Se dice que cada cien años la madre de todos los lobos reencarna para vivir una vida plena en la tierra por cierto tiempo, pero no se le a vuelto a ver a lo largo de quinientos años, ahora todo parece leyenda y escuchar sus historias pareciera un cuento de adas, pero todo eso cambiará con el nacimiento de Talisa.
NovelToon tiene autorización de Deba para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 21.
Había volado a lo que sería mi manada. Me sorprendió ver todo en ruinas. Esto se ve que lleva abandonado cientos de años.
Aun así me siento agradecido con mi hermana. No sé la mínima idea de como formar una manada. ¡Un dragón formando una manda de lobos! Es una total locura.
Como me gustaría saber un poco más del tema. Me pregunto si el alfa Saac quisiera ayudarme. "¿Quién anda ahí?" Escuché pasos y ruido del palacio en ruinas. Estoy seguro de que así fue. No iba a esperar a que se dignara a salir. Corrí a una velocidad rápida, solo para hayar a una niña de unos diez u once años aproximadamente.
"¿De dónde saliste? ¿Esta alguien más contigo?" No parecía querer cooperar, me miraba con temor, eso mostraban sus ojos.
"Dime niña, quien más está aquí contigo. Si no quieres hablar, entonces tendré que averiguarlo yo mismo" No iba a hacer un problema para mí, tenía ciertos instintos y buena vista y oído.
Extendí mis alas, era lo único que tenía que trasformar de mí para buscar desde los cielos.
Ya no la necesitaba más conmigo, la liberé para que pudiera correr por su cuenta.
Al recorrer todo me di cuenta de que había un pequeño campamento de un lado de la fortaleza, y en otro extremo había otro campamento. No podía perder el tiempo, tenía que empezar a restaurar este lugar y necesitaba buscar manos de más para ayudar, así que no me importó que hubiera gente viviendo ya aquí.
Lo sospechoso fue encontrar dos campamentos diferentes. Tenía que averiguar.
Al aterrizar en medio de todas esas personas pude notar varias especies, pero no fui recibido de buena manera, era algo que ya había visto venir.
"¡Un dragón, corran!" Alguien grito y empezaron a correr y otros a acorralarme con sus armas.
"¡Vengo en paz!" Necesitaba gritar lo más fuerte posible para que todos me escucharan. "Soy Manu, mitad dragón, mitad lobo. Este lugar me pertenece por derecho. No vine aquí para desalojar a nadie, pero el que quiera irse es libre de hacerlo"
"Estamos en guerra. ¿Por qué mejor no te vas tú? Aparte nosotros llegamos primero hace años"
"¿No lo sabe mi amigo? La guerra ya terminó, yo la terminé para ser más preciso"
"No soy tu amigo. ¡Aparte, dices puras patrañas!"
"¡Si, que se largue! Nosotros llegamos primero"
"Entonces será por las malas. Como les dije, este lugar me pertenece, pero no seré más amable de ahora en adelante. Todo aquel que se interponga en mi camino tendré que darle una lección y expulsarlo por mi cuenta. Comenzaré a fortalecer todos los muros, si gustan ayudar, los tendré en cuenta para servirme"
Comenzaron a reírse de mí, era una burla para todos ellos, tanto que entre todos se dejaron venir contra mí. "¡Pero qué necios!" Grite por último ya molesto. Desde que llegue a este mundo ser amable no me ha funcionado. Entonces tendré que cambiar para empezar ser tomado enserió.
Tomé la primera espada que se dirigía a mí por el filo y la rompí en dos con una mano, solo me bastó trasformar mi cola para derribar a todos de un solo golpe.
"¿Vienen por más? Mi próximo golpe podría ser el último que vean"
"¡Alto! ¡Bajen sus armas!" Era una mujer, su orden fue directa y todos la obedecieron.
"Así que tú eres la que manda aquí."
Esta mujer vestía muy fúnebre, sostenía una vara más grande que ella, y usaba capa negra.
"Me llamó Crisida, todos aquí somos una familia y no recibimos a extraños. La última vez que lo hicimos terminamos divididos, si te diste cuenta al otro lado de nuestro asentamiento hay más gente. Un minotauro convenció a más de la mitad de nuestra gente y se (autonombro) rey de todo este lugar."
"Si es cierto porque ustedes no están a su mando" Ahora sabía lo que pasa.
"Soy una bruja, mis chicas y yo hicimos una barrera para mantener segura a nuestra gente. Hasta que tu llegaste y la rompiste. No somos muy buenos luchando, ya debiste darte cuenta. ¿Pero dime, es cierto que la guerra acabó?"
"No dije mentiras. Y solo para que lo sepas, los hechizos, barreras o maldiciones, no funcionan conmigo. Soy inmune a todo eso. Descuida iré a hablar con el minotauro, si se opone a mí tendré que expulsarlo."
"Si cumples con lo que dices. Entonces nosotros estaremos a tu servicio, y te ayudaremos a lo que sea lo intentes con este lugar"
Fue más fácil de lo que pensé, mi manada iba a hacer algo inusual, había pícaros, brujas, enanos y alcance a ver a ciertos vampiros.
Todas estas personas son estragos que dejo la guerra, sin hogar y sin familia, solo ellos. Menos mal que llegue.
Si quería que el minotauro me escuchara, tenía que hacer una entrada engreída e intimidante. Me transformé en un dragón completo, la sombra de lo majestuoso qué era cubrió por completo la mayoría de la ciudad, esa era mi intensión, que el saliera a me viera.
Antes de bajar asta su campamento soplé un fuerte aire con mis alas, y justo lo que quería, el minotauro había salido y ya me había visto. Ya no era necesario seguir convertido en dragón, bajé y me trasformé en un simple humano, todos estaban asustados, incluso más la niña que había visto anteriormente.
"Soy el rey de este castillo, y de todo lo que está a su alrededor. Todo aquel que atente contra mí será ejecutando"
"Esta manada es de lobos, el castillo también. Ningún dragón tiene derecho a reclamarlo como suyo" Grita el minotauro.
"¿Y tú si? No eres un lobo." No tuve más remedio que dejar salir a mi lobo, mis huesos comenzaron a romperse mostrando mi autoridad.
"La guerra acabó, son libres de irse de mi reino. Todo aquel que se quede tendrá que merecerse su lugar. Reforzaré la barda, trabajen y no importa de que especie sean, todos tendrán el privilegio de servirme y formar parte de mi manada" Dijo mi lobo a todo pulmón.
Como no escuchaba nada por parte de ellos tuve que gruñir, solo de esa forma uno a uno se arrodilló frente a mí, aceptándome como el alfa de esta manada.