Abdelary La Guerrera Albina

Cuando vuelven a la sala, Mandla sonríe y le dice a Abdelary.

_ ¿Necesitas algo para terminar tu vestido?

_ No señor.

_ Dime simplemente Mandla, cualquier cosa que necesites puedes pedirla.

_ Muchas gracias, pero no necesito nada, tengo todo lo que necesito.

_ ¿Quieres desayunar con nosotros mañana?

_ Lo siento mucho, tengo que ir a recoger un remedio.

_ ¿Estás enferma?

_ No, es solo un remedio para la gripe _ Mandla levanta una ceja y sonríe, se despiden.

_ Mañana mi hermana te acompañará por el remedio,

irán juntas.

Esa noche Abdelary cayó tan rendida a la cama que no se despertó hasta el mediodía del día siguiente, nadie la molesto, aunque Halima estuvo toda la mañana esperándola.

Cuando se despertó y vio a su cuñada en la sala, puso sus manos en la cara.

_ Discúlpame, nunca duermo hasta tan tarde.

_ No te preocupes, estabas muy cansada.

_ ¿Por qué no me despertaste?

_ No quise molestarte.

_ Dame un momento y salimos.

_ Cómete algo, mejor dicho, comamos algo y después salimos.

Así lo hicieron, llegaron a la casa de la anciana y ella le entregó un pequeño frasquito, era tan pequeño el recipiente que lo podía sostener con su dedo índice y pulgar.

Cuando salió de la casa y avanzó cierta distancia quiso destapar el pequeño frasquito, cuando logró hacerlo el olor era tan fétido que puso sus dedos en la nariz y estiró sus brazos, alejando el recipiente de ella.

_ ¿Qué es esa porquería? Aleja eso de mí.

Trató de acercarlo a su boca, pero no fue capaz de tomarlo, y con el último intento vómito, al ver eso tapó el recipiente y lo arrojó lo más lejos posible de ellas.

_ ¿Pensabas tomar eso?

_ Si, pero creo que la anciana quería envenenarme, volvamos a casa me siento mareada, Mandla las encontró en el camino y vio a Abdelary tan mareada que se subió a su caballo para sostenerla, cuando despertó estaba acostada, los dos leones se encontraban a su lado y escucha la voz de Mandla.

_ Ya despertaste

_ ¿Qué paso?

_ al parecer perdiste el conocimiento por algo que oliste.

_ Si, ya recuerdo, vote el remedio ¿qué voy a hacer?

_ ¿Qué vas a hacer? ¿con qué?

"Lo mira, abraza sus piernas, agacha su cabeza y llora".

_ Tranquila, no llores. ¿Qué querías tomarte?

_ No te gustará lo que vas a escuchar

_ Dime ¿qué pasa?

_ ¿Tu hermana no te contó?

_ Me dijo que habías destapado un frasco horroroso y que te intoxicaste con el olor.

Quería tomarme algo para no quedar embarazada nunca, pero ese líquido tenía un olor nauseabundo y no fui capaz de tomarlo.

_ Yo quiero tener hijos contigo, pero si tú quieres le pido a la señora que te lo prepare de nuevo, no quiero que te sientas obligada a hacer lo que no quieres.

_ Cómo crees, yo no soy capaz de tomarme eso, es que lo hubieras olido, nunca olí algo así de maluco.

Esa señora no sé qué tiene en la cabeza para darme algo así, te aseguro que pudo matarme con eso.

_ No te preocupes, lo importante es que estás bien.

_ General, muchas gracias.

_ ¿Por qué?

_ Por no juzgarme

_ Creo que lo que oliste fue suficiente castigo para ti, ¿no crees?

_ Si, horrible.

Toca sus mejillas y sale de la habitación con una gran sonrisa en sus labios.

Cuando él salió ella sonrió, pensó que quizás no era tan mala persona como creía y que su vida podía ser más o menos llevadera con él.

