Raíces Cruzadas (LGBT)

Clara estaba en su habitación, con el teléfono en la mano. El sonido de las teclas al escribir el mensaje resonaba en la habitación. Decidió ser directa, pero también amigable, como siempre había sido con Mariana. Después de todo, esa relación había sido importante en su vida.

Mensaje de Clara a Mariana: "Hola Mariana, ¿cómo estás? He estado pensando mucho en todo lo que hemos hablado últimamente y me gustaría que nos viéramos. Necesito hablar contigo. ¿Te parece si nos encontramos mañana en el parque a las 4 pm?"

Esperó unos segundos antes de apretar "enviar". En ese momento, su corazón dio un vuelco, pero se lo intentó quitar de la cabeza. Sabía que no podía seguir dejando que la relación con Mariana se quedara en el aire, necesitaba aclarar las cosas para seguir adelante.

Pocos minutos después, el teléfono vibró con la respuesta de Mariana.

Mensaje de Mariana: "Claro, Clara. Estaré allí. Nos vemos mañana."

Clara se sintió un poco más aliviada, pero también nerviosa. Sabía que tenía que ser honesta, pero no quería que la conversación terminara mal. El silencio que había existido entre ellas, después de tanto tiempo, la había dejado con muchas dudas. Aun así, estaba decidida a enfrentar sus propios miedos y hablar con claridad.

El día siguiente llegó, y Clara caminó hacia el parque, con una mezcla de nervios y determinación. Cuando llegó, vio a Mariana sentada en un banco, mirando al frente, como si estuviera esperando. Al principio, Clara dudó, pero luego, con un suspiro, se acercó y se sentó al lado de su amiga.

Mariana la miró con una sonrisa tímida, aunque sus ojos reflejaban cierta tristeza.

"Hola", dijo Clara, tratando de sonar tranquila, pero su voz tembló un poco.

"Hola, Clara", respondió Mariana, con una leve sonrisa, pero algo en su tono sonaba distante. "Hace tiempo que no nos vemos."

Clara asintió, sintiendo una presión en el pecho. "Sí, lo sé. Creo que lo dejé pasar demasiado tiempo."

Ambas se quedaron en silencio por un momento, mientras las hojas caían suavemente de los árboles a su alrededor. Clara sentía que necesitaba ser directa, pero también quería evitar que Mariana se sintiera rechazada. Sabía que la situación no podía seguir de esta manera.

"Mariana, he estado pensando mucho en nuestra amistad y en lo que hemos vivido", comenzó Clara, rompiendo el silencio. "Te tengo mucho cariño, y lo que compartimos fue especial, pero también tengo que ser honesta contigo. Mi relación con León es muy importante para mí, y creo que necesito poner algunos límites, porque de alguna manera siento que lo que compartimos está destruyendo mi relación."

Mariana la miró fijamente, como si estuviera procesando lo que Clara acababa de decir. "Pero, ¿es León lo único que te importa ahora? ¿Acaso nuestra amistad ya no tiene importancia?"

"No es eso", respondió Clara, tocando la mano de Mariana para que supiera que estaba siendo sincera. "Lo que tenemos fue importante, y siempre lo será. Pero también tengo que ser fiel a lo que siento por León. Mi relación con él es algo que no quiero poner en peligro, y creo que lo mejor para ambas es que hablemos de lo que nos está pasando."

Mariana bajó la mirada, respiró hondo y luego miró a Clara, como si estuviera evaluando sus palabras. "Creo que... me cuesta aceptar que ya no somos como antes. Es difícil para mí ver que algo que tuvimos se ha transformado en algo diferente."

"Lo sé", dijo Clara con voz suave. "Para mí también ha sido difícil. Pero, por más que duela, necesitamos ser honestas con lo que sentimos ahora. Yo estoy cambiando, y también lo estás haciendo tú. A veces, las cosas cambian y nos dejamos llevar por lo que hemos sido, pero no por eso debemos seguir aferrándonos a lo que ya no nos hace bien."

Mariana la miró profundamente a los ojos. Clara podía ver que estaba luchando contra su propio dolor, pero también sintió que estaba empezando a entender.

"Te entiendo", dijo finalmente Mariana, aunque su voz sonaba vacía de emoción. "Solo... me duele que todo termine así, sin una razón clara."

"No es el fin", respondió Clara rápidamente, aunque el dolor en su voz era evidente. "Es solo un cambio. Y no quiero perderte, Mariana. Pero las cosas no pueden seguir como antes. Tenemos que adaptarnos."

