¿Qué harías si el personaje que creaste se materializa en tu habitación? bueno eso mismo le paso a nuestra querida Arianna... quien aun no sé explica como es que eso sucedió.
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capítulo 12
La tarde comenzaba a caer cuando Arianna salió discretamente de su edificio, después de haber dejado a Caleb instalado en su departamento. El tráfico de la ciudad era un caos habitual, pero ella apenas lo notó; su mente estaba concentrada en algo más urgente: su padre.
Lucios Lauren, un hombre tan imponente como su reputación, la esperaba en la sala de reuniones secundaria del piso ejecutivo. El ambiente estaba tenso desde que ella llegó. Con el ceño fruncido, él revisaba un expediente delgado sobre la mesa, pero al verla, alzó la mirada con esa expresión fría que solo reservaba para cuando estaba molesto.
— ¿Tienes un minuto, Arianna? —preguntó sin dejar de mirar los papeles.
— Por supuesto, padre. —Se sentó frente a él con postura serena, aunque en su interior sabía lo que se avecinaba.
— No he querido tocar este tema frente a Mauricio ni a Víctor, pero tú sabes que no dejo cabos sueltos —empezó él, directo como siempre—. Desde hoy, cuando mencionaste a tu... novio, hice algunas llamadas. Y lo curioso es que no hay ningún registro de él. Ni en bases de datos, ni redes, ni registros migratorios. Es como si no existiera.
Arianna respiró hondo. Ya había imaginado que esto pasaría, pero tenerlo frente a frente era otra cosa.
— Se llama Caleb —respondió con calma—. Es actor... y modelo. Trabaja de manera independiente, por eso probablemente no encontraste gran cosa. A veces hace colaboraciones internacionales, sin representante fijo.
Lucios arqueó una ceja, no completamente convencido.
— ¿Y su familia?
— No tiene —respondió, esta vez bajando un poco la voz—. Fue abandonado cuando era niño. Se crió solo. Ha pasado por mucho, y ahora está intentando reconstruir su vida. Le ofrecí ayudarlo.
Lucios entrecerró los ojos. Podía leer a las personas, era su talento, y aunque sabía que su hija no estaba mintiendo, también notaba que no estaba diciendo toda la verdad.
— ¿Y tú desde cuándo ayudas a desconocidos, Arianna? ¿Desde cuándo te involucras con actores sin historial, sin papeles, sin pasado?
— Desde que me doy cuenta que no todos necesitan venir de un apellido famoso para ser valiosos —dijo ella sin dudar—. No estoy pidiéndote que lo aceptes, padre. Solo que respetes mis decisiones.
— No puedo respetar algo que no entiendo —admitió él—. Solo quiero saber si esto... este hombre, representa algún tipo de amenaza para ti o para la familia. Si tiene intenciones ocultas, si está usándote.
— Caleb no me usa. Ni siquiera sabe lo que tengo o lo que vale mi apellido —dijo con firmeza—. No te estoy pidiendo aprobación, solo tiempo. Pronto entenderás que él no es un peligro... solo está desubicado.
Lucios guardó silencio por unos segundos, y luego cerró el expediente.
— Bien. Entonces tráelo a cenar. Quiero conocerlo en persona. Nada de excusas.
— ¿Cenar...? —repitió Arianna.
— Sí, mañana en casa. Siete en punto. Que se vista bien.
Ella asintió, sabiendo que no podía negarse.
— Está bien.
***
A la mañana siguiente, la luz del sol se filtraba entre las cortinas del departamento de Arianna. Caleb ya estaba despierto, observando por el ventanal con una mezcla de asombro y nostalgia. Llevaba puesto un pijama gris que ella le había comprado la noche anterior. Aunque el entorno le seguía pareciendo ajeno, había algo en la ciudad que lo hacía sentir vivo.
Arianna salió de su habitación aún adormilada, con el cabello recogido en un moño desordenado y una taza de café en la mano.
— Buenos días... —dijo con voz ronca.
— Buenos días, Lady Arianna —respondió él con una sonrisa tímida.
— Puedes dejar el “Lady” —dijo ella con una risa baja—. Solo Arianna está bien.
Caleb asintió mientras volvía a mirar por la ventana.
— Tu mundo es ruidoso, rápido... pero hay belleza en él. Es como si cada edificio quisiera tocar el cielo.
— Algo así —respondió ella, acercándose para mirar a su lado—. ¿Dormiste bien?
— Sí, aunque la cama es muy... suave.
Ella sonrió. Y cambiando de tema dijo.
— Tengo que decirte algo importante.
Caleb la miró, curioso.
— Esta noche iremos a cenar a casa de mi padre. Él quiere conocerte.
— ¿Tu padre... el que gobierna este reino? —preguntó con inquietud.
— Algo así —dijo ella, conteniendo la risa—. Lucios Lauren, dueño de varias empresas petroleras. Es influyente, poderoso... y muy directo. Así que prepárate para una noche intensa.
Caleb la miró con un leve gesto de preocupación.
— ¿Y si no le agrado?
— No te preocupes por eso. Solo sé tú mismo... aunque un poco más elegante. —Le dio una palmada en el hombro—. Ya verás, no será tan terrible.
— Arianna... —dijo de pronto, con un tono más serio—. ¿Por qué me estás ayudando? ¿Por qué me diste un techo, ropa, medicina... y protección?
Ella lo miró por un momento y luego bajó la vista.
— No lo sé del todo. Pero creo que es mi responsabilidad, después de todo, todo lo que sufriste y te toco vivir en tu mundo fue mi culpa.— Caleb también había pensado en eso, pero al ver que ella solo quería ayudarlo, no se había atrevido a tocar nuevamente el tema— Creo que te debo una disculpa, nunca creí que lo que escribía podía volverse algo real.
Caleb la miró con el ceño apenas fruncido, y luego volvió a mirar por la ventana.
— Y yo nunca creí que mi mundo fuera parte de una novela. Aún no entiendo mucho pero... gracias, por ayudarme y acepto tus disculpas.
Arianna lo miró de reojo, y por un instante, algo dentro de ella se estremeció. No era solo atracción ni simple compasión. Había algo más. Un vínculo inexplicable.
— Ven, tenemos que prepararte. Vamos a buscarte algo más elegante que esas camisetas de algodón —dijo finalmente, rompiendo el momento.
— ¿Vamos en tu corcel rojo? —preguntó él, emocionado.
Ella rió con fuerza.
— Sí, en mi noble corcel. Pero esta vez tú eliges la música del viaje.
***
Así, el día comenzó entre risas, descubrimientos y preparativos. Arianna sabía que la cena de esa noche marcaría un antes y un después. Lucios Lauren era un titán empresarial, pero también un padre protector y exigente. Caleb, por su parte, no solo tendría que enfrentar a un padre desconfiado, sino también encontrar su lugar en un mundo que aún no comprendía.
Y aunque ninguno lo sabía aún, esa cena no solo sería el inicio de una aceptación... sino también el primer paso hacia la verdad detrás del origen de Caleb y su extraña y rápida recuperación.
En algún rincón de la ciudad, alguien con un rostro familiar y una mirada vacía seguía sus pasos. Porque Caleb no había sido el único en cruzar entre mundos... solo el primero en despertar.
Gracias por esto...