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Redención Nuestra

Redención Nuestra

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Oficina / Malentendidos / Romance de oficina / Mujer despreciada
Popularitas:384
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Rose estaba decepcionada del sentimiento llamado amor y por mucho tiempo no creyó en el ni lo buscó hasta que se involucró con él.

Silvain James es un hombre de una familia rica y poderosa pero que tenía más suciedad que el desagüe de la ciudad. Tampoco creía en el amor hasta que se involucró con ella.

Ambos terminaron casándose bajo las condiciones y amenazas del abuelo de Silvain. Juntos tienen que lidiar con la familia James y sus intrigas por la herencia de la compañía y riqueza que dejaba en vida el patriarca de la familia.

Entre sus días de casados y evitando los esquemas de esas personas, surge un secreto que podría causar grandes controversias y el fin del amor entre Rose y Silvain.

NovelToon tiene autorización de Koh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 12

Dentro de una mansión en el norte de la ciudad, estaba Julia bebiendo un vaso de whisky; sonreía complacida consigo misma ante lo que había mandado hacer a Silvain. Su padre había dicho que no debía actuar imprudentemente, pero ya estaba harta de estar en una familia desplazada. Aunque su padre tenía un puesto importante dentro de las empresas J&K, siempre se le había negado el derecho a dirigirla, y ella siendo mujer, aunque intentó con todas sus fuerzas, era mala en la administración. Las finanzas no tenían cabida en su cabeza y la frustración la hiso dejarlo y estudiar lo menos tedioso posible. Aun así, lo que más odiaba era ver que los hombres de la familia tenían poco más talento y podían pelear por la herencia, mientras que ella solo podía quedarse al margen. Pues no lo toleraría. Lo que más la enervó fue escuchar que esa mujer salida de la nada, podía tener un puesto importante dentro de las empresas familiares. Una forastera, en un cargo tan importante, le hiso rechinar los dientes y actuar impulsivamente.

La verdad, creyó que no podía estar expuesta y si lo estaba, no creía que Silvain se atreviera hacer un escándalo por una mujer como esa, e incluso confió en que su padre podría ayudarla.

Sonrió complacida consigo misma, pensando que al menos era inteligente en maquinar cosas, hasta que el ama de llaves de la mansión corrió hasta ella para indicarle que la policía había llegado con una orden para aprenderla.

-¿Qué dijiste?

-Señora, la policía vino a llevársela.

-Debe ser una equivocación – dejó su vaso en el bar de la sala y caminó hacia la puerta, segura de no podían tocarla – ¿Quién les dio permiso de entrar? ¡Están allanado mi casa!

La policía solo la miró con condescendencia y amablemente quisieron que entrara en razón.

-Señora Fuller, tenemos la orden de aprenderla por perpetrar un intento de homicidio al señor y señora James.

-¿De qué demonios está hablando? ¡Yo no he hecho tal cosa! ¡Me acusan falsamente!

-Tenemos pruebas señora, así que no lo haga complicado.

Ante la palabra “pruebas”, Julia sintió que su corazón se desplomaba hasta su estómago. Sus manos temblaron, pero pronto se recompuso. Su padre la sacaría, su marido podía ser un imbécil pusilánime, pero su padre Louis era inteligente y tenía contactos, no tardaría en salir sin un rasguño y entonces arremetería con más ahínco contra Silvain. ¡Maldito hombre!

Aun así, se resistió ante al arresto, ella solo quería ir a la comisaría en su propio vehículo pero obviamente la policía no permitiría semejante idea. Ella estaba arrestada bajo cargos, debía ir esposada, así que cuando intentaron tomar sus manos, recibieron insultos y bofetadas.

Al final la mujer fue sometida y quien sabe de dónde, aparecieron reporteros en el justo momento donde la tiraron al suelo y la esposaron, viéndose desaliñada y con una mirada de loca. Ella intentó taparse la cara pero sus manos estaban sujeta, e incluso pidió a la policía que le pusieran una chaqueta encima para evitar que fotografiaran su cara, pero los hombres de azul se hicieron a los sordos y la dejaron desfilar desde la puerta de la mansión hasta la patrulla y que los medios sacaran provecho de todo ello.

Las preguntas de los reporteros eran demasiado insidiosas y ya la declaraban culpable del accidente de su primo, pero ella apretó los labios, lo que menos haría sería hablar porque estos buitres les encantaba exagerar todo, pero no contó que aun con su silencio, las noticias sobre ella exageraron hasta el punto de dañar su reputación de señora de la clase alta, retratándola como una desequilibrada por celos y dinero de la herencia del anciano que seguía vivo. La gente solo especularía si esas personas estuvieran dispuestas a matar solo por dinero.

Cuando Julia llegó a la comisaría, la interrogaron y ella se negó a hablar aun con las evidencias en su cara, e incluso llamó un abogado.

Louis pronto se enteró del arresto de su hija y al averiguar más, descubrió que atacó a Silvain. Louis sintió que la presión sanguínea se disparaba. Claramente le había dicho a su tonta hija que no moviera ni un solo dedo hacia ese mocoso, pero ella parecía estar sorda o era estúpida. Incluso si querían eliminar a Silvain de la lista de los herederos, deberían esperar hasta la muerte del anciano y podrían hacer lo necesario para quitar de en medio a todos.

Dejó su puesto y llamó al abogado para que respaldara a su hija mientras llegaba a la comisaría.

En el momento en que se marchó, una chica que parecía una secretaria entró a la oficina y esculcó la computadora. Puso un USB y le implantó un virus espía, además de copiar todo el disco duro. No tardó ni diez minutos en que volvió a salir. Estando en las escaleras de emergencias, sacó su teléfono y llamó.

-Ya está hecho.

-Muy bien, sal de ahí rápido.

-Sí, señor.

Mario colgó el teléfono y asintió en dirección de Silvain.

-Ya está hecho señor.

-Muy bien, sigan trabajando bien y que nadie se quede fuera.

Mario salió de la habitación de hospital, mientras que Silvain se acomodó en su silla y continuó trabajando en su computadora.

Entonces vio a Rose moverse y abrir los ojos, ella parecía perdida y Silvain dejó su trabajo para acercarse a ella y ayudarla a elevar su cama para que pudiera sentarse.

-¿Cómo te sientes hoy?

Rose pudo despabilarse luego de tomar un sorbo de agua que Silvain le sirvió en una botella.

-Aun cansada – dejó su cabeza descansar en la almohada.

-¿Sigue doliendo la cabeza?

-No, está mejor – Rose sonrió y recordó que llevaba días en el hospital, sin maquillaje y seguramente toda ojerosa.

Intentó desviar su mente, pero sintió sus mejillas sonrojarse y se recriminó porque no era una chiquilla, ya era una mujer adulta de veintiocho años e incluso casada. Sin embargo, viendo que el típico sarcasmo de Silvain no había, se sintió un poco más reconfortada y agradecida.

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No olviden dar me gusta. Gracias por leer.

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