Cazada Por Mi Prometido

Cuándo salimos del restaurante el chófer de Félix se acercó a este con un rostro lleno de preocupación, me miró preocupado y le digo algo a Félix al oído.

—¿En serio? –Dijo Félix sorprendido– ¿Quién fue?

—No lo sé, fue un grupo de desconocidos…

—No puede ser… –Suspiró con pesadez– ¿Podrías llamar a alguien más para que venga por nosotros?

—Si señor…

El chófer hizo una reverencia, se alejó de nosotros para sacar su teléfono y comenzar a hacer llamadas.

—¿Qué ocurre?

—Bueno… no lo sé –Dijo con un tono disgustado– un grupo de personas amenazaron a mi chófer y destrozaron mi auto a batazos, no te preocupes pronto vendrán por nosotros, lo más extraño es que no robaron nada.

Estaba sorprendida, era una clara amenaza, pero ¿Quién lo haría? Además, que era extraño, también era peligroso.

—Debes denunciar lo pasado, el estacionamiento debe contar con alguna cámara.

—Lo haré, pero primero me aseguraré de enviarte al hotel.

Asentí y me quede callada, pocos segundos después Félix se puso a hacer llamadas y de vez en cuando me miraba de reojo, minutos después un auto se estacionó frente a nosotros.

—Oh, que bueno que llegó, Diana, creo que deberías volver primero… debo esperar a la policía.

—Está bien…

Subí al auto y cuando el chófer arranco pasamos cerca del auto de Félix, estaba más que destrozado, esa imagen me preocupo un poco, ¿Quién podría odiarlo tanto como para hacer algo así? Estuve pensando un poco hasta llegar al hotel, el chófer me acompaño hasta recepción y después se despidió.

Fui hasta mi habitación, pero frente a esta estaba Alexander sentado.

—¿Otra vez tú? Pienso que tendré que ponerte una orden de alejamiento.

—¿La pasaste bien que Félix? No comprendo para que sales con él, es solo un tipo sin ambiciones la única razón por la que está al frente de la empresa es porque su hermano se negó a su compromiso y desobedeció a su padre.

—¿Y? Con todo lo que digas Félix sigue siendo superior a ti, es inteligente y no es que carezca de ambición, simplemente no piensa en destruir a otros para surgir. Además, sigue siendo mejor opción que Emily ¿Me equivoco?

—Deja de ser tan rebelde, deja a ese estúpido y regresa conmigo, ya te he dicho que te amo, en estos momentos no sabes de lo que soy capaz para que regreses a mi lado.

—No digas tonterías ¿Qué podrías hacer?

—Destruirlo de la misma manera en la que destruirte a Emily, ya mande a destruir su auto, puedo hacer mucho más que eso ¿Apostamos?

—Estás loco…

—Por ti… lo digo en serio, Diana, vine hasta aquí solo para intentar convencerte ¿Qué más debo hacer? ¡DIME!

Alexander intentó acercarse a mí, pero en un rápido y brusco movimiento lo esquivé, como consecuencia de aquel movimiento uno de mis tacones se rompió.

—¿Has enloquecido? No sabes medir las consecuencias de tus actos, no puedes obligarme a regresar contigo ¿Qué ganas dañando a Félix? Creí que ambos se conocían.

—Somos buenos amigos… mi problema no es con él –El tono de voz de Alexander era inquietante, tanto que había comenzado a asustarme– mi problema es con todo aquel que se acerque a ti. Mi querida Diana… toda mi vida has estado junto a mí, tarde en notarlo, pero no puedo vivir sin ti, necesito tu amor y sé que volverás a quererme, solo debes ignorar lo malo, prometo que nada será malo de ahora en adelante.

No había lógica en sus palabras, tampoco quería escuchar lo que yo decía, no importa que tanto insistiera, estoy segura de que Alexander no está del todo cuerdo y tanto sus palabras como sus acciones lo demostraban, era increíble la actitud que estaba presenciando.

—No puedes hacer eso ¿Crees que me quedaré de brazos cruzados? Simplemente déjame ir… ¿No sientes lástima por mí? Si realmente me amaras velarías por mi felicidad, no harías todo esto.

—Puedes ser feliz junto a mí… puedo darte toda la felicidad que quieras, podemos ser mejores que antes, Emily fue solo algo pasajero, ella solo era una mujer sucia y manipuladora ¿Cómo podría compararla contigo? Me siento tonto por haberlo hecho en el pasado.

Algo se sentía extraño y diferente, lo que Alexander describía no era amor, era una simple obsesión, pero… ¿Qué lo orillo a tal límite?

—No puedo escuchar más de esto… –Dije con cierto nerviosismo– cada vez que hablas siento que tiene menos sentido lo que dices.

Alexander intentó sujetar mi muñeca, pero levante mi mano y abrí la puerta de mi habitación, entré lo más rápido que pude y cerré la puerta, mi corazón latía desenfrenado, estaba ¿Asustada? Sí, sentía mucho miedo, la actitud de Alexander me asustó.

Hubo un largo silencio en el pasillo hasta que de repente Alexander comenzó a tocar la puerta de forma frenética.

—¡Abre Diana! ¿Hasta cuándo piensas esconderte? –Alexander se escuchaba enojado y no dejaba de golpear con fuerza la puerta– te deje tiempo suficiente para que pudieses organizar tus ideas, también dejé que hicieras lo que querías.

—¡Lárgate o llamaré a seguridad!

Los golpes cesaron al igual que los gritos, no podía alejarme de la puerta, sentía que si lo hacía esta se abriría y Alexander pasaría, no sabía de lo que era capaz y mucho menos estando tan enojado por lo que no tengo claro si sería capaz de hacerme daño o no.

—Te lo diré solo una vez Diana –Dijo con un tono profundo y tranquilo– recapacita rápido o simplemente aquellos que se acercaron a ti lo pagarán, podría ser Erick o… podría ser Félix… no estoy jugando.

Escuche pasos alejarse seguidos de un largo suspiró, mis piernas temblaron y caí al suelo ¿Qué acababa de pasar? No podía ni siquiera asimilar la situación por más que lo intentará, esa persona no era el Alexander que conocía.

Tal vez si lo era y yo nunca logré conocerlo totalmente, miré mis manos y estás no paraban de temblar, mi respiración estaba acelerada y no podía siquiera moverme, creo que mis vacaciones serían canceladas, me siento más segura estando en casa, no podía seguir en el mismo hotel que Alexander.