En la oscura y remota ciudad de Freshber, una historia de sangre y magia ha dejado cicatrices profundas en sus habitantes. Hace siglos, una tragedia envolvió a la ciudad en terror cuando los Cazadores desataron una implacable cacería, exterminando a brujas y vampiros por igual. El miedo y el odio se entrelazaron en las calles, convirtiendo a Freshber en un lugar de sombras donde los seres sobrenaturales fueron perseguidos hasta casi la extinción.
Liz Asiria, una joven sirena con la habilidad de la hechicería, ha vivido toda su vida en aislamiento, bajo las estrictas reglas impuestas por sus padres para protegerla de un mundo que ella apenas conoce. Encerrada en los confines de su hogar, sale unicamente para ir a la escuela y ajena al sombrío pasado de Freshber, Liz anhela la libertad, sueña con explorar la ciudad y encontrar su lugar en un mundo que le es desconocido.
Pero cuando Liz decide desafiar las reglas y se aventura en las calles de Freshber... La historia comienza:
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Capítulo 13: Recuerdos familiares.
"Verás, Liz" —comenzó Thalassa, su voz temblando ligeramente—, "hace muchísimo tiempo, siglos atrás, antes de que tu padre y yo nos conociéramos, esta ciudad albergaba seres mágicos que vivían en las sombras junto a los humanos. Pocos sabían de su existencia, pero coexistían sin problemas. Había humanos muy amables que no temían de nosotros."
Liz escuchaba en silencio, sintiendo la gravedad de lo que su madre estaba por contarle.
"Sin embargo, un grupo de vampiros y brujas conspiró contra los humanos. Estaban cansados de vivir en las sombras, argumentanban que los mortal no podia tener mas autoridad que ellos. Por esta razón los vampiros comenzaron a cazar a sus víctimas sin preocuparse por ocultarlo, y las brujas se volvieron más evidentes con sus prácticas oscuras, lanzando maleficios a cualquiera que les mirara mal entre otras cosas."
Liz vio cómo los ojos de su madre se llenaban de lágrimas, su voz se rompía con cada palabra.
"Pero esta rebelión no duró mucho. Un pequeño grupo de humanos comenzó a actuar en secreto, cazando a estos seres para proteger a la sociedad. Al principio, solo perseguían a aquellos que causaban daño. Los seres mágicos que seguían viviendo pacíficamente no intervinieron, esperando que todo se resolviera rapidamente."
Thalassa hizo una pausa, su mirada perdida en recuerdos dolorosos.
"Pero pronto, ese grupo de humanos se volvió un gremio de cazadores, creció tanto que su odio hacia nosotros se desbordó. Se cegaron con su misión y empezaron a aniquilar a todos los vampiros, sin importar si rompían las reglas o no, al punto que no dejaron ni uno sólo. La cacería se volvió indiscriminada, también acabaron con la mayoría de las brujas y brujos. Solo unos pocos lograron escapar... entre ellos, mi madre y yo. Yo era muy joven e inexperta en aquel entonces." —Thalassa dejó escapar un sollozo, las lágrimas rodando por sus mejillas—. "Fue una masacre, Liz. Lo mas devastador que pudo suceder le a los seres como nosotros."
Liz sintió un nudo en la garganta. Se acercó a su madre y la abrazó con fuerza, tratando de consolarla.
"Mamá, no sabía nada de esto... Yo no tenia idea de esta tragedia." —susurró Liz, conmovida por el dolor de su madre.
"No queríamos que crecieras con ese miedo latente. " —dijo Thalassa, acariciando suavemente el cabello de Liz—. "Queríamos que tuvieras una vida normal, lejos de ese odio y peligro. Pero ahora, parece que el pasado nos ha alcanzado."
