Un mundo de magia donde cinco alumnas tendrán el honor de aprender del brujo más poder de todos los tiempos.
Pero no todo será dulce... el destino del mundo dependerá de ellas.
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Hija de brujos
La clase había terminado. Habían quedado muy cansadas pero también muy satisfechas por los resultados.
Edith y luz se acompañaron a casa pues vivían muy cerca. Ambas chicas pertenecían a familias socialmente bien acomodadas, pero había una gran diferencia… Luz era muy sobreprotegida, mientras que Edith era sumamente exigida.
—¡Que bonita es tu casa!—Exclamó Luz al llegar a las faldas del gran terreno.
—Si, es muy grande, pero somos tantos que ni se siente así.—Respondió entre risas.
Edith tenía la intención de mantener a su familia alejada pues ya los conocía, sabía que carecían de habilidades sociales y que podrían hacerla quedar mal con sus pocos amigos. Ella se había vuelto apática debido a que su familia era muy estricta con sus amistades, no la dejaban convivir con cualquier persona.
Luz y Edith se habían acompañado varias veces a casa pero en ninguna pudieron conocer a sus respectivas familias, simplemente se dejaban en la puerta y se despedían.
En esta ocasión fue diferente ya que la familia de Edith estaba fuera, como si la estuvieran esperando. Pudieron ver a su amiga y de inmediato se acercaron.
—Hola hermana, ¿Nos presentas a tu amiga?
Edith se puso muy nerviosa. Era de la pocas veces que había sentido un vínculo con un grupo de amigas que realmente quería conservar, tenía miedo que su familia interviniera y se alejaran de ella.
—Mucho gusto, me llamo Luz.—Respondió ella muy cortésmente.—Somos amigas de la escuela de Gold Huay.
—Eso quiere decir que sientes atracción por la magia.—Interrumpió la mamá de Edith al acercarse, una mujer muy alta e imponente.—Puedo ver que tu aura es muy sana, pero eres muy tímida.
La jóven bruja se sintió intimidada por la forma en que la señora la miraba. Había clavado sus ojos directamente y la observó en repetidas ocasiones de arriba a abajo, hasta que Luz comenzó a sentirse mareada y Edith intervino.
—Si, ella al igual que yo estaba llevando un entrenamiento especial.—Se colocó en medio para evitar que la mirada de su ,daré siguiera afectando a su amiga.—Un curso que solo las elegidas y con un gran potencial pueden llevar.
—Qué cosas tan interesantes ha sacado el instituto últimamente.—Dijo la señora con un tono burlón.—Deben estar desesperados por aumentar el prestigio.
—Si tú eres de las talentosas, no me imagino como deben ser las que tienen poco talento.—Su hermano tomó la palabra para burlarse.—Eres una deshonra para la magia y ese instituto también.
Edith apretó los puños para soportar el coraje que sentía mientras que Luz se mostró desconcertada, entendía que esas personas no eran tan amables como para tener una conversación constructiva.
—Queríamos que Edith estudiara en el mismo instituto que nosotros.—Ahora fue el turno del padre para intervenir en la conversación. Un hombre igual de alto, cabello corto y lentes obscuros tapando sus ojos.—Pero ella se aferró a ese instituto, quizá no se sentía tan talentosa para entrar en “Pure Magic” la mejor escuela de magia.
El instituto recién mencionado era uno de los más antiguos en el mundo. Su nivel era excelente, y tenía una diferencia sobre el Gold Huay, aquí solo aceptaban a personas con suficiente dinero o de familias prestigiosas, no cualquiera podía entrar.
Debido a eso, se empezó a creer que tenía un prestigio más grande que cualquiera y hacían de menos a todos los demás institutos por el hecho de aceptar a cualquier persona. Ellos comenzaron a ver las artes místicas como negocio y no como talento.
Edith no compartía esa opción, ella creía que en el Pure Magic iban personas que no tenían que gastar su dinero, algo como un club para pasar el tiempo, pensaba que el verdadero talento debía ser explotado con pasión y no con dinero. Ese pensar la llevó a discutir con sus padres muchas veces, pero ella se mantuvo firme en su decisión,
—Espero que un día se de cuenta de su error.—Dijo su padre riendo.—Recapacitara y querrá entrar ahí, le daremos la oportunidad después de un castigo.—Volvió a reír.—Después de todo, ¿Para qué está la familia?
