En la ciudad de Lunaris, donde los misterios y las sombras se entrelazan, vive Aurora Selene, una joven tímida y reservada que nunca ha sentido que pertenece al mundo ordinario. Cuando una noche de luna llena descubre un antiguo colgante en el ático de su casa, su vida cambia para siempre. El colgante la vincula a un antiguo linaje de magical girls, las “Fantomenas”, guerreras encargadas de proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Aurora, ahora conocida como Fantomena Luna Night, debe aprender a dominar sus nuevos poderes mientras enfrenta a los Nocturnos, criaturas sombrías que desean sumir al mundo en una eterna oscuridad. A medida que se adapta a su nueva identidad, descubre que no está sola. Otras chicas con destinos similares comienzan a despertar, formando un grupo unido por un vínculo ancestral. Entre ellas se encuentra Cassandra, una misteriosa joven con una conexión especial con la oscuridad, que podría ser tanto una aliada como una rival. Aurora siente una atracción creciente hacia Cassandra, lo que complica aún más sus decisiones. Mientras el amor y la magia florecen, las líneas entre el bien y el mal se desdibujan, y Aurora debe decidir si seguirá el camino de la luz o se adentrará en las sombras junto a Cassandra.
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Capitulo 12: El Despertar de la Oscuridad
Aurora Selene sentía el peso de la luna creciente sobre sus hombros, una presión que se volvía más intensa con cada día que pasaba. La noche había caído sobre Lunaris, y la ciudad estaba envuelta en un silencio inquietante. Las calles, que normalmente estarían llenas de vida, estaban ahora desiertas, como si los habitantes hubieran sentido un peligro inminente y se hubieran refugiado en sus hogares. Aurora, sin embargo, no tenía ese lujo. Sabía que algo oscuro se estaba gestando, y que pronto tendría que enfrentarlo.
Cassandra había sido más reservada últimamente, sus ojos, normalmente llenos de una sabiduría serena, ahora mostraban una inquietud que no había estado allí antes. Mientras caminaban juntas por las callejuelas de Lunaris, Cassandra finalmente rompió el silencio.
—He estado observando los movimientos de los Nocturnos —dijo Cassandra con voz baja—. Se están volviendo más organizados, más decididos. Y no es solo eso... Hay una nueva energía, una oscuridad más profunda que los está guiando.
Aurora sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había enfrentado a los Nocturnos antes, pero la idea de una fuerza mayor moviéndolos como peones en un tablero la aterraba.
—¿Qué crees que es? —preguntó Aurora, tratando de mantener la calma.
—Una entidad que ha estado oculta hasta ahora —respondió Cassandra, deteniéndose frente a un edificio abandonado—. Algo que ha despertado con la creciente influencia de la luna oscura. No es una simple sombra, es algo mucho peor.
El edificio abandonado era uno de los tantos que había caído en desuso en las partes más antiguas de Lunaris. Sus ventanas rotas y paredes desmoronadas hablaban de años de abandono. Pero esa noche, había algo más en el aire, una presencia que hacía que la piel de Aurora se erizara.
—Tenemos que entrar —dijo Cassandra, su voz firme pero llena de una preocupación que no había mostrado antes—. Si queremos entender lo que estamos enfrentando, necesitamos ver con nuestros propios ojos lo que ha despertado.
Aurora asintió, siguiendo a Cassandra mientras empujaba la puerta oxidada. El interior estaba oscuro, pero no era una oscuridad común. Era densa, palpable, como si tuviera vida propia. Con cada paso que daban, Aurora sentía cómo el frío se infiltraba en sus huesos, como si la misma oscuridad intentara devorar su luz.
Llegaron a lo que parecía ser el centro del edificio, una amplia habitación con un techo derrumbado que dejaba ver la luna oscura brillando en lo alto. En el centro de la habitación, una figura oscura se alzaba sobre un altar. No era un Nocturno común; era mucho más grande, su forma apenas discernible en la penumbra, pero la malicia que emanaba era inconfundible.
