Elizabeth Mc Carthy es una mujer de tan solo 18 años, llegó a New York sola, procedente de Irlanda.
Es pelirroja, de fuerte carácter y con mucha decisión.
Es el año de 1840, las caravanas de aventureros comenzaban a salir en busca de fortuna, hacia el lejano Oeste.
Las circunstancias obligaron a Elizabeth Mc Carthy, a embarcarse en ésta aventura. A través de ella va a pasar por tantas vicisitudes y acontecimientos que la van a obligar a echar mano de toda su fortaleza de espíritu y carácter para poder lograr su sueño.
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13-LA AMENAZA
Al siguiente día, los Pioneros se despertaron con el toque de Diana, con el que despertaba la corneta de órdenes a todo el personal del Fuerte. Petra y Elizabeth se levantaron, prendieron fuego a la fogata y prepararon café, el cual acompañaron con unas rebanadas de Pastel que compraron en la tienda del Fuerte. Al terminar, fueron a buscar a Clark para ayudarle a limpiar su carreta. Cuando terminaron, las hermanas y el muchacho se dirigieron al Almacén, y compraron semillas, para sembrarlas en sus futuros ranchos en el Oeste.
Después de realizar sus compras, fueron a comer al Saloon y lo acompañaron con Whisky. Solo fueron un par de tragos cada quien.
Después de dejar el Saloon, se dirigieron a una de las carretas donde un hombre tocaba la mandolina, una de las canciones más famosas de la época: My Dear Clementine.
Todos celebran y acompañan con Palmas.
El soldado Morgan se acercó y con voz desagradable advirtió que si pensaban beber, tenían que hacerlo en el Saloon, ahí no podían hacerlo. El que lo hiciera ahí, en el área de carretas, sería detenido y devuelto a Saint Louis.
Morgan pasó junto a Elizabeth y ella simplemente lo ignoró.
Petra dio un jalón por el brazo a Clark y lo sacó a bailar. Nelson invitó a Elizabeth y ella aceptó gustosa: Nadie puede rechazar la invitación de un caballero, dijo la pelirroja y comenzó a bailar con William.
Las parejas fueron aumentando y llegó el Teniente Watters, observó sonriente, como los Pioneros se divertían sanamente. El soldado Morgan preguntó al Teniente si los mandaba callar.
Pero recibió una enérgica negativa de parte de su superior.
A las 8 de la noche se dio el toque de queda, y entonces si, la música y la fiesta se detuvo y los Pioneros subieron a sus respectivas carretas y se dispusieron a descansar.
A la media noche, los guardias vieron acercarse a un par de hombres: Quien vive. Gritó un guardia. Correo del Oeste, contestó uno de los jinetes y les abrieron la puerta del Fuerte.
Al entrar, pidieron hablar con el Teniente Watters e informaron sobre ataques que se estaban dando a lo largo de la ruta hacia Oregon. El Teniente preguntó por los lugares donde se efectúan los asaltos y dijeron los correos que atravesando Kansas, antes de internarse en Nebraska.
El Teniente Watters mandó llamar a los guías de la caravana para informar sobre lo que estaba pasando en la ruta.
Los guías tomaron nota y despertaron a todos los pioneros para informarles. Había dos opciones, regresar a Saint Louis, o continuar la ruta y enfrentar los riesgos.
Todos aceptaron seguir adelante.
Nelson pidió que todos revisaran bien sus armas y que tuvieran parque suficiente para poder enfrentar a las bandas de asaltantes, ya que al salir de Lewenworth Fort, ya el ejército no brindaría protección.
Nuevamente, todos aceptaron seguir adelante y que fuera lo que Dios diga.
Al día siguiente, antes del Amanecer, las puertas del Fuerte se abrieron para despedir a la caravana.
Petra era ahora la que conducía la carreta de las hermanas. Siempre adelante Liz.
Si hermana, se lo prometimos a Mamá. No voltear atrás.
Las dos chicas, al igual que varios pioneros aprovecharon la llegada del correo para mandar noticias a sus familiares en Saint Louis.
Probablemente, el último contacto con la familia.