Ariana una joven de veinte años es obliga a casarse con un hombre que no conoce, todo para salvar la vida de su padre, el único familiar que le queda en esta vida, ella terminará amando y odiando al hombre con el que le tocó compartir su vida, pero no sabrá si es más el odio o el amor lo que mad siente por ese hombre.
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#12
Ariana se despertó con una mezcla de emoción y nervios. Era un nuevo día en el restaurante, y ella estaba ahora en atención al público, encargada de las reservaciones. Su trabajo consistía en llevar a los clientes a sus mesas y ofrecerles una atención preliminar antes de que el mesero llegará. Durante la primera semana, su desempeño había sido impecable. Los clientes estaban encantados con su amabilidad y eficiencia, y las propinas reflejaban su esfuerzo y dedicación.
Sin embargo, ese día se presentaba diferente desde el principio. Recibió una reservación especial que llamó su atención de inmediato. El cliente había solicitado una mesa VIP, apartada de la vista general, y había enviado a un grupo de personas para decorar el espacio. Los globos rojos, las velas y los arreglos florales creaban una atmósfera íntima y encantadora.
El señor Martínez, siempre atento a los detalles, encontró el lugar perfecto para la cena especial, un rincón acogedor y privado del restaurante. Ariana, sin saber para quién era la reservación, se ocupó de los preparativos con esmero, asegurándose de que todo estuviera perfecto.
Cuando llegó la hora de la reservación, Ariana se colocó en la entrada, esperando al cliente VIP. Al verlo, se quedó congelada. Era Sergio. Alto, de ojos grises penetrantes, cabello negro y cejas perfectamente formadas, parecía un modelo salido de una revista con su traje negro a medida. Sergio la miró con un rostro serio y sin emociones. Ariana sintió un nudo en el estómago; sabía que había sido descubierta.
A pesar de la sorpresa y el nerviosismo, mantuvo la compostura. Todas las miradas estaban sobre ella, así que no podía permitirse vacilar. Con un gesto profesional, guío a Sergio hasta su reservación, caminando delante de él en silencio. Mientras caminaba, su mente era un torbellino de pensamientos y emociones. "¿Qué hace aquí? ¿Está con otra mujer? ¿Por qué se tomó tantas molestias?", se preguntaba.
El sentimiento de celos se apoderó de ella, una sensación nueva y perturbadora. Sin embargo, sus mejillas se sonrojaron intensamente cuando Sergio, de repente, la tomó del brazo y la atrajo hacia sí. Antes de que pudiera procesar lo que estaba ocurriendo, él inclinó la cabeza y la besó.
Fue un beso suave pero firme, y Ariana se quedó completamente inmóvil, sorprendida por la inesperada intimidad. Era su primer beso, y la sensación la abrumó. No sabía cómo responder, pero sus labios, guiados por el instinto y la suavidad del momento, empezaron a corresponderle tímidamente.
El beso duró unos segundos que parecieron eternos. Cuando Sergio se separó, la miró con una mezcla de ternura y determinación.
—Ariana, necesitaba verte. No puedo dejar de pensar en ti —dijo, su voz baja y sincera.
Ariana, aún sin aliento, intentó decir algo, pero las palabras no salían. Los clientes y el personal del restaurante los miraban, algunos con curiosidad, otros con una sonrisa cómplice.
—Por favor, siéntate conmigo. Necesitamos hablar —continuó Sergio, sin soltar la mano.
Ariana asintió lentamente, todavía aturdida por el beso. Lo guio hasta la mesa decorada con esmero, sus pensamientos girando sin cesar. ¿Qué significaba todo esto? ¿Por qué Sergio había hecho todo este esfuerzo?
Se sentaron, y el silencio entre ellos era cargado de tensión y emoción contenida. Sergio la miraba con una intensidad que la hacía sentir vulnerable y querida al mismo tiempo.
—No sabía cómo hacerte entender lo que siento, así que decidí hacer algo especial. Quería que supieras que no estoy jugando, que mis sentimientos por ti son reales —dijo Sergio, rompiendo el silencio.
Ariana lo miró, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, se decidió a hablar.
—Sergio, esto es... todo esto es mucho. No sé qué pensar. ¿Por qué haces esto? ¿Qué esperas de mí? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
Sergio tomó sus manos entre las suyas y le dedicó una mirada llena de sinceridad.
—Espero que me des una oportunidad. Sé que te asusté antes, y lo siento. No quiero presionarte, pero necesito que sepas cuánto significas para mí. No estoy aquí para obligarte a nada, solo quiero que entiendas lo que siento y que me des la oportunidad de demostrarte que puedo ser alguien en quien confíes y te apoyes—
Ariana sintió que las barreras que había levantado comenzaban a desmoronarse. La sinceridad en los ojos de Sergio y el gesto grandioso de la reservación especial tocaban su corazón de una manera que no había anticipado.
—Sergio, no sé si estoy lista para esto. Todo ha sucedido tan rápido. Pero te agradezco que hayas venido y que seas honesto conmigo. Necesito tiempo para procesar todo esto —respondió con franqueza.
Sergio asintió, comprendiendo su posición.
—Tómate el tiempo que necesites, Ariana. No quiero apresurarte. Solo quiero que sepas que estoy aquí, esperándote —dijo suavemente.
—Gracias, y por favor, no vuelvas a besarme, me has robado mi primer beso sin aun pedirme permiso, no estoy acostumbrada a esto— Ariana estaba apenadísima, menos mal la mesa estaba alejada de todos, pero es que sus compañeros vieron cómo el modelo de revista la ha besado, aun cuando Sergio es guapo y millonario, para Ariana era indiferentes esas cualidades, ella era feliz trabajando y ganando su propio dinero con esmero.
—Prometo no volver a hacerlo, te he traído algo— Sergio sacó de su bolsillo una caja, dentro de ella estaba un hermoso anillo —Eres mi esposa, aunque solo sea en papel, debes cargarlo— Sergio le pidió la mano, pero Ariana se negó a usarlo instantáneamente.
—No, no quiero y no puedo, no estoy preparada, no me presiones por favor— Ella se sintió tan abrumada que se fue corriendo, dejando a un hombre aún más confundido, las mujeres han peleado por él, se le lanzan encima, por poco lo secuestran para poseerlo, y ahí estaba Ariana, una joven alta y delgada, su figura era tan delgada que no tenía atributos visibles para un hombre, pero Sergio vio su interior, además de haber visto la manera en que la joven lucha por su vida.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir en su pequeña habitación del restaurante, Ariana reflexionó sobre lo ocurrido. Las emociones eran intensas y contradictorias, pero una cosa era segura: Sergio había demostrado su sinceridad y estaba dispuesto a esperar por ella. Con ese pensamiento, se permitió un respiro profundo, sabiendo que el futuro era incierto, pero también lleno de posibilidades.