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Héroes: Parte Dos

Héroes: Parte Dos

Status: En proceso
Genre:Acción / Comedia / Aventura / Sci-Fi / Héroes / Villano
Popularitas:658
Nilai: 5
nombre de autor: Juan Pablo Saavedra

Tres años después de la tercera guerra heroica, el mundo ha cambiado demasiado, pero a pesar del cambio, dos personas crearon algo que va a ocasionar la mayor batalla de la historia. Los chicos cambiaron físicamente y mental mente, ahora ellos van a enfrentar una pelea seria.

NovelToon tiene autorización de Juan Pablo Saavedra para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La ira del jefe

De vuelta con Niki y la primera Figueroa.

Las dos se pusieron de pie, tambaleándose. Se miraron fijamente, con el pecho subiendo y bajando de forma irregular, tratando de recuperar el aliento. Sus corazones latían con una intensidad dolorosa, como si en cualquier momento fueran a estallar. Niki, con la mirada nublada por el cansancio y el dolor, observó a la primera Figueroa y comenzó a llorar.

—Sara, yo… Quiero que entiendas que no quiero volver a ver ese infierno —su voz temblaba, y la sangre se deslizaba por la comisura de sus labios—. Ese destructor es demasiado fuerte, y tú lo sabes. ¿Acaso olvidaste cómo mató a Junior, Ome, Karoth, Daniela y a todos nuestros seres queridos? Eso es lo que me mantiene aferrada a evitar que el multiverso nazca.

La primera Figueroa bajó la cabeza por un momento, sintiendo el peso de esas palabras. Luego, con determinación, respondió:

—Lo sé, Nicole, pero debemos confiar en los nuevos de este mundo. Yo les tengo fe. Dejemos que el multiverso nazca.

—No lo creo…

—¿Acaso no las viste pelear?

—Sí, pero no saben usar el cien por ciento de su poder.

—¿Y tú les enseñaste a alcanzarlo?

—Sí…

—Entonces, ¿no crees que cuando se vayan de aquí entrenarán para dominarlo completamente?

Niki dudó, su mente atrapada en el miedo y la incertidumbre. Su respiración se aceleró mientras intentaba encontrar una razón para seguir negándose.

—Ellas saben que cuando el multiverso se cree, el destructor aparecerá. Nosotras, en aquella época, no sabíamos cómo alcanzar el cien por ciento. Tal vez, si lo hubiéramos logrado, podríamos haberlo derrotado —le decía la primera Figueroa, mientras trataba de recuperar el aliento.

—Tú sabes que no… —le contesto Niki, tratando de convencer a la primera Figueroa de detenerse.

—Pero habría habido más posibilidades —insistió la primera Figueroa—. Ya entiéndelo: la nueva era podrá vencer al destructor.

Niki guardó silencio. Por primera vez, la duda se coló entre sus pensamientos. Finalmente, exhaló y dijo en voz baja:

—Sara… Prométeme que no volverá a ocurrir lo mismo de hace mil millones de años.

La primera Figueroa le sonrió con determinación.

—Te lo prometo. No volverá a pasar.

Niki cerró los ojos y asintió. Se puso en posición de combate y le indicó a la primera Figueroa que se protegiera a su lado.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó la primera Figueroa con preocupación.

—Voy a renunciar.

La primera Figueroa se posicionó detrás de Niki, quien comenzó a concentrarse. Su cuerpo se rodeó de corrientes de aire cada vez más violentas. El dolor era insoportable, la presión en su corazón era como si miles de espinas se clavasen en su pecho. La sangre manchaba sus labios, pero ella ignoró el sufrimiento y siguió adelante. Con un grito feroz, liberó una onda expansiva de aire que arrasó con todo el pasillo.

El impacto fue devastador. Explosiones de tierra sacudieron el edificio de los Xtreme Tiempos, reduciéndolo a escombros. Desde el exterior, Nicole y Figueroa vieron con asombro la destrucción que se desataba dentro del edificio. En ese mismo instante, el jefe sintió el temblor y su expresión se torció en furia.