El encuentro con Mariana había sido tenso, pero la conversación la había dejado con una sensación de alivio. Ahora sabía que había hecho lo correcto, aunque el dolor por esta conversación seguía presente en su pecho.

"Las relaciones cambian, las personas cambian", pensó mientras caminaba, con la mente llena de pensamientos encontrados. "Pero eso no significa que lo que compartimos haya sido en vano."

Clara llegó a casa, su mente todavía enredada con los ecos de la conversación que acababa de tener con Mariana. Sabía que tenía que hablar con León, pero el peso de todo lo que había dicho y sentido la hacía sentir nerviosa. Sabía que el silencio que había existido entre ella y Mariana debía aclararse, pero también sabía que lo que más importaba era que León estuviera al tanto de todo.

León estaba en la sala, mirando su teléfono, cuando Clara entró. Se levantó al verla, sonriendo como siempre, pero Clara pudo ver que había algo en su mirada. Tal vez ya sospechaba que algo había pasado, o tal vez solo era su intuición, pero él estaba atento a cualquier señal de que algo no estaba bien.

"Hola, Clara", dijo León, acercándose para abrazarla.

Clara sonrió, pero la sensación de tensión no desapareció. Sabía que tenía que hablar con él. "León, ¿podemos hablar un momento?"

León frunció el ceño un poco, preocupado. "Claro, ¿qué pasa? Te veo algo seria."

Clara suspiró y se sentó en el sofá, sintiendo el peso de sus pensamientos. León se sentó a su lado, mirando atentamente.

"Tuve un encuentro con Mariana hoy", comenzó Clara, mirando al suelo por un momento antes de alzar la mirada. "Y... necesitaba hablar de todo lo que pasó entre nosotras. La verdad es que, después de mucho tiempo, la vi de nuevo y hubo cosas que se me quedaron flotando."

León asintió, sin interrumpirla. "¿Cómo te sentiste al verla?"

Clara pensó un momento antes de responder. "Me sentí bien, pero también algo confundida. Mariana y yo tuvimos una relación especial, y aunque las cosas entre nosotras cambiaron... hoy pude darme cuenta de lo importante que fue en su momento. Pero también supe que no podemos seguir como antes. Yo tengo una vida ahora, una relación con alguien a quien amo, y sé que eso no puede estar en riesgo."

León la miró fijamente, esperando que terminara. "Entiendo que haya sido importante para ti, pero me preocupa que eso aún tenga tanto peso en ti", dijo, tratando de procesar las palabras de Clara.

"Lo tiene", admitió Clara, "pero eso no significa que lo que tengo contigo sea menos importante. Es solo que... me doy cuenta de que necesito poner límites claros. La relación con Mariana terminó de una forma abrupta y dolorosa, y siento que, aunque somos amigas, tenemos que ser sinceras sobre lo que queremos ahora."

León no dijo nada al principio, sino que la observó en silencio. Clara podía sentir la tensión en el aire. Sabía que León se preocupaba, y no quería que esos pensamientos lo alejaran de ella.

"Me preocupa que te sientas presionada por mí, o que lo que siento te haga dudar de lo que tenemos", continuó León. "Lo que más quiero es que seas feliz, Clara. Si alguna vez necesitas tiempo para pensar o necesitas aclarar algo, no quiero ser una carga para ti."

Clara lo miró, tocando su mano con suavidad. "León, lo que más quiero es estar contigo. Pero también sé que debo ser honesta contigo y con Mariana. No quiero que mis dudas del pasado interfieran en lo que tenemos. Tienes que saber que eres lo que quiero, no solo porque me haces feliz, sino porque me aceptas tal como soy."

León sonrió suavemente, sintiendo un alivio al escucharla. "Y yo quiero que sigas siendo tú. No quiero que nada ni nadie te haga sentir que tienes que cambiar. Si en algún momento te sientes incómoda o necesitas hablar, siempre estaré aquí para escucharte."

León se acercó más a ella, sintiendo la cercanía reconfortante de su abrazo. "Gracias, Clara. No quiero que mis inseguridades se conviertan en un problema entre nosotros. Estoy trabajando en ello, pero quiero que sepas que lo que tengo contigo es lo más importante."

Clara le abrazó con fuerza, como si quisiera asegurarse de que esos sentimientos se quedaran allí, entre los dos, sin interrupciones.

"Te amo, León", dijo ella, y la voz de Calar tenía un tono de tranquilidad que le dio paz a León.

"Yo también te amo", respondió Clara, y aunque la conversación había sido difícil, sentía que lo había necesitado. Ahora podía respirar tranquila.