El Beso Que Me Enloqueció

Tenía miedo de hacerle daño a su esposa que tenía cierta curiosidad por hacer lo que se supone que tenía que hacer esa noche.

Pensar si daba o no el primer paso hacia ella o no, si le molestaría, al final no sé ánimo para cuando quiso mejor hablarlo.

Sol se había quedado dormida, ella había estado no solo nerviosa por la noche de bodas, también estaba muy cansada después de haber estado preparándose para lucir hermosa el día de su boda.

La noche no fue mala aunque tampoco fue una noche de bodas normal.

Al día siguiente ya en el carruaje, empezaron a platicar, Soledad le digo que porque no hizo nada en la noche.

Felipe dijo que si quería pero para cuando se terminó de animar ella ya había dormido.

Soledad apenada dijo que lo sentía pero que había estado muy cansada, además de que también había estado nerviosa días antes, por lo tanto había estado sufriendo de insomnio y al parecer ayer se le había juntado todo el desvelo que había estado cargando.

Cuando ambos dijeron sus temores y en cierta forma la cobardía que habían tenido, concluyeron que ambos habían estado demasiado preocupados por lo tanto no había nada de malo en posponerlo después de todo era solo el inicio de su vida de casados.

Además tenía una vida por delante no solo para conocerse sino, para acostumbrarse el uno con el otro

Empezaron a platicar de qué es lo que querían hacer ahora que estaban juntos y que no era necesario ir rápido puesto que ninguno de las dos iba a ir a ningún lado.

Felipe prometió que la iba a proteger y si tenía algún problema podia contar con él.

También le confesó que desde el día en que la había conocido no había podido dejar de pensar en ella y en el beso que le había dado.

Y después de que se empezaron a frecuentar cada uno de los besos aunque fugaces, lo único que hacían era avivar el anheló que de alguna manera había estado creciendo desde el primer momento.

La respuesta de por qué nada más había sido besos fugaces era porque cada vez que salían ambos siempre estaban acompañados puesto que una señorita y un joven soltero jamás deben quedarse solos que podrían dar paso a malos entendidos.

Es por eso que la única vez que tuvieron la oportunidad de un beso más duradero fue la primera vez ya que en esa ocasión había sido un encuentro furtivo e inesperado.

Le dijo que tenía un secreto que ahorita no se lo podía decir y no es porque no confiara en él, más bien era porque tenía miedo de que la creyera loca.

Pero tal vez en el futuro podría hacerlo, le digo esto porque posiblemente en el futuro ella hiciera algunas cosas extrañas o actuará de manera rara.

Que si algún día actuaba como si ya supiera algo o si de alguna manera pudiera decir el futuro que no le pareciera raro y que solamente confiara en ella.

Porque nunca haría nada que le hiciera daño ni a él, ni a ella misma y que juntos podrían superar cualquier cosa.

Casi al anochecer lograron llegar al lugar donde pasarían su luna de miel.

Al estar casi oscuro no pudieron ver nada pero no importaba ya que al día siguiente tendrían todo el día para hacerlo.

Todo estaba listo para recibirlos y habían preparado el baño para asearse antes de la cena.

Y así termino el primer día de cansados de dos personas que iniciaban en una vida junto con un futuro prometedor y aunque incierto estaban ansiosos de descubrir que podrían hacer juntos.

Estaban cansados del viaje, por lo tanto, solo se acostaron y durmieron profundamente.

Pero al día siguiente:

Sin la presión de cumplir con los rituales de bodas.

Se levantaron juntos, puesto que desde el día de la boda habían estado durmiendo en la misma cama. Se asearon, desayunaron recorrieron el lugar y los alrededores.

Después del almuerzo pasaron el tiempo platicando y compartiendo gustos Felipe disfrutaba enseñando a Sol.

Ya que Sol no recibió la misma educación de cualquier señorita, por lo tanto, era una persona habida de aprendizaje.

La mente del Sol no estaba encasillada en los estándares de la época.

Por lo mismo no tenía los mismos prejuicios que la mayoría.

Después de las clases que tenían ambos disfrutaron de una suntuosa cena a la luz de las velas. Y se retiraron a sus habitaciones.

Ambos estaban nerviosos, tomaron una copa para entrar en el ambiente, palabras de Felipe.

Que no contaba con que Sol se transformaría en una mujer sin inhibiciones, claro de esto se daría cuenta hasta el día siguiente.

Bien Sol perdió el miedo y se abalanzó sobre Felipe que aunque sorprendido estuvo feliz de responder a la pasión de Sol.

Comenzó con dulce y tierno con caricias tímidas.

Explorando terrenos que hasta hace poco en sol por lo menos nadie había tocado, besado o mirado.

Con Felipe aunque había vivido está situación nunca había sentido tanto en un instante, como si después de haber estado sediento por mucho tiempo por fin hubiera llegado a su oasis.

Uno que solo le pertenece a él y es el más dulce, fresco y vigorizante como si fuera el alimento de los dioses a eso le supo hacer el amor con sol

Con sus dedos recorrió centímetro a centímetro el cuerpo virgen e inexplorado de su amada.

Ella por su parte con las caricias y besos con las que fue tocada despertó en ella el abuelo y deseo de ser poseída. Su excitación era tanta y tan desesperada que en el momento en el que por fin Felipe se deslizó en su interior fue tan placentero que el dolor se presentó como un leve pinchazo que fue superado por el goce que sintió al unirse ambos en uno sólo.

Primero lento y delicado, luego a medida que el tiempo pasaba y lo requería la velocidad aumento, más fuerte, más profundo hasta llegar al clímax y al terminar esa danza de amor ambos querían más porque uno solo no fue suficiente para saciar la sed el cual había crecido en proporciones múltiples.

Solo fue suficiente para calmar él anheló que ahora era mucho mayor que antes.

Felipe quería más pero, sabía que por hoy no podía ser, para el Sol fue la primera vez y sabía por qué pregunto, sabía que era incómodo para una primeriza como ella, no quiere lastimarla, pero solo es el inicio por qué ahora había conocido las verdaderas mieles del placer esa que solo lo conoció con sol con ese beso el que lo enloqueció.

Soledad también quiere más, pero después de terminar supo que por hoy no será posiblemente.

Con el corazón rebosando de felicidad y por primera vez en toda su vida Felipe durmió con los brazos llenos al igual que su mente y corazón.

Felices y satisfechas dos personas se entregaron al dueño reparador para continuar con la promesa de más.