Seré Tu Esposa... El 30 De Febrero

Damon

Debo reconocer que mi esposa es una actriz digna de reconocimiento a nivel mundial. Finge amarme y soportarme aunque se que no quiere verme ni en pintura.

Bailar con ella me provocó demasiadas cosas, la excitación fue la principal, sentir su piel tan suave, tomarla por la cintura y moverse a mi ritmo... llevó mi retorcida mente a imaginar cómo se movería mientras la hago mía, si la piel de todo su cuerpo sería tan suave y como se comportaría mi ángel estando conmigo sexualmente.

Nos iremos de luna de miel y se que está aterrada creyendo que la violaré aunque no es mi estilo hacer tal cosa, lograre convencerla de una u otra manera. Esperaré un tiempo y si no ocurre por las buenas recurriré a alguna píldora que aumente su libido y la haga sentir necesidad. No deseo que nuestra primera vez ocurra de ese modo pero en la guerra y el amor todo se vale según dicen. Se que cuando la haga mía no querrá escapar más de mi lado y será ella quien me desee.

Nos fuimos hacia el aeropuerto y tenía una habitación decorada para la ocasión, creí que dormiría en ella pero estaba súper nerviosa creyendo que la reclamaría como mía en ese lugar; así que opté por irme a dormir solo mientras ella permaneció en el asiento varias horas hasta llegar a destino.

Salí de la habitación totalmente descansado mientras que ella se veía muy cansada

-Hola querida esposa buenos días, parece que no has dormido nada- dije burlándome de ella

-No lo hice, no puedo dormir sabiendo que hay un depravado cerca de mi- así que depravado, tiene agallas la niña, jamás nadie se atrevió a insultarme

-¿Depravado? ¿Te refieres a mi?- cuestioné fingiendo inocencia

-¿A quién más?- dijo desafiante

-*Te recuerdo que aún no te he tocado

-No lo harás

-Eso crees tú. ¿En verdad eres tan inocente e ingenua o solo lo aparentas?- me miró confundida- déjame te explico, toda persona tiene deseos sexuales que satisfacer, al menos yo reconozco que tengo los míos y eres mi esposa, ¿Acaso tú no tienes deseos?- se sonrojó y evitó mirarme así que giré su rostro sujetando firme su barbilla- ¿Mi esposa ha llegado virgen al matrimonio? porque a juzgar por tu sonrojo y tus nervios juraría que si

-Deja de decir estupideces, tengo más de veinte años*- volvió a estar a la defensiva

-*Apostaria mi fortuna a qué si lo eres y por si no lo sabes yo jamás apuesto si el premio no es seguro

-Eso a ti no tiene que importarte, esto es un matrimonio arreglado, yo jamás me hubiese casado contigo sin un estúpido contrato de por medio y déjame decirte que lo hice porque me amenazaron, porque de no ser así voluntariamente renunciaba a todo con tal de no estar contigo

-¿Que tipo de amenazas?

-Eso a ti no te importa, no tienes por qué saber nada de mi. Fíjate si con tu gente, aquella que tantas cosas de mi te cuenta logras averiguar algo relevante en esto*

Se negó a seguir hablando. Si yo la amenacé con sus estudios, ¿Con que más la amenazaron para que acepte ser mi esposa? Tampoco quiso comer y cuando llegamos al hotel donde nos quedaríamos siguió nerviosa sin dirigirme la palabra. Se fue a dar un baño y salió completamente vestida para posteriormente meterse a la cama.

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