La princesa reencarnada, ayuda a un malhumorado príncipe en su venganza...
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Nuevas oficinas
Bella no se separó de sus hijos, tenía su cabeza a mil por hora.
[Bien, ya pasó, salió... bien. Ahora solo en centrarme en mis bebés.]
La antigua princesa se sentía muy ansiosa y estuvo toda la tarde cocinando pasteles, dulces y comida de su época.
[Ahora a bañar a mis bebes y a dormir]
Bella, ahora Helena, no pudo dormir durante toda la noche, muchas ideas se colaban en su mente y el olor y recuerdo de Vitorio aún estaban en su cama.
Al día siguiente, ella se levantó como de costumbre y las señoras Gutie ya estaban trabajando.
- Buenos días señora Helena. Los angelitos aun duermen.
- Buenos días.
Helena se sintió observada, miró hacia todos lados y escucho la puerta.
- ¡hola Manuel! tan temprano.
- Señora Gutie, ¿como esta? si quede de venir a reparar algunas cosas. Buen día Helena.
- Hola Manuel, ¿ya desayunaste?
- ...
- Pasa siéntate.
En minutos las señoras Gutie tenían la mesa lista para Bella y Manuel.
- Helena todo esto lo preparaste tú.
- Si, ayer, cocinar me distrae...
- Si algo te preocupa, sabes que puedes contar conmigo.
Manuel iba a tomar la mano de Helena, cuando se escucha un ruido en las escaleras.
Cuando se acercan, ven a Vitorio con un niño en cada brazo.
De forma protectora, Manuel se puso delante de Bella....
- ¿Quién eres? Deja a los niños de Helena.
Vitorio sonrió ladino.
Helena, salió de su asombro y puso su mano en el hombro de Manuel, cosa que no pasó desapercibida por el príncipe.
- Manuel, tranquilo, lo conozco, él... bueno... solo que no sabía que estaba aquí...
- Helena...
Vitorio con calma y como si no hubiese nadie, dejo a los niños en las mecedoras y se sentó en la cabecera de la mesa, igual que el día anterior.
Con el alboroto, las señoras Gutie miraron al príncipe y la incomodidad de Helena y le ofrecieron te.
- Buen día señor, sírvase te, los dulces los preparo la señora.
- Gracias.
Vitorio se dispuso a desayunar, ignorando a todos, como si fuese el dueño del lugar.
Helena lo miraba incrédula por su actitud y Manuel con ira en sus ojos.
- Helena será mejor que vaya a trabajar, cualquier cosa sabes que cuentas conmigo.
Manuel se acercó y acaricio el pelo de ambos niños, como solía hacerlo, cosa que no pasó desapercibida por el príncipe.
(susurrando) - ¿Qué haces aquí?
Vitorio la miró molesto y siguió comiendo. Cuando termino de desayunar se levantó de su asiento y subió las escaleras.
Helena, lo observó incrédula de sus acciones y fue a hablar con las señoras Gutie.
- Les puedo encargar a los niños por favor, tengo algo que resolver.
- Vaya, tranquila.
Helena subió las escaleras y encontró a Vitorio en una de las habitaciones pequeñas que no se ocupaban.
- ¿Qué haces aquí? Ayer nos despedimos y ahora llegas como si nada, como si fueses el dueño del lugar...
Vitorio cargo a Bella adentro de esa habitación y la apego a la pared, sosteniéndola con su cuerpo y una mano en su cadera.
- Vendré cada vez que quiera y usaré este lugar como una de mis oficinas y no pienses en negarte o menos en huir, porque sabes muy bien, que a donde vayan esos niños podré llegar y si no quieres esto, deja a los niños conmigo y puedes marcharte, huir como cobarde.
- ¡jamás dejare a mis hijos!
- Bien, entonces acostúmbrate.
- ¡Tú no puedes llegar a disponer de nuestras vidas como se antoje!
- Mírame... ah y vuelvo a ver a ese granjero tocándo a los niños y lo mato y tu sabes que no me temblaria la mano.
- Vitorio tienes tantos lugares a donde ir a planear tu venganza, puedes tener más hijos...
El príncipe la besó apasionadamente.
- Te veo tocando a otro hombre y lo mato, desde que decidiste tener a esos niños, a los descendientes del sol en la tierra, uniste tu vida a mi, para siempre... ah y déjale claro a las cocineras quien soy.
- ¿y que quieres que les diga? ¿qué eres quien?
- Tu dueño, tu señor, tu jefe... no sé... ahora preparare mi nueva oficina.
Bella salió enojada de la habitación, mientras escuchaba como se movían muebles o se destrozaban cosas.
Ella fue a la cocina y se encontró con las hermanas Gutie.
- Tenemos que hablar... yo... él...
- No tiene nada que explicarnos...
- Nosotras estamos aquí por usted y los niños y la apoyaremos en todo.
- Muchas gracias. Son lo más cercano que tengo a una familia.
- No se preocupe, vaya a ver los niñitos que prepararemos un buen almuerzo.
- Gracias, de verdad muchas gracias.