Thalassa continuó la historia con una voz entrecortada por la emoción: "Mi madre y yo apenas logramos escapar ese día. El resto de los seres prefirieron no pelear en esa ocasión, para evitar más derramamiento de sangre, principalmente porque ninguno de ellos tenía la culpa de lo que estaba sucediendo. Mientras caminábamos hacia las afueras de la ciudad, buscando escapar de ahí, un cazador que se encontraba patrullando la zona nos descubrió. Mi madre no era poderosa, ella solo se dedicaba a la magia de curación, pero... recuerdo claramente cómo se despidió de mí y me dijo sus ultimas palabras: 'Huye lejos, aléjate lo más que puedas de aquí, debes correr hasta llegar a las cuevas que están por el arrecife, ya no falta mucho. Ahí jamás te encontrarán, los humanos nunca han llegado hasta ese lugar. Yo te protegeré con todo mi poder, te quiero hija mía'."
Thalassa se desbordó en llanto de nuevo y, con voz temblorosa continuó la historia: "Si tan solo hubiera sido más fuerte, habría podido ayudar a mi madre... pero en lugar de eso, solo corrí y corrí sin mirar atrás, con el corazón agitado y llena de miedo, hasta llegar a las cuevas cerca del arrecife. Para entonces, ya nadie me seguía, pero ahora estaba sola y desconsolada en una cueva oscura, húmeda y fría. Recuerdo que tenía mas o menos tu edad cuando eso sucedió. Pase el resto del día allí, llorando, tratando de asimilar lo que había pasado, extrañando a mi madre, ella era lo único que me quedaba y ahora no estaba conmigo. Ya no tenía a dónde volver ni a dónde ir. Me sentía atrapada, como un animal herido y desamparado. Pero ese tragico día me prometí una sola cosa: me volvería la bruja más fuerte de este mundo, para así protegerme de cualquiera que intentara hacerme daño."- Dijo Thalassa con un brillo magico en sus ojos, que desbordaban furia.
"A la mañana siguiente, alguien se acercó a mi, estaba muy asustada, pero eso no evito qué intentara enfrentarlo, recuerdo que le grite qué se alejara de mi o no respondería, en verdad pensé que era un humano."- dijo Thalassa mientras se le dibujaba una sonrisa.
Nereus intervino con una risa suave: "Es verdad, ella me gritó muy fuerte. Parecía un cachorro asustado."
Liz se sorprendió ante ese comentario y penso - ¿Entonces ahí se conocieron mis padres?
"Exactamente, recuerdo que le grité muy fuerte", continuó Thalassa. "Fue en ese lugar donde conocí a tu padre. Se acercó a mí de una manera tan despreocupada que pensé que quería hacerme algo. Luego supe que él iba todos los días a practicar ahí y le pareció muy extraño encontrarme medio dormida en el rincón más frío de esa cueva, es por eso que se acercó."
"Solía frecuentar ese lugar porque era el único refugio donde podía practicar sin el temor de ser descubierto por los humanos." - Dijo Nereus continuando con la historia- "Vivía en las afueras de la ciudad con mi madre, pero debido a mi linaje marino, ella me permitía escapar a ese rincón solitario cada mañana. Cuando encontré a Thalassa medio dormida en el suelo, un nudo se formó en mi estómago. Temí que fuera una víctima de la caza de seres sobrenaturales que azotaba la región. Sin embargo, al acercarme, vi el miedo en sus ojos, un miedo que reflejaba el mío propio. Fue entonces cuando me armé de valor para acercarme aún más y tratar de calmarla, de explicarle que no representaba ningún peligro. Era obvio que habia huido de los cazadores, asi que era mi oportunidad para abrir mi corazón y revelar quién era realmente a otro ser mágico. Con una mezcla de nerviosismo y determinación, le confesé que era un tritón, pero que vivía en el exilio por mandato de la reína."
"Al principio, la incredulidad de tu madre se reflejaba en sus ojos. Pero luego Thalassa me dijo: '¿Un tritón en tierra firme? Eres una rareza que desafía las creencias comunes.' " - Nereus rió al recordarlo y continuó con la historia.
