El Viudo

Desde que conocí a Jimena llevo una lucha interna terrible, estoy dividido entre conocerla, hablarle, tratarla mejor de lo que hago, pero no logro ni verle la cara sin que me afecte. En realidad Jimena se ve que es una chica genial por lo poco que he apreciado en ella, se esfuerza por hacer su trabajo correctamente a pesar de su juventud y poca experiencia en la labor es agradable incluso diría que divertida pero, por otro lado, al verla no puedo evitar ver a Rachel y eso me duele en el alma y mucho, no logro separar a Rachel de Jimena.

En este viaje a Corea pasaré muchas horas a su lado, será un enorme reto para mí, una tortura, no sé si este preparado para ello y si seré capaz de manejar la situación de la mejor forma. Sé, que a Rachel no le gustaría verme así en el estado que estoy, muerto en vida, ella me alentaría a buscar pareja, tener hijos, formar una familia vivir y ser feliz, claro yo ni lo he intentado siquiera, es que sé que no hay nadie como ella y dudo que pueda volver a amar así como nos amamos Rachel y yo.

Mi madre me llama casi a diario a casa, preocupada por mí, sé que en el fondo está arrepentida de contratar a Jimena, sé que su intención fue buena, así que finjo que no me afecta, incluso le digo del viaje que haremos juntos y notó que se alegra por mí y relaja un poco. Al principio mi madre me dió mi espacio de duelo pero si ver que han pasado tantos años y sigo en el mismo estado se ha empeñado en presentarme a cuenta chica ve, no sé cómo llegó a Jimena pero se que el verla ella también vió a Rachel.

Llegó el día de la partida a Corea, llegó el aereopuerto un poco antes, voy al bar por un café y la veo allí, dude un poco de ir a verla, al final decido ir a su encuentro, en este viaje trataré de acercarme a ella, conocerla un poco más, tratar de estar en paz. Si no lo consigo le pediré la renuncia, explicando claro los motivos por los cuales me afecta su presencia, se

merece dado el caso la verdad, claro no la dejaré en la calle, la trasladaré a otro local, pero lejos de mí. Antes de tan drástica elección debo intentar convivir laboralmente con ella al menos, es lo mínimo que podría hacer. Llegó y notó que me mira y se pone nerviosa, pero finjo no darme cuenta, tal vez por ser tan duro con ella está así y lo quiero causarle más pensar.

Pido un café, no se me ocurre nada que decirle, así que me quedo callado esperando su iniciativa, esto me costará mucho lo sé,no se ni por dónde empezar la conversación, tomamos el vuelo en silencio, la miro de reojo y mi piel se eriza de la impresión, juraría que es Rachel la que está a mi lado, cómo cuando viajábamos juntos, luego de la escala estamos nuevamente en marcha, ella luce cansada y poco a poco su cuerpo se va corriendo hacia el mío, hasta que apoya su cabeza en mi hombro.

Este simple acto me removió por dentro, fingí que era mi Rachel, apoye mi cabeza y lloré, lloré en silencio, luego me quedé dormido junto a ella, al despertar ya no estaba a mi lado al parecer había notado lo sucedido y se alejó en silencio. Ese simple momento de sentir su fragilidad, dormir en el avión me dió una nueva idea para tener paz y algo de amor, me daría la oportunidad de acercarme a Jimena, mientras ella estuviera allí, Rachel también.

Estos días en el trabajo en la empresa de moda me habían venido muy bien sobre todo los almuerzos privados, de alguna forma ya había conectado con Jimena, conocerla me fue muy interesante así como placentero, en ocasiones ya no veía a Rachel sino a Jimena, era una chica muy valiente, viajar a otro país sola en busca de un sueño no era algo que cualquiera pudiera hacer. Me pasé todo el tiempo comparando a Rachel con Jimena y la verdad es que eran opuestas en todo.

Una muy extrovertida, otra más callada, una le gustaba leer, mientras que a la otra prefería películas, una no creía en el amor, ni casamiento y la otra así, eran la noche y el día, pero aun así para mí, cerebro allí estaba Rachel y esto solo se daba una vez cada mil años encontrar a la copia del amor de tu vida, no era algo que ocurriese con frecuencia.

Yo no pretendía enamorarla, sabía que estaba soltera, pero yo no buscaba una relación, tampoco sabía si yo le gustaba, solo quería pasar tiempo con ella y fingir que era mi Rachel para mitigar mi tristeza, pero a la vez ella y su personalidad captaban mi atención. Le pedí dar un paseo y conocer parte de la ciudad, me dió lástima que no disfrutara su estancia aquí ya que comentó que no había viajado mucho. Llegó la hora de la salida de nuestra cita ya que aceptó conocer la ciudad, voy a su habitación emocionado, no sé a quién veré en su mirar si a Jimena o Rachel, sólo espero ser capaz de controlar mis emociones.