Luana Martínez es una joven de 23 años que ha dedicado su vida a la repostería, siguiendo los pasos de su madre en la pastelería familiar. A pesar de ser sociable y tener un fuerte vínculo con su hermano Mike, Luana es reservada y prefiere la tranquilidad de su hogar a las fiestas. Su vida da un giro inesperado cuando recibe una invitación a la fiesta de Logan Harris, un atractivo empresario de 27 años conocido por su vida social agitada y su carisma.
A medida que Luana se adentra en el mundo glamuroso de Logan, comienza a cuestionar sus propias limitaciones. Él, con su espíritu aventurero y despreocupado, es todo lo contrario a ella. A través de encuentros inesperados y conversaciones profundas, Luana se encuentra cada vez más atraída por su manera de ver la vida. Luana debe enfrentar sus miedos y abrirse a nuevas experiencias, mientras descubre que el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
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Capítulo 16: Entre el deber y el deseo
Logan
El aire fresco de la tarde me envolvía mientras caminaba de regreso a casa después de nuestra increíble cita en el parque con Luana. La risa y las conversaciones aún resonaban en mi mente, y cada paso que daba me recordaba lo especial que había sido ese día. Había algo mágico en la forma en que Luana iluminaba el mundo que la rodeaba. Su entusiasmo era contagioso, y mientras remábamos en ese pequeño bote, sentí que cada momento compartido fortalecía nuestra conexión.
La imagen de su sonrisa, su risa clara y su mirada curiosa me llenaba de alegría. Nunca había conocido a alguien que me hiciera sentir tan vivo, tan conectado. Me preguntaba cómo era posible que en tan poco tiempo hubiera desarrollado un interés tan profundo por ella. La idea de pasar más tiempo juntos, explorar nuevos lugares y compartir experiencias era algo que anhelaba.
Mientras cruzaba la última calle hacia mi apartamento, mi teléfono vibró en el bolsillo. Era un mensaje de mi primo, Gael. "¿Puedes hablar? Hay un problema en el hotel." Una sensación de preocupación se apoderó de mí. En nuestra familia, la gestión de los hoteles era una responsabilidad compartida, y cualquier inconveniente podía tener un efecto dominó.
— ¿Qué ocurre? — respondí rápidamente.
— Necesito que vengas a la empresa. Hay un problema en uno de los hoteles y creo que necesitamos tu ayuda. — su tono era serio y eso me hizo fruncir el ceño.
— ¿De qué tipo de problema estamos hablando? — pregunté, sintiendo que la emoción del día se desvanecía un poco.
— Un fallo en el sistema de calefacción. Algunos huéspedes se quejan de que no tienen agua caliente y hay otros detalles menores, pero no quiero que esto se convierta en un escándalo. — explicó.
Suspiré. La responsabilidad que tenía con la empresa era importante, y aunque quería estar con Luana, sabía que debía atender esta situación. La última cosa que quería era que un problema de mantenimiento arruinara la reputación de la familia.
— Está bien, voy para allá. — le respondí, intentando no dejar que mi frustración se notara en mi voz.
Mientras caminaba hacia la oficina, mi mente divagaba entre el trabajo y Luana. Me preguntaba si ella entendería que a veces debía priorizar mis responsabilidades. La conexión que habíamos forjado en el parque era algo que deseaba cultivar, pero las obligaciones familiares siempre parecían interponerse en el camino.
Cuando llegué a la oficina, el ambiente era tenso. Las luces brillaban intensamente, y la actividad en el lugar era frenética. Gael me recibió en la entrada, su expresión era grave.
— Gracias por venir tan rápido. — dijo, llevándome a la sala de reuniones. — La situación con el hotel no es tan grave, pero necesitamos asegurarnos de que los huéspedes estén satisfechos.
Me senté y escuché mientras Gael me explicaba los detalles. Se trataba de un hotel que habíamos abierto recientemente, y aunque las críticas iniciales eran positivas, los problemas de mantenimiento podían arruinar rápidamente nuestra reputación.
— ¿Qué hemos hecho hasta ahora? — pregunté, tratando de entender cómo habíamos llegado a este punto.
— He hablado con el equipo de mantenimiento y están trabajando en ello, pero parece que hay más fallos de los que pensábamos. Necesitamos asegurarnos de que los huéspedes no se sientan incómodos. — dijo, frunciendo el ceño.
— Deberíamos ofrecerles alguna compensación. Tal vez un descuento en sus próximas estancias. — sugerí, tratando de pensar en soluciones.