—Es ella... —murmuró Cassandra, susurrando como si temiera que la criatura la escuchara—. La madre de todas las sombras, la entidad que ha estado esperando este momento para despertar. Es la razón por la que los Nocturnos se han vuelto más poderosos.
La criatura se movió, girando su cabeza hacia ellas. Aunque su rostro estaba envuelto en sombras, Aurora sintió una mirada fría y penetrante clavarse en ella. Fue entonces cuando la criatura habló, su voz un susurro en la oscuridad.
—Aurora Selene... La elegida de la luna... Finalmente, has venido a mí.
Aurora sintió que su corazón se aceleraba. Era la primera vez que una de estas entidades la llamaba por su nombre. No era una coincidencia; la criatura la conocía, y eso solo significaba una cosa: había estado observándola desde el principio.
—No estoy aquí para caer en tus trampas —respondió Aurora, esforzándose por mantener su voz firme—. No permitiré que destruyas Lunaris.
La criatura se rió, un sonido bajo y gutural que resonó en las paredes de la habitación.
—La luna oscura ya está ganando fuerza —dijo la criatura—. Y cuando esté en su punto máximo, no habrá luz suficiente para salvar esta ciudad. Ni a ti.
Aurora miró a Cassandra, buscando apoyo, pero vio que incluso ella parecía insegura de cómo proceder. Estaban en un punto crítico, y cada decisión que tomaran ahora tendría consecuencias de largo alcance.
—Aurora —dijo Cassandra finalmente—, podemos usar el colgante para intentar contenerla, pero hacerlo aquí, en este lugar, podría ser demasiado arriesgado. Podría consumir toda tu energía.
Aurora sabía lo que eso significaba. El colgante era poderoso, pero también peligroso. Usarlo contra una entidad tan fuerte podría significar sacrificar parte de sí misma, o incluso perder el control por completo.
—No tenemos otra opción —dijo Aurora, sintiendo que su resolución se endurecía—. No puedo dejar que esta oscuridad se propague. Si no hacemos algo ahora, todo estará perdido.
Cassandra asintió, aunque su preocupación no desapareció.
Aurora cerró los ojos, concentrándose en el colgante. Sintió cómo la luz de la luna fluía a través de ella, mezclándose con la oscuridad que la rodeaba. Era una batalla interna, una lucha para mantener el control mientras enfrentaba el poder abrumador de la entidad.
La luz del colgante se intensificó, iluminando la habitación y empujando la oscuridad hacia atrás. La entidad dejó escapar un grito ensordecedor, una mezcla de furia y dolor. Pero Aurora no retrocedió. Puso todo su ser en esa luz, obligando a la entidad a retroceder, a disiparse en la oscuridad de donde había venido.
Cuando la luz finalmente se desvaneció, Aurora se desplomó de rodillas, jadeando. Cassandra corrió hacia ella, apoyando una mano en su hombro.
—Lo lograste —dijo Cassandra, aunque su voz estaba teñida de preocupación—. Pero esto es solo el principio. La luna oscura aún está ganando fuerza, y vendrá por ti de nuevo.
Aurora asintió débilmente, sabiendo que Cassandra tenía razón. Había ganado esta batalla, pero la guerra estaba lejos de terminar. Mientras se levantaba, con las piernas temblorosas, miró hacia la luna oscura en el cielo. Sabía que su destino estaba atado a ella, y que tendría que estar preparada para enfrentar cualquier oscuridad que viniera.
Aurora y Cassandra salieron del edificio, conscientes de que el verdadero desafío aún estaba por delante. Pero a pesar del miedo y la incertidumbre, Aurora sentía una renovada determinación. Sabía que no podía hacerlo sola, y que necesitaría toda la ayuda posible para enfrentar lo que estaba por venir. Y aunque la luna oscura estaba ganando fuerza, Aurora estaba decidida a luchar con toda su luz, hasta el final.
Me recuerda a un título de Touhou