Kael Walton no fue criado, fue forjado, desde niño conoció más el frío del abandono que el calor de una familia. A los quince años quedó huérfano, y su refugio fueron las calles, los trabajos mal pagados, y los silencios largos que solo entienden los que han sobrevivido más de lo que han vivido.
El ejército le dio estructura, disciplina, y una nueva identidad: soldado, protector, fantasma. A los 25 años, pensó que había encontrado la única guerra que valía la pena luchar: el amor. Pero la felicidad duró poco. Su esposa fue asesinada por un mafioso al que todos temían, excepto Kael. Desde entonces, el amor quedó enterrado junto a ella.
Años después, en medio de una misión de venganza donde logran su cometido, cuando al fin reina la paz para el solo era el inicio de un caos y encanto, llamado Nadia Drake.
Podrá Nidia Alojarse en el corazón de Kael?
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Capitulo 21
... EL TEMOR DE QUE EL PASADO SE REPITA...
En un lujoso hotel del centro de Berlín, Luca sostenía una copa de vino tinto mientras observaba en el monitor las imágenes captadas por un dron.
—Ya te alcanzó el miedo, Walton — susurró con una sonrisa torcida —. Ahora solo falta que cometas un error.
Su asistente, un joven pálido y nervioso, se acercó.
—Se confirma que Kael está investigando tus movimientos.
—Perfecto, que siga así. Cuanto más crea que tiene el control… más cerca estará de perderlo.
El asistente vaciló.
—¿Y la chica?
—Aún no, quiero que él la vea caer primero.
...****************...
Esa noche, Kael armó una bolsa de armas, dispositivos de rastreo y una laptop con acceso encriptado, entró al dormitorio donde Nadia leía un libro, con expresión más tranquila de lo que en realidad sentía.
—¿Vamos a salir? — preguntó ella.
—Si, solo por uno o dos días, para dar tiempo a dar con sus movimientos.
—¿Y si él nos sigue?
—Que lo intente.
—Kael… — Nadia se acercó y le tocó el brazo—. ¿Qué vas a hacer si Luca cruza la línea?
—Lo voy a detener.
—¿Y si eso te destruye?
Él la miró, el ambiente se tornó con una tensión, pero también una ternura reprimida.
—Estoy más preocupado por no estar ahí si te pasa algo.
Ella asintió, luego, se le acercó, muy cerca.
—Tú y yo tenemos una deuda pendiente — susurró —. No me dejes con un corazón a medio camino.
Kael tragó saliva, todo su ser, su alma… gritaba que ya no podía detener todo ese amor que tenía para su amada Nadia.
Y, por primera vez, en lugar de huir, alargó la mano y rozó su mejilla y con la otra la paso por la pequeña cintura de Nadia, la atrajo hacia él y la beso, con pasión, pero también con el miedo a perderla, Aun así, ahora sabía algo con certeza:
Si Luca quería hacerle daño a Nadia, tendría que pasar sobre su cadáver.
...****************...
La noche había caído sobre Berlín como un velo espeso. Afuera, el cielo apenas dejaba ver las estrellas, como si incluso ellas hubieran decidido esconderse.
Kael le costaba demasiado conciliar el sueño. Mientras caminaba de un lado a otro dentro de la pequeña pero acogedora casa de campo que era de Ethan.
Los ventanales daban a un bosque silencioso y oscuro. Dentro, el reloj marcaba las tres de la madrugada, pero su mente seguía girando a mil por hora.
Nadia dormía en la habitación contigua o al menos eso pensaba él.
Encendió el portátil con un acceso restringido, usó un canal militar que solo los ex-agentes de operaciones negras conocían, lo había conservado en secreto, incluso para Ethan.
Y activó el protocolo que juró no volver a usar jamás.
—Código Black Fox — murmuró —. Activar rastreo internacional, nombre objetivo: Luca Santorini o Luca Sotelo. Alias conocidos: ninguno. Clasificación: amenaza tipo B.
El sistema respondió con una sola palabra.
Confirmado.
Horas después, Kael había salido sin decir palabra, se despidió de Nadia con un beso en la frente y una mentira piadosa.
—Solo voy a reforzar los sistemas de seguridad, vuelvo en un par de horas.
Ella le creyó o quiso creerle.
Lo que en realidad hizo fue ir al subterráneo de un viejo edificio en Kreuzberg, donde lo esperaba un viejo conocido: Jack.
Un hombre fornido, con barba gris y un aire de exmilitar reconvertido en hacker, un fantasma sin patria.
—Pensé que habías muerto en Afganistán —dijo Jack, al verlo entrar.
—Y yo que te habías retirado.
—Lo intenté, pero el infierno paga mejor.
Kael dejó una carpeta sobre la mesa.
—Necesito todo lo que tengas de este hombre, familia, movimientos financieros, relaciones internacionales, identidades falsas, lo quiero desnudo y sin coartadas.
Jack hojeó la carpeta con una ceja levantada.
—¿Quién es?
—El hijo de un demonio y ahora quiere terminar lo que su padrino empezó.
Jack asintió. Su tono se volvió más serio.
—¿Y tú? ¿Estás preparado para volver al pasado?
Kael no respondió.
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Horas de la madrugada
—No puedes seguir así, Kael.
La voz de Nadia lo sacó de sus pensamientos, ella estaba de pie en la puerta del despacho, con el cabello alborotado y los ojos hinchados por el sueño, llevaba una camiseta suya, que le quedaba enorme, y los pies descalzos.
—¿Qué haces despierta? — dijo él, cerrando la laptop rápidamente.
—Tú no has dormido, no has comido, apenas hablas. Te estás desmoronando por dentro, y no me dejas ayudar.
—Estoy bien.
—¡No! No estás bien, Kael. Estás preparando algo, lo siento, estás… volviendo a ser el hombre que juraste dejar atrás.
Él se quedó quieto, no negaba, no afirmaba. Solo la miraba con esa expresión hermética que la volvía loca.
—Dime qué estás haciendo.
Kael se acercó y tomó su rostro entre las manos. Su voz era apenas un susurro.
—Estoy asegurándome de que no te pase nada, mi muñeca.
—Pero si te pierdo en el proceso, ¿de qué sirve?
—Prefiero perder mi alma a perderte a ti.
Nadia cerró los ojos, respiró hondo.
—¿Tanto miedo tienes?
—Tengo todos los miedos posibles y no pienso permitir que el pasado se repita.
— El pasado no se va a repetir Kael — dijo Nadia en susurro — porque yo también peleare con uñas, dientes, con todo lo necesario, me crees verdad.
— Claro que te creo mi muñeca, la verdad si tengo miedo, y demasiado, el solo imaginar que te puede llegar a pasar algo te juro no lo soportaría.
— No me va a pasar nada, somos nosotros dos contra cualquier mal nacido que quiera hacernos daño.
— Kael, amor...
— Repítelo — dijo Kael mientras tomaba a Nadia con una fuerza tierna.
— Amor.
— Gracias mi muñeca.
—Gracias por qué?
— Por amarme, gracias por tenerme paciencia, y por enseñarme que aún tengo posibilidades de amar.
Ambos se quedaron en silencio y se dieron un beso que poco a poco los dejaba sin aire, y esperanza de que todo saldrá bien.
que decepción
así me gusta que no tengan tantos capitulos 💯