Mientras discutíamos el problema, no podía evitar que mi mente volviera a Luana. Me imaginaba en el parque, riendo y compartiendo historias, y eso me hacía querer avanzar rápidamente en la reunión. Necesitaba resolver esto lo más pronto posible.
Finalmente, después de una hora de discusiones y decisiones, logramos un plan de acción. Nos dividimos las tareas y acordamos que yo me encargaría de supervisar las mejoras en el hotel durante los próximos días.
— Gracias por tu ayuda, Logan. — dijo Gael, dándome una palmadita en el hombro. — Sabía que podía contar contigo.
— No hay problema. — respondí, sintiéndome un poco más aliviado. — Ahora, si me disculpas, tengo que irme.
Salí de la oficina y el aire fresco me golpeó de inmediato. Aunque había resuelto una parte del problema, no podía dejar de pensar en Luana. Ciertamente, había una parte de mí que deseaba estar a su lado, explorando el mundo juntos. La idea de perderme en sus ojos mientras hablábamos de nuestros sueños y anhelos me llenaba de una calidez que no quería dejar ir.
Mientras caminaba, decidí que no podía dejar que mi trabajo interfiriera con lo que estaba construyendo con Luana. La vida estaba llena de responsabilidades, pero también de oportunidades. Tenía que encontrar ese equilibrio.
Al llegar a casa, me dejé caer en el sofá, exhausto. Saqué mi teléfono y revisé las últimas notificaciones. Había un mensaje de Luana: "¿Cómo va tu día?" Esa simple pregunta me hizo sonreír.
— Ha sido un día largo, pero creo que estoy listo para una aventura. — respondí, sintiendo que, a pesar de todo, todavía había espacio para la diversión en mi vida.
En cuestión de minutos, ella respondió: "¡Genial! No puedo esperar para nuestro próximo día juntos." Su entusiasmo era contagioso, y eso me hizo sentir más ligero.
Mientras escribía, pensaba en cómo había sido nuestro día y todos los demás que vendrían.Había tanto que quería mostrarle, tantos lugares que quería explorar junto a ella. La idea de descubrir un nuevo rincón de la ciudad con Luana me llenaba de energía.
— ¿Te gustaría ir a cenar mañana en la noche? — le pregunté, sintiendo que eso podría ser una buena idea para pasar tiempo juntos.
— Me encantaría. — respondió rápidamente. — ¿Tienes algún lugar en mente?
— Hay un restaurante italiano del que he oído cosas maravillosas. Podría ser una buena forma de terminar el día. — le sugerí.
— Suena perfecto. — me contestó, y su entusiasmo hizo que mi corazón se acelerara.
Después de nuestra conversación, me sentí renovado. La presión del trabajo había comenzado a desvanecerse, y sabía que estaba tomando las decisiones correctas al priorizar mi tiempo con ella. Era un recordatorio de que, aunque la vida estaba llena de responsabilidades, también lo estaba de oportunidades para ser feliz.
Decidí prepararme algo ligero para cenar antes de ir a dormir. Mientras cocinaba, mi mente seguía divagando hacia Luana. Me imaginaba riendo con ella, compartiendo historias y creando recuerdos. La forma en que me hacía sentir era única y especial.
Mientras cenaba, pensé en cómo había cambiado mi perspectiva desde que la conocí. Antes, mi vida era una serie de obligaciones y responsabilidades, pero ahora había un brillo nuevo en mi día a día. Luana me estaba enseñado a apreciar los momentos simples, a encontrar belleza en lo cotidiano.
Después de terminar de cenar, me senté en el sofá y encendí la televisión, pero no podía concentrarme en lo que estaba viendo. Mi mente seguía volviendo a Luana, a nuestras conversaciones, a la conexión que había crecido entre nosotros. La idea de que ella pudiera ser una parte importante de mi vida me emocionaba.
Finalmente, decidí que era hora de descansar. Me metí en la cama, y mientras cerraba los ojos, pensé en la cena que tendríamos juntos. Sería algo nuevo, una oportunidad para profundizar nuestra conexión. Estaba listo para enfrentar cualquier desafío, tanto en el trabajo como en mi vida personal, porque sabía que Luana valía la pena.
Mientras caía en un sueño profundo, una sonrisa se dibujó en mi rostro. La vida estaba llena de sorpresas, y estaba ansioso por descubrir lo que el futuro tenía reservado para nosotros.