 
                            Después de perderlo todo Isabela decide reconstruir su vida.
Entre lágrimas y aprendizajes, descubre que el destino puede sorprender con un nuevo amor y una nueva vida…
Uno capaz de sanar su corazón y enseñarle que siempre es posible volver a soñar y a vivir.
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Capitulo:08
ISABELA:
Un cómodo silencio se hace en la oficina y me concentro en mirar la propuesta con detenimiento hasta que tocan la puerta.
El jefe y yo nos miramos por algunos segundos y luego la puerta es abierta.
—Mi niño, tu secretaria no estaba así que decidí entrar por mi propia cuenta.
Una señora mayor con voz amable entra y el señor Romanov se pone en pies y camina hacia ella dándole un beso en la mejilla.
—Madre, debiste de avisarme que venías.
—Lo sé, pero quería darte una sorpresa.
Dice la mujer con una sonrisa amable y su mirada se dirige a mí.
—¿Ella es tu nueva secretaria?
Pregunta mirándome con unos hermosos ojos entre azulados y grises.
—Si, te presento a Isabela Torres, Señorita Torres, ella es mi madre Tatiana Romanova.
Me pongo en pies y le y tiendo las manos a la mujer, pero esta se acerca a mí y me brinda un cálido abrazo.
—Un gusto conocerla señora Romanova.
—El gusto es todo mío querida, dime ¿Te gusta trabajar en esta empresa? Entiendo que mi hijo pueda ser un poco gruñón, pero es buena persona, eso te lo puedo asegurar.
—Mamá.
Le reclama él, pero la mujer no le presta atención.
—Me gusta trabajar para esta empresa señora, además la paga es muy buena.
Menciono sonriendo un poco y la mujer vuelve a sonreír con gracia.
—Por lo que veo eres muy sincera... ¿Te importaría dejarme a solas un momento con mi hijo? Prometo que no será mucho tiempo.
—Por supuesto que sí, tómese todo el tiempo necesario.
Digo mientras camino hacia la salida de la oficina con los documentos en mano.
VLADIMIR:
Observo como la señorita Torres se retira y mi madre toma asiento frente a mí.
—Es extraño que vengas sin avisar ¿Qué pasa madre?
—Escuché que tu padre y su nueva familia están aquí.
Dice arrugando el ceño y yo la miro fijamente.
—¿Están aquí?
—Si, me enteré de que se reunieron con el abuelo anoche, su objetivo es la empresa familiar.
Relajo mi cuerpo en el respaldar de la cómoda silla.
—Madre ¿Qué es lo que quieres?
Ella sonríe y se acomoda en el mueble cruzando las piernas.
—Querido ¿Acaso piensas dejar que tu hermano se quede con la empresa que siempre has querido? Ambos sabemos que esa alimaña está tramando algo, y no es nada bueno.
Asiento de acuerdo con mi madre y una sonrisa se asoma en mis labios.
—Es muy fácil que el abuelo me ceda la empresa, tengo un gran imperio que cada día crece más y mi hermano lamentablemente solo ha sabido estar de holgazán.
—Si, pero tu hermano tiene las de ganar.
Dice y la miro para que continúe.
—Tiene una prometida y está a punto de casarse, sabes que el abuelo es muy tradicional, y para él un hombre completo es uno de familia.
—No pienso casarme madre.
Ella alza las cejas y una sonrisa malvada se forma en sus labios.
—¿Qué hay de tu secretaria? Es muy hermosa y parece buena chica.
—Madre por favor.
—Es hermosa y no lo puedes negar Vladímir.
—Si es hermosa, pero se ha divorciado recientemente.
—Que pena, pero tú puedes consolarla, eres un hombre de treinta años, ya es hora de que me vayas presentando a mi hija política.
Dice ella con una sonrisa pícara y a mi mente llega los días que la he visto muy decaído o con los ojos hinchados por estar llorando aunque ella lo niegue rotundamente.
—Ma, he la he visto triste y con los ojos hinchados, es muy probable que esté triste por su matrimonio fallido... En una relación, no quiero ser un suplente.
Mi madre suspira colocándose en pies.
—Entiendo cariño, aunque no está de más tirar el anzuelo, no sabes si puedes pescar un gran pez.
Ella se retira con la elegancia de siempre, pero antes de abrir la puerta se gira para mirarme.
—Te recuerdo que vivo en la casa de siempre, una visita a tu madre no le hará nada mal.
—Iré este fin de semana, me saludas a tu esposo de mi parte.
—Lo haré, cuídate.
Ella sale y a mi mente llega todos los sufrimientos de mi madre cuando ese que se hace llamar mi padre la abandonó... Creo que ya va siendo hora de cobrar todo el daño que hizo.
 
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                    