Cuando el polvo se asentó, Niki cayó de rodillas, vomitando más sangre. La primera Figueroa corrió hacia ella y la sujetó con cuidado.

—¡Nicole! ¿Estás bien? —preguntó la primera Figueroa con preocupación.

Niki, con un esfuerzo sobrehumano, alzó la cabeza y esbozó una sonrisa cansada.

—Sí… Ahora vamos a detener al jefe.

Las dos avanzaron con determinación mientras Nicole y Figueroa mantenían la vista fija en el jefe, quien irradiaba una furia palpable. Sus pasos retumbaban con cada movimiento, y la oscuridad a su alrededor parecía reaccionar a su enojo. Sin embargo, antes de que pudiera acercarse más, Niki y la primera Figueroa aparecieron, interponiéndose en su camino.

—Niki… quiero una explicación —exigía el jefe con una voz cargada de ira.

—Ya no quiero seguir cometiendo errores. Es hora de hacer lo correcto —respondió ella con firmeza.

La primera Figueroa esbozó una sonrisa de satisfacción, celebrando en silencio la decisión de su aliada.

—Nicole, ¿me vas a traicionar? ¡YO TE SALVÉ LA VIDA! ¡TE ACOGÍ!

—SÍ, LO HARÉ. Porque tengo fe en que esta vez el reinicio no sucederá.

El jefe soltó una carcajada oscura, con un tono burlón y amenazante.

—¡JAJAJA! ¡No me hagas reír! ¡Sabes cómo es el Destructor! Mata sin piedad, sin importarle nada. ¿Realmente quieres revivir la pesadilla de hace mil millones de años? ¿Quieres que ocurra otra guerra multiversal?

El silencio de Niki fue momentáneo, pero su retroceso evidenciaba la duda en su mente.

—Que venga esa guerra si es necesario —intervino Nicole, adelantándose y encarando al jefe con decisión—. Nosotras y nuestros amigos enfrentaremos al Destructor sin miedo. Somos héroes y lo venceremos.

—Nicole tiene razón —agregó Figueroa, poniéndose a su lado—. Y lo vamos a hacer. Prepárate, porque ahora te enfrentas a cuatro mujeres dispuestas a todo.

Las cuatro adoptaron posiciones de combate, listas para lo que venía. Pero el jefe no se movió; en cambio, sonrió de manera perturbadora.

—Bien… entonces tendré que matarlas. Después contactaré al reinicio para conseguir más hombres y gerentes leales. No será un problema.

—No nos asustas —dijo Nicole con firmeza.

—Deberían estar aterradas —respondió él, dejando que su poder creciera hasta formar una gigantesca aura de sombras que cubrió el cielo—. Ninguna de ustedes entiende lo que realmente significa mi poder. ¿Verdad, Niki? ¿Acaso no recuerdas la última vez que lo usé al máximo?

Niki mantuvo su posición en silencio, pero no pudo evitar estremecerse al recordar aquel momento. El jefe comenzó a elevarse en el aire, su energía crepitando como rayos oscuros.

—Yo soy el ser más fuerte de este universo, y si existiera el multiverso, sería el más poderoso de todos. ¡Soy un Dios!

Nicole entrecerró los ojos y, con una mueca desafiante, escupió sangre al suelo antes de responder:

—No eres más que un malparido con delirios de grandeza. Un pobre iluso que se cree invencible solo porque tiene fuerza bruta. No nos das miedo. Para nosotras, no eres un dios… ¡Solo un imbécil que depende demasiado de su poder!

El rostro del jefe se tensó, y su aura oscura comenzó a relampaguear con destellos rojos.

—¡JAJAJAJA! ¡Soy el único Dios aquí! ¡Nada cambiará eso!

—Parece que no estás actualizado —dijo Nicole con una sonrisa sarcástica—. Eres todo un idiota.

Desde la distancia, Niki observó la escena, impresionada por la valentía de Nicole y Figueroa. Apretó los puños y tomó aire. Era el momento de terminar con esto de una vez por todas.

—Ha llegado la hora de acabar con ustedes —gruñó el jefe, extendiendo sus manos mientras una tormenta de sombras y rayos rojos cubría el cielo.

