∆ Un Alpha En Un Juego De Poder ∆

Zared se sentó en los escalones de las escaleras de su casa mientras miraba a la mujer que estaba parada enfrente de él.

—Un niño, una niña y una madre..—dijo Zared, intrigado.

—¿Como, señor?—preguntó la mujer.

—Soledad de Lune, una mujer beta que nació en un pueblo lejos de la sociedad, fue abandonada por su esposo cuando tuvo a sus hijos, una niña y un niño, ahora tienen cinco años y viven con su abuela en el mismo pueblo en el que su madre los dejó para conseguir dinero— explicó zared

—¿Cómo?—dijo la mujer

— ¿Piensas que no investigo a las personas que entran y salen de mi casa? Dime, ¿qué te dijo esa mujer, cuáles fueron las órdenes que te dio?—preguntó Zared con autoridad.

—Soy fiel a la reina, señor Kied—dijo la beta.

—Y lo seguirás siendo, si me deshago de tus hijos—añadió Zared, observando la reacción de la mujer.

La beta lo pensó y su corazón se aceleró al ver a sus hijos en peligro.

_Hagamos esto, te daré una buena suma de dinero para que vuelvas a tu hogar, tomes a tus hijos y desaparezcas del mapa, pero tendrás que decirme lo que sepas de esa mujer— propuso Zared.

—Está bien—aceptó la mujer.

—La reina me prometió una casa en el territorio del rey, con tal de que mantuviera vigilados a sus hijos y le informara de todos sus movimientos—reveló Soledad.

—¿Qué más?—preguntó Zared.

—Solo eso me dijo— respondió la mujer con nervios.

—Eso lo sé, quiero que me digas por qué la reina desea mantener vigilados a sus hijos— insistió Zared.

La mujer apretó sus manos, temiendo las consecuencias de revelar la verdad.

—Eso se debe a que los príncipes saben del secreto de su majestad—dijo la mujer con voz temblorosa.

—¿Y cuál es ese secreto?—preguntó Zared, intrigado.

La beta apretó sus manos con más fuerza, como si estuviera rezando para no ser castigada.

—La reina está asustada porque teme que los príncipes revelen que ella tiene un amante— reveló la mujer.

Después de escuchar aquello, Zared soltó una carcajada.

—¿Quién demonios aguantaría tanto a esa mujer como para ser su amante?—se rió Zared.

—Por eso la reina me mandó a su casa, señor— explicó la mujer.

—¿Y el rey sabe acerca de esto?— preguntó Zared.

—¿Del amante de la reina o de que ella me trajo aquí?— aclaró la mujer.

—De que te trajo aquí—dijo Zared.

—No, las decisiones que toma la reina todas son a espaldas del rey— reveló la mujer.

Zared se puso de pie y miró a los ojos a la beta, de su bolsillo sacó una bolsa con una gran suma de dinero.

—Te lo mereces, tus hijos deberían estar orgullosos de tener una madre que se arriesga a su muerte por salvarlos—dijo Zared.

La mujer retenía sus lágrimas, inclinó su cabeza en forma de agradecimiento.

—Muchas gracias— dijo la mujer tartamudeando.

Antes de que Zared entrara a la casa, la mujer lo deuvo

—Señor, ya que me ha ayudado, le diré quién es el amante de la señora—dijo la mujer con voz llena de gratitud.

—Así, ¿quién es?—preguntó Zared, intrigado.

—Su nombre es Damián, es el sobrino del rey— reveló la mujer.

—También es el heredero a la corona— agregó Zared, sorprendido.

—Sí—confirmó la mujer.

—Pero le advierto que debe tener cuidado, he oído que el joven Damián trabaja con los mercenarios y trafica gente. Así... así es como llegué yo aquí, señor— dijo la mujer con miedo.

—Ya veo— dijo Zared, asintiendo.

—Creo que va siendo momento de que visite personalmente al rey. Agradezco su ayuda, puede dormir hoy aquí y marcharse mañana temprano—ofreció Zared.

—Se lo agradezco, señor—dijo la mujer.

—No hay nada que agradecer— respondió Zared.

En ese momento llegó Kiara corriendo, la mujer se apoyó en la pared con la respiración agitada.

—¡Señor!!— gritó Kiara.

—¿Qué sucede?—preguntó Zared, preocupado.

—¡Madame Camelia ha despertado!!— informó Kiara con urgencia.

Zared entró inmediatamente a la mansión, antes de entrar a la habitación, vio a Cassian acompañado de Alaric, esperándolo en la puerta.

—Acaba de despertar— dijo Cassian.