—Hablando de familias.—Interrumpió la madre de Edith.—¿Vives por aquí?, ¿Cuál es tu familia?
—Mi familia son los Villa, vivimos un poco más arriba.
—Creo que he escuchado de ellos.—Respondió su padre interesado.—Me pregunto qué los llevó a dejarte entrar ahí, seguro una rebeldía como la de mi hija.—Su risa era muy fuerte y demasiado molesta, agregando sus palabras que solo eran para menospreciar a las personas.—Hazme caso chica, en ese instituto no aprenderás nada de magia auténtica. Si quieres puedes decirle a tus padres que les puedo ayudar a meterte en el Pure Magic.
—Muchas gracias señor, de verdad estoy muy contenta ahí y mis padres están bien.
—¿Contentos? Deben ser muy raros
—¡Ya basta!—interrumpió Edith muy molesta.—Nosotras estamos en el mejor instituto, tenemos al mejor maestro y seremos las mejores brujas.
—No hay ningún maestro de prestigio ahí.—Interrumpió su madre con un tono prepotente.—Ni siquiera esa Steysi que se pavonea como directora, es una burlar.
—Ahi está el mejor maestro y hechicero de todos.—Continúo Edhit muy apasionada.—Ajaw, el brujo más poderoso, y nosotras somos sus discípulas principales.
El suspenso y el silencio se apoderaron de los rostros de la familia de Edhit. Pensaron que era broma pero notaron que hablaba muy enserio, no había razón para dudar de sus palabras.
—Deben estar desesperados en verdad.—Dijo el padre con un tono seco.—Llevar a ese loco a la escuela es una tontería.
—El maestro Ajaw no es ningún loco.—Intervino Luz un poco agitada.—Es el héroe que salvó la magia, además es una gran persona.
Los padres de Edith la miraron muy sorprendidos, la noticia les había dejado sin más palabras.
El hermano de Edith comenzó a sentir envidia de su hermana y se dirigió a ella muy molesto.
—Te voy a desmontar la diferencia entre colegios y brujos que somos.—Se acercó a ella con plan amenazante.—Te reto a un duelo.
Sus padres intentaron detenerlo pues también para él aplicaba el no usar magia fuera de su escuela, pero no pudieron hacer mucho. El jóven invocó una nube en el cielo, era de color negro, claramente había afectado el clima de aquel día soleado. Era algo inusual ver una sola nube moviéndose en esa dirección. La manipuló lo suficientemente cerca y una vez a su alcance, sacó un rayo de ahí para lanzarlo a su hermana, era una técnica devastadora.
Edith no se dejó intimidar y lanzó un hechizo de defensa, uno muy poderoso, lo hizo diciendo “defender” con esto invocó un símbolo cristalino justo enfrente de ella, ese símbolo controló el rayo y lo lanzó de regreso. Fue una gran velocidad, primero rompió la nube y después hizo contacto con su hermano a quien mandó a volar inmediatamente. La batalla se había decidido.
—¿Qué has hecho? —Cuestionó su madre al ver el daño.
—Yo solo me defendí y le callé la boca.—Dijo muy orgullosa mientras sus ojos cambiaron a color rojo.—Le he demostrado quién es la bruja más poderosa de la familia.
—Deja de decir tonterías.—Interrumpió su padre.—Entra a la casa antes que los guardianes vengan por ustedes. No debían usar magia y lo saben.
Edith se calmó al escuchar eso. Sus ojos regresaron a la normalidad y no dijo nada más. Tenía miedo de ser expulsada así que entró a su casa. Se despidió de Luz sin decir más.
—Voy a realizar unas llamadas,—Continúo su padre aún preocupado.—Voy a solucionar esto.—Miró a Luz.—Es mejor que te vayas para que no te culpen también.
La jóven bruja aún seguía pasmada pero se movió de ahí, no quería involucrarse en problemas y deseaba que su amiga tampoco los tuviera.