo una gran bocanada de aire y soltó de forma Sonora, ahora sí, hablo...
-usted de verdad cree que una escopeta y aparte vieja, va a acabar con esos dos engendros
-Thomas, cállate la puta boca, ya me tienes hasta la madre de tu imprudencia.
Thomas cerro el pico y clavo en mí sus ojos tan oscuros como la sangre espesa
El padre retomó la palabra
-como les comentaba, no sé que más hacer
En cuanto su boca sé cerro formando un gesto triste, caí en cuenta de una cosa, insignificante pero en este caso muy importante
-padre usted de donde saca ese cuento tan rebuscado si yo me acuerdo perfectamente que usted es huérfano desde los 12 años.
-¡oh! Si, si es cierto, Benjamín lo investigo, apenas yo sospeche de su rara presencia.
Mi hermano se levantó de forma eufórica y con una enorme sonrisa en el rostro me ofreció los 5 para chocar su mano, me negué con mala cara.
El padre se rascó la nuca y seco el sudor que ya empezaba a perlar su frente llena de arrugas por la edad
-chicos es una historia larga
Volvió a rascar su nuca, su vista estaba clavada en las manos nerviosas que entrelazan los dedos, una y otra vez, sin parar
-tenemos toda la mañana
Hablo Tomás, volvió a tomar asiento y se cruzó de brazos esperando la larga historia del padre.
-no son mis sobrinos, son mis hijos.
Mi boca casi cae al piso al escuchar la confección del padre y Thomas salto como todo un loco, dándole gracias a los cielos por darle la razón
-eres un degenerado, lo sabía ¡lo sabia!