Solo faltaban dos días para la boda y Abdelary ya casi tenía el vestido listo, el día antes del matrimonio lo terminó y lo organizó, escucha una bulla en la sala, cuando sale a ver qué pasa, están algunos tíos y tías.

Lo primero que hace el hermano de su madre es regañarla por no haberle avisado que se iba a casar, y que su hermana había salido casi huyendo de la casa con su familia.

_ Tío Thabo, todo ocurrió muy rápido y no he tenido tiempo de nada.

_ Ósea que tú te vas a casar sola como si fueras un muerto sin doliente.

Me da mucha pena contigo, pero tú tienes familia muchacha, y no te mandas sola.

_ Pero tío, sabes que no me gustan las fiestas.

_ Puedes llorar y patalear, pero te vamos a acompañar, tu madre me lo pidió y así no lo hubiera hecho, para eso está la familia y más en un momento como este, sé que a ti te gusta estar sola y que nuestra familia no te respetó muchas veces, pero tú sabes que para muchos de nosotros eres especial y te queremos.

Además, tú eres la más inteligente de la familia y así no lo aceptemos los mejores hijos los tuvo tu padre, ya quisiéramos tener hijas como tú, de verdad hija, cuenta con nosotros, la abraza y los otros vienen a abrazarla también, aparece Mandla y su hermana.

_ Buen día.

_ Tío, él es la persona con la que me voy a casar.

_ Buen día, muchacho, vinimos a ver en que les ayudamos.

_ Ya todo está organizado

_ Si, pero tendrán más invitados porque mi sobrina no estará sola, la familia los acompañará.

Mandla sonríe y mira a Abdelary que está muy seria, pero que no se atreve a oponerse a lo que dice su tío, hablan un buen rato y cuando su familia se marcha, Mandla riendo le dice a su prometida.

_ Hable contigo, tus padres también lo hicieron, mi hermana, la tuya, y no te convencieron, llega tu tío un día antes y prácticamente no te atreves a contradecirlo en lo de la fiesta.

_ ¿Te estás burlando de mí?, sigo sin estar de acuerdo.

_ ¿Y por qué no lo dijiste?

_ Con mi tío nadie discute, es muy terco, mis hermanos y yo nos hemos llevado varios castigos de él por llevarle la contraria.

_ Si hubiera tenido esta información antes lo hubiera buscado.

_ Que chistosito eres, al parecer ya no quieres sino estar en mi casa ¿qué necesitas?

_ Nada, solo quería verte.

Y no te quejes, siempre vengo con mi hermana para que nadie hable mal de ti, todos creen que tus padres están en casa.

¡Ah! Y no te preocupes de mañana en adelante serás mi mujer y te podré ver cuando quiera, te podré tocar, abrazar, besarte en fin.

Abdelary al escuchar esto palideció, ella no se sentía preparada para estar con él, era verdad que él le gustaba, pero de ahí a estar enamorada había mucha diferencia y sabía que él lo había dicho para fastidiarla.

_ Mira; te traje esto

_ ¿Qué es eso?

_ Dátiles ¿te gustan?

_ Si, muchas gracias.

_ Vez, a mí también me encantan.

_ Ya no los quiero, llévatelos.

_ ¿Por qué te molesta que nos parezcamos tanto?

_ ¿De qué hablas?

_ El hecho de que tengamos gustos parecidos te molesta y no te das la oportunidad de conocerme.

_ ¿Quién te dijo que yo quiero conocerte? No quiero parecerme a ti, eres una persona que solo piensa en sí misma y no te preguntas como se sienten los demás.

Eso molestó tanto a Mandla que salió del lugar sin esperar a su hermana que se encontraba con Palesa escogiendo las joyas que usaría Abdelary, cuando salió Halima

_ ¿Y mi hermano?

_ Se fue furioso.

_ ¿Qué le dijiste?

_ Algunas verdades.

_ Oye cada vez que le dices palabras ofensivas a mi hermano lo lastimas, él te quiere de verdad, está enamorado de ti.