Un Amor Inesperado

Me senté a desayunar frente a Doruk y Noah Ellos hablaban de algo de la universidad de un profesor nuevo que les caía mal de planes para el fin de semana. Yo asentía fingía interés me reía en los momentos correctos. Pero no estaba ahí. Mi mente seguía envuelta en las sábanas de Liam. Lo busqué sin querer. Con los ojos. Con los sentidos. Pero no lo vi

Probablemente aún estaba en su cuarto. O igual que yo intentando actuar normal

—Te pasa algo —preguntó Noah, entre bocado y bocado—. Estás como en otro mundo

—Nada no dormí muy bien —respondí, con un leve encogimiento de hombros—. Soñé raro creo

Doruk me lanzó una mirada rápida. De esas que no dicen mucho pero tantean

—Te desperté sin querer anoche —dijo— Fui a la cocina por agua

El corazón se me fue a los pies. Sentí el calor subir por el cuello

—No te escuché —mentí

Él se encogió de hombros. No parecía sospechar nada aún. Terminé de desayunar rápido y me levanté

—Voy a darme una ducha. Nadie preguntó más. Nadie me siguió. Subí las escaleras con el corazón en la garganta. Y justo cuando giré en el pasillo para entrar a mi cuarto, lo vi . Liam

Apoyado contra la puerta de su habitación, con una taza de café en la mano. El pelo desordenado los ojos en mí

No dijo nada. Yo tampoco. Pero nuestros cuerpos hablaron. Nos cruzamos al pasar. Casi hombro con hombro. Y cuando estuve a punto de entrar a mi cuarto escuché su voz. Bajita. Solo para mí

—No sé cómo voy a mirarte todo el día sin querer tocarte

Me giré apenas. Solo un segundo

—Entonces no me mires así. Y cerré la puerta tras de mí. Con el alma temblando

El día pasó lento. Me refugié en todo lo que pude: en las tareas en ordenar cosas que no necesitaban orden en quedarme encerrada con música suave para evitar pensar en él. No funcionó

Cada vez que alguien decía su nombre, el estómago me daba un giro. Cada vez que pasaba por el pasillo, agudizaba el oído por si lo escuchaba respirar.Y cuando bajé a la cocina por un té ahí estaba él

Sentado en la encimera, con los pies colgando, como si no tuviera prisa ni destino. Como si no supiera que mi corazón aún se aceleraba al verlo. Me vio entrar y en sus ojos hubo una chispa. Pero no se movió. Solo esperó

__ Hola - dije como si no hubiéramos dormido abrazados hacía menos de doce horas.

__ Hola —repitió, con esa media sonrisa que me desarma—. Té

—Sí. Lo mire

Él se bajó de la encimera y fue directo a preparar otra taza. En silencio. Sin preguntas, sin bromas. Pero cada movimiento era demasiado consciente. Cada roce de nuestras manos cuando me pasó el vaso demasiado eléctrico

Apoyé la espalda en la pared, frente a él.

Éramos dos imanes tratando de mantenerse en lados opuestos. Pero la fuerza ya nos había vencido

—No podemos seguir así —dije, más para convencerme que para convencerlo

— así cómo

—Haciendo como si nada. Fingiendo.

—Y qué propones —preguntó, dando un sorbo a su café sin quitarme los ojos de encima

Tragué saliva —No lo sé. Pero esto esto nos va a explotar en la cara

Liam se acercó un paso. Luego otro. Hasta estar frente a mí

—Entonces déjame explotar contigo.

—Liam

—Dímelo de verdad, Sarah. Si quieres que paremos, lo haré. Pero si hay una parte de ti que quiere seguir solo dímelo

Sus ojos buscaban los míos. Su voz era un susurro cargado de verdad

—Hay muchas partes de mí que quieren seguir —confesé—. Y esa es la parte que más miedo me da

Él se inclinó apenas

—No tienes que tener miedo

— y si mi hermano se entera

—Entonces me va a odiar. Pero no me vas a perder. No pienso alejarme

Y ahí estaba de nuevo. Esa promesa muda. Ese universo solo de los dos, que parecía encenderse cuando él hablaba así

Antes de pensar más, lo besé Despacio. Corto.

Pero con toda la intensidad de lo que callamos

Cuando me separé, su frente quedó pegada a la mía

—No me pidas que me aleje —le dije

—Jamás