Bajo la lluvia es una historia de romance y pasión que surge de un encuentro inesperado. Mariana, marcada por un pasado complicado, conoce a Samuel, un hombre enigmático que despierta en ella emociones olvidadas. Sin embargo, cuando su exnovio reaparece, el amor se ve amenazado por los fantasmas del pasado. Entre secretos, deseo y decisiones, ambos deberán enfrentar lo que realmente significa arriesgarse por amor.
NovelToon tiene autorización de Enay Dareck para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
cap:12
La sensación de terror que envolvía a Mariana no desapareció con el paso de los días. La amenaza que Pablo le había dejado flotando en el aire como una sombra ominosa se mantenía constante en su mente. Cada vez que pensaba en las palabras de él, su corazón latía con más fuerza, como si pudiera sentir la venganza acechando desde las sombras.
Mariana había intentado contactar a Samuel varias veces, pero él no respondía a sus llamadas ni a sus mensajes. Su distanciamiento la estaba destrozando aún más. ¿Acaso Samuel creía realmente que ella le había mentido? ¿Que ella había sido parte de todo lo que Pablo había planeado? Sabía que debía enfrentarse a él, explicarle que todo lo que había sucedido con Pablo estaba en el pasado, pero el miedo a que él no la creyera la mantenía paralizada.
Una tarde, decidió que no podía seguir viviendo en la incertidumbre. Se vistió rápidamente, se miró una última vez en el espejo del pasillo, y salió de su apartamento con un solo pensamiento: encontrar a Samuel, hacerle frente y contarle toda la verdad.
El trayecto hasta la casa de Samuel parecía eterno. A medida que se acercaba, la ansiedad crecía en su pecho. Cada paso que daba la llevaba más cerca de la confrontación que tanto temía, pero que también sabía que debía tener. Ya no podía esperar más. Necesitaba que Samuel supiera que no había sido parte del juego de Pablo, que ella no había querido lastimarlo.
Al llegar a la puerta, su respiración se aceleró. No podía dar marcha atrás. Tocó el timbre, y su corazón dio un vuelco cuando escuchó los pasos acercándose desde dentro. La puerta se abrió lentamente y Samuel apareció en el umbral, su rostro serio y frío. El dolor en sus ojos hizo que Mariana se detuviera por un segundo, pero luego lo miró con determinación.
—Samuel, necesitamos hablar —dijo, tratando de sonar firme, pero su voz temblaba.
Samuel la observó por un momento, y aunque sus labios se abrieron como si fuera a decir algo, se quedó en silencio. Era evidente que la situación lo incomodaba tanto como a ella, pero no dijo nada, solo dejó que ella hablara.
—He estado pensando en todo esto —comenzó Mariana—. Sobre lo que pasó, sobre lo que tú piensas de mí, y quiero que sepas algo. No fue lo que crees.
Samuel levantó una ceja, sin mostrar mucha emoción. Mariana intentó calmarse, pero las palabras seguían saliendo atropelladas.
—Yo… Yo sé que te hice daño al no contarte lo de Pablo, pero lo que pasó con él fue en el pasado. Cuando llegaste a mi vida, yo ya había terminado con él, pero no supe cómo contártelo sin que te doliera. No quería perderte. Nunca lo quise.
Samuel la miró fijamente, como si intentara leer cada palabra que decía. Durante unos segundos, la tensión en el aire era palpable. Mariana sentía como si su alma estuviera a punto de romperse.
—¿Qué esperas que haga con todo esto, Mariana? —preguntó Samuel, su tono grave. Su voz era tranquila, pero el dolor en sus ojos era evidente.
—No estoy pidiéndote que me perdones de inmediato —respondió ella, con lágrimas a punto de caer—. Solo quiero que sepas que no era mi intención mentirte. Y no sé cómo demostrártelo, pero si hay algo que puedo hacer por ti, por nosotros, quiero hacerlo.
Samuel suspiró, mirando al suelo por un momento. Mariana no sabía si él estaba considerando sus palabras o si ya había tomado una decisión. Finalmente, levantó la mirada, y aunque su expresión seguía siendo distante, algo en su rostro se suavizó.
—Te lo dije antes, Mariana —dijo con voz baja—, no se trata de lo que pasó con Pablo. Se trata de lo que tú y yo somos ahora. Y yo no sé si estoy listo para seguir adelante sabiendo que las cosas ya no son tan simples como antes.
Mariana sintió como si un peso le cayera sobre el pecho. No podía evitar sentir que todo lo que había luchado por construir con él se desmoronaba en ese momento. ¿Qué quedaba de su amor después de todo lo que había pasado? ¿Acaso el dolor de su desconfianza era insuperable?
Sin embargo, no podía rendirse. No de esa manera. Samuel no podía ver todo lo que ella había hecho para ser una mejor persona, para cambiar. Para ser digna de su amor.
—No voy a rendirme, Samuel —dijo con firmeza, tomando una respiración profunda. A pesar del nudo en su garganta, tenía que ser valiente—. Voy a luchar por ti, por nosotros. Si tú me das una oportunidad, te mostraré que lo que siento por ti es real. Pero no voy a seguir aquí, esperando que tomes la decisión por mí. Si no me crees, si ya no quieres estar conmigo, lo entenderé. Pero no quiero que sigas viviendo con la duda.
Samuel se quedó quieto, sus ojos llenos de conflicto. Podía ver que algo dentro de él estaba luchando, pero al final, solo dijo:
—No puedo prometerte nada, Mariana. Pero te escucharé.
Mariana no sabía si eso era una victoria o una derrota, pero algo en su interior le decía que había dado el primer paso hacia la verdad. Samuel no la había rechazado por completo. Había una grieta, aunque pequeña, por la que la esperanza podía colarse.
Pero la batalla no estaba ganada aún. Mientras estaba a punto de alejarse, una llamada interrumpió su pensamiento. Era un número desconocido. Sin pensarlo, contestó.
—¿Mariana? —la voz de Pablo sonó al otro lado de la línea, interrumpiendo el momento de tensión entre ella y Samuel.
—¿Qué quieres ahora? —respondió, con la voz rota, ya sabiendo que la tormenta aún no había pasado.
—Creo que tenemos cosas pendientes, ¿no?
Mariana cerró los ojos, el temor y la furia invadiéndola al mismo tiempo. Sabía que Pablo no se iba a detener hasta conseguir lo que quería, y esa batalla que había comenzado en el pasado estaba lejos de terminar.
Lo que no sabía aún, era que Pablo iba a usar su venganza de la manera más insidiosa posible. La guerra entre ellos no había hecho más que comenzar.