Hacía tiempo creía que mi vida estaba resuelta, el esposo soñado, la familia amorosa pero nunca imaginé que la traición vendría de esa persona que creía mi único hogar.
Las apariencias engañan y todos verán quien fue el que engaño, miento y destruyó todo a su paso.
Que comience el juego.
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CAPITULO 13
FRANCO
De alguna manera me encontraba feliz, solo su compañía era un toque familiar había soñado tanto tener esto nuevamente, disfrutar de un hogar. Verla dormir y recorrer su rostro, admirar las pequeñas pecas de su rostro, sus labios rojos, su cabello castaño, era realmente hermosa.
Solo quería que me viera a mí, me enfurecía si otro se le acercaría o siquiera tocara, ella ya era mía solo faltaba decirle y convencerla de que vuelva amar, aun no era tiempo porque el imbécil que tengo como hermano la hizo sufrir, como no pudo confiar en ella, pondría el mundo a sus pies si me lo pide, voy a descubrir a los enemigos en común que tenemos y los destruiré.
Pero hay momentos en que solo quiero castigarla por su manera de actuar tan infantil, creo que es momento de comentarle como es que cobrare la ayuda:
- ¿Qué diablos te pasa, estás loca? Me puse de pie furioso, había arruinado una mañana en donde realmente estaba tranquilo.
- ¿Cómo te atreves a disponer de mi vida? ¿quién te crees eres? No eres nadie, maldito dictador de quinta. Y me dio una bofetada que me hizo girar la cabeza.
No podía entender cómo es que se atrevió a golpearme, nadie antes lo había hecho porque jamás lo permití, pero esta mujer estaba pasando los límites de mi cordura, con la ira saliendo por todos lados estaba dispuesto a encerrarla en la habitación y dejarla días ahí. La distracción de ese momento me hizo olvidar lo enfadado que estaba, ese camisón de seda blanco se transparentaba y veía todas sus curvas, los pechos más apetecibles con un botón rosa que resaltaba por la tela, sus caderas y entre sus muslos esa pequeña lencería blanca que anhelaba arrancan, el enojo de su cara la hacía ver más hermosa de lo que ya era.
Sin perder más tiempo, la tomé por las piernas y me la subí a los hombros parte de su camisón se subió y me dio la vista de su redondo y apetitoso trasero, tenía que hacerle entender que las cosas ya no pasarían como ella lo pensaba, todos los empleados de la casa salieron al jardín al escuchar sus gritos:
- Toda la semana tienen libre, vayan a tomarse un descanso. Les dije a todos mientras me miraban atónitos y mudos. Mientras Esmeralda intentaba bajarse, golpeaba mi espalda y seguía gritando, pero ya no le tome atención.
- Señor, pero……… les pare con la mano.
- Váyanse ahora, les daré un bono por vacaciones y Uds., señale a los guardias que no dejaban de verla, quiten la vista de mi mujer o desaparecerán. Con la mirada furiosa les advertí.
Inmediatamente, todos empezaron a salir de la casa, mientras yo seguía con Esmeralda en mis hombros:
- Bájame Franco, miserable dictador, que me bajes. Gritaba con todas sus fuerzas.
- Ahora aprenderás que debes seguir mis reglas. Le di una palmada en su trasero para se calmará.
Por un momento dejo de moverse y se calló, en ese instante, la baje y vi que su mirada estaba perdida y tenía la cara ruborizada, quería tomarla una fotografía para recordarla:
- Esmeralda ¿estas bien? Esmeralda, la tome por los brazos y no me respondía y empezaba a preocuparme.
- Me pegaste, en el trasero. Mientras me miraba aun ruborizada.
- Te ves bonita con ese color en tus mejillas. Toque su cara para sentir más su piel.
De repente sentí otra bofetada en mi mejilla y una patada en el medio de mis piernas, el dolor era insoportable que me caí de rodillas y se irradiaba hasta el estómago:
- Nos quieres dejar sin hijos antes de comenzar. Refute, apenas podía hablar.
- Idiota, en tu vida vuelvas a tocarme. Gritaba aún más, no sé de donde sacaba tanto aire porque sus gritos se escuchaban hasta la calle.
Intento seguir dando golpes, pero la detuve, fui demasiado complaciente aceptarle su berrinche mientras estaba en recuperación, el tiempo se acabó y ahora el que pone las reglas soy yo:
- Se acabó, le agarre ambos brazos, aprenderás quien soy. Me puse de pie y la miré.
- ¿Qué intentas hacer? Dijo asustada y en tono de asombro.
- Ahora te mostrare, quien es el que manda. Mientras acercaba mi rostro al de ella.
Y la bese, al fin pude sentir sus labios que de verdad sabían delicioso, al principio se rehusó, pero la mantenía, hasta que me dio paso y me embriague en su sabor, metí mi lengua explorando cada espacio de su boca y no lo anticipaba aun, me siguió el beso y ambos hicimos un remolino ardiente de deseo, pasión y amor.
Solo nos soltamos para tomar aire y nos miramos agitados, nuevamente ella tomo mi cuello y me volvió a besar, encantando con su respuesta, fuimos entrando a la casa, golpeando todo en el paso y mis manos solo tocaban cada parte su cuerpo, estaba caliente, ardía en pasión y yo también. Llegamos al sofá de la sala y seguí besando todo su rostro bajando a su cuello dejando marcas por todo el camino y marcando algo que es Mío:
- Hoy sentirás el verdadero placer y gritaras mi nombre a los cuatro vientos para que todo el mundo sepa a quien perteneces. La tomaba de la barbilla y sentía sus pequeños gemidos.
Todo el día la haría mía y no habrá nadie quien diga lo contrario, todos los que se atrevan a decir lo contrario sufrirán.
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Hola, espero estén disfrutando esta historia como yo lo hago. Muchas gracias a todos aquellos que lo leen.
