La venganza sería la manifestación de la emoción pura, mientras que el castigo lo sería de la razón pura. Después de la muerte de su padre a manos de un líder terrorista, nuestra fénix como es llamada Cristin en la agencia de seguridad nacional. Busca el castigo para el asesino de su padre, así logra que él atente contra su vida, en ese despiadado acto Cristin pierde a su única hija, llevándola ha perder el camino. Pero al igual que el fénix, resurgirá de las cenizas para buscar justicia por el amor que le fue arrebatado. Zaid era un pequeño que vivía en la calle, adoptado por Yassir el enemigo de Cristin nuestra agente que sigue sus pasos, pero su verdadero nombre era Gael. en cierto momento queda dividido entre proteger al fénix o proteger al que ha sido su salvador y su padre toda su vida. El amor no siempre es sencillo, o leal, o romántico, también sabe ser amargo y doloroso. Podrán Zaid y Cristin sanar sus heridas, para poder tener un futuro distinto al que les fue impuesto.
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Pasión Incondicional
Capítulo 12
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Dasha estaba cambiando la decoración de su pent house, ella sabía que si quería algo solo necesitaba llamar a Abdul. Le gustaba la vida que tenía, al hombre que amaba y al cual ella siempre le sería leal. Dasha si aceptaba los términos sin refutar, lo amaba más que a ella misma.
—Señorita la busca Zeus.—lo anunciaba su ama de llaves Marcela
—Hazlo pasar.—respondió emocionada, tal vez Zaid le enviaba algún regalo o tal vez la visitaría, o sencillamente viajaría con él.
Dasha bajo rápidamente para recibirlo, ella siempre se veía hermosa. Era muy femenina, elegante y sobre todo una gran compañía. Siempre comprensiva y callada.
—Señorita Dasha.—saludo Zeus
—Se bienvenido, ¿en qué puedo ayudarte?.—preguntó Dasha
—El jefe me envió por usted.—respondió
—Pero se supone que hay una nueva mujer, y que estaría ocupado con ella. ¿Estoy en problemas?.—preguntó Dasha con su vocecita dulce e inocente.
—No lo sé señorita, pero es mejor no hacer esperar al jefe.—respondió Zeus
—Dame un minuto debo vestirme apropiadamente.—dijo Dasha y subió a cambiarse el vestido
Minutos después bajo para salir con Zeus rumbo a la mansión de Zaid, ella vivía en Milán casi todo el año, excepto cuando Zaid regresaba a Irán. Ella era la única a la que llevaba a Irán para tenerla cerca, incluso conocía bien a los padres de Zaid. Descendió de la camioneta, y Zeus la escoltó hasta el jefe.
Entró hasta la sala donde estaba Zaid esperándola, era notorio que estaba molesto. Pero ella ya tenía todo fríamente calculado, sin decir una sola palabra se hincó al lado de él y besó la mano de Zaid como si fuera su esclava.
—Mi querida Dasha, ¿por que dices que eres mi dueña?.—preguntó Zaid
—Jamás me atrevería a decir algo como eso, tú eres mi dueño, no al revés.—respondió Dasha mientras seguía hincada y mantenía agachada la cabeza
—Entonces lo que les dijiste a las demás solo era por molestar.—agregó Zaid
—Mis palabras fueron que yo no quería ir al viaje, porque ellas no eran de mi confianza. Que además usted seguía en Milán, que me quedaría a su lado. Nunca me he sentido tu dueña, sabes que te amo incondicionalmente y bajo tus términos.—respondió Dasha, mientras comenzaron a salir lágrimas de sus ojos. Realmente sabía cómo salirse con la suya.
—Tu siempre tan leal, tan devota a mi.—decía Zaid, mientras se acercaba a ella para besarla.
Ella le daba lo que a él más le gustaba, el poder, era totalmente sumisa a sus disposiciones. Dasha lo amaba por sobre todas las cosas, no le importaba ser una más en su lista o compartirlo. Lo importante para Dasha era que se mantuviera a su lado y seguir teniendo esa preferencia que él le brindaba.