El jefe se lanzó a toda velocidad, con la intención de aplastar a Nicole y Figueroa con una mano gigante. Sin embargo, Niki y la primera Figueroa reaccionaron a tiempo y lograron apartarlas del camino. Las cuatro retrocedieron rápidamente, evaluando la situación mientras el jefe las observaba con furia.

—Sigue siendo igual de rápido —comentó Nicole, sin apartar la vista del enemigo.

—Sí, pero tenemos que pelear a pesar de estar lesionadas —respondió Figueroa, presionando su brazo herido.

—Hay que esperar el momento adecuado para atacar —señaló Nicole con determinación.

—¿De qué hablas? —preguntó la primera Figueroa.

—Ese tipo baja la guardia cuando se confía y también por unos segundos después de atacar. Es poco tiempo, pero suficiente para nosotras.

El jefe se abalanzó contra Niki y la primera Figueroa, desatando una feroz pelea cuerpo a cuerpo. A pesar de estar al límite, las dos lograban esquivar la mayoría de los ataques, aunque no podían usar todo su poder. Consiguieron asestar algunos golpes, pero parecían no hacerle daño alguno. En un intento de ataque, el jefe estuvo a punto de cortar a Niki, pero la primera Figueroa reaccionó con rapidez y le propinó una fuerte patada en el estómago, alejándolo de ella. No obstante, el golpe no le causó ningún daño real, y el jefe contraatacó de inmediato. Fue entonces cuando Nicole y Figueroa se coordinaron y le dieron un potente golpe en la cabeza, enviándolo contra varias paredes.

El jefe emergió de los escombros, caminando con furia. Las chicas notaron algo sorprendente: un delgado hilo de sangre se deslizaba por la comisura de sus labios.

—¿Sangró? —exclamó Niki.

—Sí, y no es la primera vez —dijo Nicole con una leve sonrisa—. Yo logré hacerlo sangrar antes.

—¿Cómo lo hiciste? —preguntó la primera Figueroa.

—Como dije antes, baja la guardia cuando se confía y por un instante tras atacar. Usé mi técnica más fuerte en ese preciso momento.

—Entonces tenemos un plan —dijo Figueroa, incorporándose con dificultad mientras la sangre goteaba de su brazo herido.

—No te esfuerces demasiado, Sara —le advirtió Nicole.

—Estoy bien. Escuchen, somos cuatro contra uno. Cuando ataque a alguna de nosotras, las demás lo golpearemos. Debemos ser precavidas, pero si lo hacemos bien, podemos ganar. ¿Están listas?

Las demás asintieron con determinación.

Niki y la primera Figueroa activaron su cien por ciento de poder, a pesar de estar al límite.

—No importa cuán agotadas estemos. Vamos a derrotarlo —afirmó Niki.

La batalla se reanudó con furia. La primera Figueroa y Niki distrajeron al jefe, esquivando y bloqueando sus ataques a duras penas. Cada golpe recibido las debilitaba más, pero su determinación no flaqueaba. En el momento exacto en que el jefe bajó la guardia, Nicole lanzó un ataque devastador, seguido de un golpe certero de Figueroa que lo envió volando. Esta vez, el jefe escupió un chorro de sangre, su cuerpo mostrando signos claros de daño.

—Estamos logrando hacerlo sangrar de verdad —dijo Niki con una sonrisa entre jadeos.

Aprovechando el momento, Figueroa y la primera Figueroa se lanzaron al ataque con una combinación de golpes y patadas. Finalmente, la primera Figueroa se elevó en el aire y descargó un poderoso puñetazo en el estómago del jefe, haciéndolo vomitar sangre.

El jefe, tambaleándose, apartó a las chicas de un golpe y se levantó con una expresión de locura en el rostro.

—¡Ustedes no entienden nada! ¡Yo soy el jefe de los Xtreme Tiempos! ¡Soy el más fuerte de todos!

Las chicas, aunque agotadas, no mostraron temor. Se prepararon para la siguiente fase de la batalla, sabiendo que el enfrentamiento aún no había terminado.

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