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Redención Nuestra

Redención Nuestra

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Oficina / Malentendidos / Romance de oficina / Mujer despreciada
Popularitas:384
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Rose estaba decepcionada del sentimiento llamado amor y por mucho tiempo no creyó en el ni lo buscó hasta que se involucró con él.

Silvain James es un hombre de una familia rica y poderosa pero que tenía más suciedad que el desagüe de la ciudad. Tampoco creía en el amor hasta que se involucró con ella.

Ambos terminaron casándose bajo las condiciones y amenazas del abuelo de Silvain. Juntos tienen que lidiar con la familia James y sus intrigas por la herencia de la compañía y riqueza que dejaba en vida el patriarca de la familia.

Entre sus días de casados y evitando los esquemas de esas personas, surge un secreto que podría causar grandes controversias y el fin del amor entre Rose y Silvain.

NovelToon tiene autorización de Koh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 13

Rose recibió el cuidado de Silvain mientras permanecía en el hospital. Él estaba en su habitación todos los días, todo el día, las únicas veces que se marchaba era para ducharse, porque incluso su trabajo lo hacía desde su habitación, incluso las juntas eran en línea. Lo más sorprendente es que se quedaba a dormir, en ese sofá pequeño, donde su cuerpo casi no cabía.

Rose no sabía que pensar. Claramente no era su obligación cuidarla, había enfermeras, pero él estaba ahí, cerca de ella, procurándola, atendiéndola con extrema paciencia. Ella no era de piedra, por supuesto que se conmovería. El hombre arrogante y soberbio de Silvain, estaba dispuesto a sufrir al cuidarla en el hospital y bajó su resistencia.

Cuando él se acercó para ayudarle a tomar agua, ella lo abrazó del cuello, aspirando su aroma a agave, sintiendo su mandíbula recién afeitada hacerle cosquillas. Si ya le gustaba, ahora sentía aprecio y también estaba tentada.

-Gracias Silvain. Eres tan amable.

-Eres mi esposa – él la abrazó de regreso con suavidad, sabía que aún estaba delicada y no quería lastimarla. Apoyó su mandíbula en el hombro de ella y acarició su espalda con suavidad – Es lo que debo hacer… y también quiero hacerlo.

Rose sonrió y cuando se miraron a los ojos, no pudo evitar sentir que su corazón saltara ansioso. No se había sentido así, desde hacía tanto tiempo. Silvain lograba que ella se arriesgara a mostrar su corazón.

Ante esa mirada intensa, pronto él se acercó y rozó sus labios con delicadeza, como pidiendo permiso. Era extraño cuando él mismo había saqueado su boca sin permiso y sin contemplaciones, pero se sintió halagada de que ahora la tratara con cuidado. Ella misma besó a Silvain y no tardó para que le beso se profundizara, sin embargo no la devoró, solo acarició sus labios suavemente.

Aunque el beso fue lento y encantador, aun le quitó el aire, dejando sus ojos nublados, sintiendo que el agarre de los brazos de Silvain se volviera más firme. Pudo ver cómo las pupilas del hombre se dilataban, haciendo que su cuerpo ansiara más caricias de él. Sin embargo, él no continuó, sino que solo besó su frente.

-Aun estás delicada – Rose sonrió ante sus palabras y sintió el calor inundar su pecho. Cerró los ojos disfrutando del abrazo de él – Esperaré pacientemente a que te mejores.

-¿Podrás aguantar? – Rose lo miró y mordió su barbilla, sintiendo cómo él se tensaba.

-No provoques.

Silvain tomó la barbilla delgada de la mujer y mordisqueó sus labios, incluso los chupó y luego con todas las fuerzas del mundo, la acomodó en la camilla, intentando ocultar su erección dolorosa. Sin embargo, su trabajo fue infructuoso, porque ella lo notó y soltó una risilla.

-Cariño, ¿quieres que te ayude?

Silvain estaba tentado, pero viéndola aun delgada y pálida, sus ideas se esfumaron. Habría tiempo de recuperar los días sin sexo, por el momento ella necesitaba recuperarse adecuadamente.

-No, estaré bien, tú necesitas descansar.

-Está bien.

A pesar de su obediencia, aun se podía ver la sonrisa burlona de ella y Silvain se sintió impotente. Por primera vez, ella lo llevaba al baile, pero no se sintió molesto, solo un poco complacido. Viéndola interactuar con él sin discutir y con la proactividad de besarlo, sentía que ambos se habían acercado aunque sea un poco.

***

Mientras Silvain y Rose calentaban la relación de ambos, Julia estaba sufriendo en la celda de la cárcel.

Aun cuando las pruebas estaban ante sus ojos, no admitió tal crimen, que la mataran antes de admitir sus fechorías. A pesar de llamar al abogado y a su padre, aún permanecía encerrada en los separos, en donde había gente de mala muerte. No sabía si lo habían hecho a propósito, pero estaba en cerrada en la misma celda que una mujer que parecía demasiado masculina. Se sentaba con las piernas abiertas y vestía ropas masculinas; un pantalón de mezclilla de varón y una camisa de flores bien horrenda, al parecer de Julia, y justamente esa mujer la miraba con intensidad, dejándola con los pelos de punta.

Se había quedado en la esquina, justo a un lado de la reja de salida, si esa mujer se le acercaba, no escatimaría en gritar.

-Oye güerita – habló la mujer, dejando tensa a Julia – Te estoy hablando, eres la única otra mujer en esta celda.

Julia tragó con nerviosismo, aun aferrada a los barrotes de la reja y miró de reojo a la mujer, quien permanecía sentada.

-¿Qué quieres?

Julia intentó que su voz sonara arrogante como siempre, pero le tembló al final y se sintió humillada. Entonces para su horror, vio a esa mujer levantarse. Se asustó cuando notó que la estatura de esa mujer era diez centímetros más alta que ella, casi como un hombre. Si no fuera porque podía ver que tenía senos, pensaría que era un hombre, pero no. Sintió su corazón latir, retumbando en sus tímpanos cuando esa mujer se acercó lentamente a ella. Quería acurrucarse aún más en los barrotes si pudiese, pero ya no podía. Su cuerpo se estremeció de miedo cuando esa mujer tomó un mechón de su cabello y lo acarició. Sintió ganas de llorar cuando sintió el aliento de la mujer en su oído, susurrándole cosas desagradables.

En ese instante quería gritar por ayuda, cuando hubo un ruido en el lugar. La policía se había acercado y por primera vez, Julia sintió alivio de que la policía estuviera presente. En cuanto abrieron la reja, casi salió disparada, pero fue detenida por la mujer policía, le esposaron de nuevo las manos, dejando a Julia confundida, porque creyó que la habían liberado, pero llegó a la sala de interrogatorio para encontrarse con su abogado.

-¿Dónde está mi padre?

-Por el momento no puede entrar pero le dejó un mensaje.

Julia se sentó y asintió. El abogado se acercó a su oído y le susurró, dejando a Julia consternada y furiosa. Masculló con ira, el nombre de Silvain como si fuese una maldición.

...****************...

Gracias por leer, no olviden apoyar la historia con sus pulgares y votos.

Besos.

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