Zaid le correspondía a sus besos, la cargo para llevarla a la habitación. Al llegar hasta ahí la sentó en sus piernas, comenzó a besarla, con solo una de sus manos recorría desde su rodilla hasta llegar a su parte íntima. Mientras Zaid la acercaba para besarla, al mismo tiempo con su mano la estimulaba. Dasha gemía de placer
Zaid quería disfrutar cada centímetro de ella, la colocó encima de él para poco a poco con sus labios comenzar a besar su cuello, bajaba sus labios mientras desabrochaba su vestido, dejando una vez más sus preciosos senos visibles solo para él, con su boca comenzó a lamerlos. Lo motivaba los gemidos que arrancaba de Dasha, ella se estremecía mientras Zaid los disfrutaba y los acariciaba sin control.
Zaid se detuvo, Dasha se levantó de sus piernas para estar frente a él, ella dejó su cuerpo totalmente desnudo para que Zaid pudiera admirarlo, él se levantó y quitó su camisa también su pantalón. Ambos estaban desnudos, sus cuerpos estaban realmente excitados.
Zaid se acercó para besarla, sus besos le robaban el aliento, la acercaba a su cuerpo para sentirla, la acostó en la cama. Mientras que la piel de Dasha vibraba y los gemidos no se detenían, sentía la ansiedad en ella por unirse a él
Se poso entre sus piernas, mientras la besaba en la boca, poco a poco se introdujo dentro de ella, sintió el suspiro que ella había dejado escapar. Comenzó a embestirla lentamente, sentía como el cuerpo de Dasha se contraía, era excitante. Zaid entrelazó sus manos con las de ella, mientras estaban unidos. Ella no dejaba de gemir de placer, Zaid la hacía suya con cada embestida. No se detuvo hasta que juntos llegaron al clímax.
Estaban abrazados cuando Dasha pudo notar que Zaid estaba alejado de sus pensamientos, estaba con ella pero a la vez no.
—Tenía muchas ganas de estar contigo, pensé que no me llamarías por la número siete.—rompió el silencio Dasha
—Si, y seguiré viéndola.—respondió Zaid
—¿Ella ya sabe de todas nosotras?.—preguntó Dasha
—Sabes que confío en ti, para ser honesto aún no hemos tocado el tema. Pero debo decirte algo importante, ella es diferente, no es, ni será la número siete.—respondió Zaid, ella se sorprendió al escucharlo
—No te entiendo.—decía Dasha con el corazón en la mano
—Tranquila, bien debo continuar. Debo darme una ducha porque tengo una reunión.—decía Zaid mientras se levantaba de la cama y se despedía con un beso de Dasha
Si no quería intranquilizarla no lo había logrado, ahora Dasha tenía que investigar quién era esa mujer que tenía a su amado enloquecido. Conocer al enemigo.
Más tarde Zeus llegó al departamento de Cristin, ella estaba escuchando música a todo volumen. Así que Zeus se pegaba del timbre para que le abriera.
—Lo siento ya abro, ¿quién?.—preguntó Cristin
—Soy Zeus, señorita Marina.—respondió, de inmediato abrió la puerta.
—¿En qué puedo ayudarte?.—preguntó Cristin
—Mi jefe le envía este obsequio, para disculparse con usted.—respondió Zeus mientras le entregaba la caja con el brazalete, Cristin lo abrió y quedó sorprendida
—Definitivamente tu jefe quiere que me arranquen el brazo por esta joya tan preciosa, agradécele pero no lo puedo aceptar.—respondió Cristin, rechazaba su disculpa o el regalo se preguntaba Zeus
—Señorita Marina, no puedo regresar con el. Me culpará.—le decia Zeus con terror en su mirada
—Solo dile la verdad, no me gustan las joyas costosas, uso solo en ocasiones especiales y de fantasía. No tiene caso que conserve algo que jamás voy a usar, y más por seguridad. En cuanto a su disculpa, la acepto. Dile que me lleve a comer al mejor lugar de Milán, por favor.—respondió Cristin amablemente
Zeus ya no insistió, se llevó el brazalete con el. Y le daría el mensaje a su jefe. Cristin cerró su puerta, subió de nuevo el volumen de su bocina y continuó con su entrenamiento de defensa personal. Mientras golpeaba el saco de boxeo, pensaba en qué terminaría su romance con Gael, pero por lo menos ella anticipaba que no tendría un buen desenlace.
si así está escrita está noveltonn, como será en la vida real, debe ser uff más horrible aún