"Le expliqué con voz temblorosa que tenía sangre real y humana en mis venas, lo que me permitía transitar entre el agua y la tierra sin restricciones. La historia de mis padres, Marethos Asiria y Coralina Marelli, surgía como un torrente de emociones contenidas. No conocía los detalles exactos de su encuentro; lo único que mi madre mencionó alguna vez fue que estaba lavando ropa a la orilla de este arrecife cuando vio a mi padre por primera vez. Desde entonces, se frecuentaban a menudo en ese mismo lugar. Nunca quise preguntar demasiado sobre lo que sucedió entre ellos, pero lo que tenía claro es que mi existencia como hijo bastardo había sido motivo de rechazo por parte de la Reina.
Por eso, me vi obligado a vivir con mi madre en las afueras de Freshber desde el día en que nací, ocultando mi verdadera naturaleza. Practicaba en secreto mis poderes marinos todos los días, anhelando el momento en que pudiera sumergirme en las profundidades del océano, libre de las cadenas del pasado."
"Recuerdo bien qué tu madre me escuchaba atentamente, con sus ojos reflejando compasión y entendimiento. En esa mañana tranquila, nuestras vidas se entrelazaron en un lazo de complicidad y amistad. Aquel día le dije a Thalassa que la visitaría todos los dias y en cuánto hubiera oportunidad la llevaría a mi casa a las afueras de la ciudad. Desde entonces, cada día me dedique a llevarle comida, ropa y pequeños obsequios, debido a que aún estaba latente la cacería de brujas, consideró que todos esos gestos de afecto intentaban aliviar el peso de nuestra soledad compartida. Juntos compartíamos risas y lágrimas, encontrando consuelo en la compañía del otro en un mundo que nos había dado la espalda."- Termino Nereus con un suspiró.
Un par de años más tarde, cuando la cacería disminuyó un poco, logré convencer a mi madre de que Thalassa viviera con nosotros. Para entonces, tu madre ya había dominado varios hechizos que le permitían cambiar un poco su aspecto, pasando desapercibida entre los cazadores", mencionó Nereus.
"Es verdad, me tomó varios años de práctica realizar esos hechizos básicos. Ya no tenía a nadie que me enseñara, así que tuve que aprender por mi cuenta, basándome en lo que alguna vez me enseñó mi madre", dijo Thalassa, con un toque de tristeza en su voz.
"Así fue como Thalassa volvió a Freshber, o al menos a las afueras. Cada día, igual que yo, volvíamos a ese lugar donde nos conocimos. Nos hacíamos más fuertes juntos y nos protegíamos mutuamente", añadió Nereus, mirando a Thalassa con cariño.
"Esos días fueron duros, pero también especiales", continuó Thalassa. "Encontrar a alguien con quien compartir mi lucha y mis miedos hizo que todo fuera más fácil."
Nereus asintió, con una mirada comprensiva. "Nos teníamos el uno al otro, y eso fue lo que nos dio fuerzas para seguir adelante."
"Y aquí estamos, después de todo, demostrando que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza si tienes a alguien a tu lado", dijo Thalassa, sonriendo ligeramente, reconociendo la fortaleza que ambos habían encontrado en su unión.
"Exactamente, Thalassa. Juntos, siempre seremos más fuertes", concluyó Nereus, su voz cargada de empatía y gratitud.
Liz se quedó en silencio, sintiendo el peso de la historia de su familia y la responsabilidad que ahora caía sobre sus hombros.
"Voy a estar bien, mamá y papá. Ahora que sé la verdad, podré protegerme mejor. Y les prometo que no dejaré que nos hagan daño."
Thalassa asintió, aunque la preocupación no abandonaba sus ojos. Mientras Nereus la abrazaba.
"Solo quiero que seas cuidadosa, Liz. Este mundo puede ser cruel, pero también hay esperanza. No todos los humanos son malos. Y si alguna vez necesitas hablar o entender más, tu padre y yo estamos aquí para ti."- dijo Thalassa.
Liz asintió, sintiéndose un poco más fuerte y decidida. Aún tenía muchas preguntas, pero saber que contaba con el apoyo de sus padres y el inesperado respaldo de Demian, le daba el valor necesario para enfrentar lo que viniera.
a ver qué pasará /Hey/
O Demian o Basil. 🙂🔪