La Princesa Y Andrómeda

Ari perteneciente a la constelación de Andrómeda. Tan cercana y tan enigmática a la vez, poco se sabe en el planeta tierra acerca de esta constelación vecina, epónimo de Andrómeda, la princesa mítica hija de los reyes de etiopia; Cefeo y Casiopea, esta última pretendía ser más hermosa que todas las Nereidas. Ellas al saber tal insinuación, se sintieron ofendidas y de inmediato, pidieron a Poseidón (Dios del Mar) que castigara a Casiopea por su atrevimiento. Poseidón aceptó las peticiones de las Nereidas, y decidió enviar a un Monstruo a las tierras de Cefeo. Cefeo se enteró de dicha calamidad, por lo que decidió consultar al oráculo de Amón sobre alguna manera de salvar sus tierras. El Oráculo le predijo que la única manera de salvarse, era exponer a su hija Andrómeda como víctima. Cefeo al ver los grandes sufrimientos que pasaría su pueblo, se vio obligado a cumplir dicho mandato. Así, Andrómeda fue atada a una roca para que el monstruo la atacara y pueda dejar al pueblo en paz. Perseo quien regresaba tras liquidar a Medusa (la Gorgona), y al pasar por Etiopía, ve a la linda joven encadenada para ser sacrificada al Monstruo. Él, de inmediato se enamoró de ella, por lo que dijo a Cefeo que los liberaría del Monstruo si le daban a Andrómeda como esposa. Cefeo aceptó sin detalles o problemas. Perseo seguro de sus condiciones, se encaminó al Monstruo y en una ardua lucha, liquidó al temible Monstruo, luego se dispuso a preparar su boda con la doncella; por otro lado, Fineo (hermano de Cefeo) al enterarse de dicha boda, entró en cólera ya que Andrómeda le había sido prometida en matrimonio antes que a Perseo. Debido a esto, se maquinó una conspiración contra el héroe donde lo liquidarían. Perseo al enterarse de dicho peligro, utilizó contra sus perseguidores la cabeza de Medusa, ya que cualquiera que la viera directamente, se convertiría en piedra. Así, Perseo pudo librarse de un seguro peligro y se casó tranquilamente con Andrómeda. Luego se la llevó a Argos y después, se fueron a vivir a Tirinto donde ella le dio seis hijos (que mucho después fueron conocidos cómo los Perseidas: Perses, Alceo, Méstor, Heleo, Electrión y Esténelo) y una Hija llamada Gorgófone.

Cuando Andrómeda falleció, la diosa Atenea la situó entre las constelaciones del cielo del norte, cerca de su marido Perseo y su madre Casiopea. Ella está representada en el cielo del hemisferio norte por la constelación “Andrómeda”, que contiene la galaxia de Andrómeda.

En la constelación de Andrómeda existen varios planetas conocidos por grandes astrónomos de la tierra, como también existen otros planetas no descubiertos por nadie en estos parajes, uno de esos planetas es Helos, bautizado con ese nombre en honor a heleo, uno de los siete hijos que concibió Andrómeda con Perseo.

La dualidad de Helos, el planeta de Andrómeda, resulta ser algo interesante. Distintamente a lo que es planeta tierra, Helos se encuentra dividido en treinta por ciento tierras firmes, mientras que la zona acuática constituye el setenta por ciento restantes, y otra singularidad del océano de Helos, es que sus aguas no son salinas, al contrario, son dulces y nectarinas, tanto así que encima suyo crecen majestuosas flores.

En la antigüedad los habitantes de ambas zonas, no convivían entre sí, los del área terrestre eran reconocidos por su naturaleza hostil y poderes mágicos, mientras que los que vivían debajo de la superficie acuática se caracterizaban por su nobleza y capacidad de respirar bajo el agua. Lo cierto es que ambas historias, tanto la de la zona acuática como la de la zona de tierra del planeta Helos, eran contadas como leyendas dentro de los nuevos habitantes del planeta, y es que se dice que hace un tiempo, muchos siglos atrás, ese planeta pasó por una especie de devastación, una inclemencia catastrófica que acabó con aquellos que se apoderaron de la zona terrena, los infames fueron destruidos, dando paso a una nueva generación de acuáticos que convivían en las dos áreas y las áreas también se renovaron, surgiendo de ellas flora y fauna fantásticas. De esos acuáticos terrestres de la nueva generación, dotados con habilidades extraordinarias; nació Ari, quien vivía de forma pacífica en Helos, planeta que conoció la paz después de su reforma.