Lena, una joven que siempre ha sentido que es diferente, sin saber por qué. En la noche de su vigésimo primer cumpleaños, su vida da un giro inesperado cuando descubre que es la Luna destinada del alfa de la manada más poderosa de la región, un hombre llamado Aiden, conocido por su ferocidad y liderazgo implacable.Aiden, marcado por una profecía ancestral, ha esperado años para encontrar a su Luna, la única persona capaz de calmar la bestia dentro de él y traer equilibrio a su vida. Sin embargo, Lena no está dispuesta a aceptar su destino fácilmente. Mientras lucha por comprender y aceptar el vínculo que la une a Aiden, descubre que su conexión va mucho más allá del amor: está vinculada a un oscuro secreto que podría destruirlos a ambos.En medio de luchas internas, conflictos con otras manadas, y una amenaza que podría desencadenar una guerra, Lena debe decidir si está dispuesta a aceptar la marca del Alfa y el destino que le ha sido impuesto, o seguir su propio destino
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Capítulo 7: La Presentación a la Manada
El sol apenas había alcanzado su punto más alto cuando Lena y Aidan llegaron al corazón del territorio de la manada.
Era un espacio vasto, rodeado de densos bosques que protegían a sus habitantes de las miradas curiosas del mundo exterior.
Las cabañas estaban dispersas por el área, formando un círculo natural que rodeaba una gran casa central, la cual Lena asumió que pertenecía al alfa.
Aidan la había llevado de la mano durante todo el trayecto, ofreciéndole un soporte silencioso pero firme.
Pero ahora, al ver el territorio de la manada con sus propios ojos, Lena sintió una oleada de nerviosismo que la hizo apretar la mano de Aidan con más fuerza.
—Todo estará bien, Lena —le susurró Aidan, apretando su mano en respuesta—.
Solo sé tú misma. Lena intentó sonreír, pero el nudo en su estómago se hacía más grande con cada paso que daban.
A pesar de las palabras de Aidan, no podía evitar sentir el peso de las expectativas sobre ella. Sabía que este momento era crucial, que su aceptación por parte de la manada era fundamental no solo para su relación con Aidan, sino también para su lugar en este nuevo mundo.
Cuando llegaron al centro del círculo, Aidan se detuvo y miró a su alrededor, como asegurándose de que todo estuviera en orden.
Lena también observó a su alrededor, notando que algunas personas habían comenzado a salir de sus casas, curiosas por ver lo que estaba sucediendo.
Algunos la miraban con ojos llenos de curiosidad, otros con una leve sonrisa de bienvenida. Pero había también quienes la observaban con una mezcla de recelo y desconfianza, lo que solo incrementaba su ansiedad.
Finalmente, Aidan alzó la voz, llamando la atención de todos.
—Mi gente —dijo, su tono autoritario resonando en el espacio abierto—.
Hoy es un día importante para nuestra manada. Hoy, les presento a Lena, mi Luna y su nueva líder.
Hubo un murmullo entre la multitud mientras más personas salían de sus casas y se acercaban para ver a la nueva Luna del alfa.
Lena sintió un calor subir por su cuello al ser el centro de atención, pero se obligó a mantenerse firme, recordando las palabras de su madre y de Aidan.
Este era su destino, y debía enfrentarlo con la cabeza en alto. Aidan soltó su mano y dio un paso atrás, dejándola a ella en el centro de atención.
Lena se sintió expuesta, vulnerable, pero al mismo tiempo notó la conexión con Aidan fortalecerse, dándole una inesperada sensación de seguridad.
Respiró hondo y dio un paso adelante, sabiendo que ahora debía hablar, mostrar su fuerza y su disposición a ser la Luna que la manada necesitaba.
—Sé que esto es nuevo para todos nosotros —comenzó Lena, su voz un poco temblorosa al principio, pero ganando firmeza a medida que continuaba—. Y sé que no será fácil, para ninguno de nosotros.
Pero quiero que sepan que estoy aquí para aprender, para crecer con ustedes y para servir a esta manada junto a Aidan.
El silencio que siguió a sus palabras fue abrumador. Lena sintió como si cada mirada estuviera penetrando en su alma, juzgándola, evaluándola. Pero no retrocedió.
Se mantuvo firme, sabiendo que este era solo el comienzo de su viaje como Luna.
De repente, una figura emergió entre la multitud, caminando hacia el centro donde Lena estaba de pie.
Era una joven, probablemente de la misma edad que Lena, con un porte elegante y una belleza que Lena no pudo evitar notar.
Su cabello era largo y oscuro, cayendo en suaves ondas sobre sus hombros. Sus ojos, sin embargo, eran lo que más destacaba: brillaban con una intensidad que bordeaba el resentimiento.
—Así que tú eres la famosa Lena —dijo la chica, su tono goteando con una dulzura falsa—. La nueva Luna de nuestra manada.
Lena la observó con cautela, notando la tensión en el aire. No había necesidad de ser un lobo para darse cuenta de que esta chica no estaba allí para darle la bienvenida.
—Sí, soy Lena —respondió, manteniendo su tono lo más neutral posible—. ¿Y tú eres...?
La chica sonrió, pero no había alegría en esa sonrisa.—Mi nombre es Serena —dijo, dando un paso más cerca—. Y antes de que tú llegaras, yo era la que todos pensaban que sería la Luna de esta manada.
Es curioso cómo las cosas cambian, ¿no? Lena sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque Serena no lo decía abiertamente, sus palabras estaban llenas de odio y veneno.
Lena no podía evitar sentir una creciente incomodidad al darse cuenta de que había algo más profundo en juego aquí.
—Serena —intervino Aidan, dando un paso hacia adelante—. Lena es mi Luna, y deberías mostrarle respeto.
Serena lo miró con una mezcla de tristeza y desafío.—Lo sé, Aidan —dijo, su voz ahora más suave, casi melancólica—.
Pero es difícil aceptar que alguien más ocupó el lugar que pensé que sería mío. Pensé que tú y yo...
—Es suficiente Serena—la cortó Aidan, su voz firme y decisiva—.
Lena es mi compañera. Ese es el vínculo que ha sido forjado, y no puede ser cambiado.
Lena miró a Aidan, sorprendida por la intensidad de sus palabras. Pero cuando volvió la mirada a Serena, vio el dolor en sus ojos.
Serena no era solo una chica resentida; era alguien que había albergado esperanzas, sueños que habían sido aplastados al ver que Aidan había elegido a otra.
—Lo siento, Serena —dijo Lena con sinceridad—. No vine aquí para tomar lo que no me pertenece.
Esto es tan nuevo para mí como lo es para todos ustedes. Serena la miró fijamente, como si estuviera evaluando la autenticidad de sus palabras.
Pero después de un momento, simplemente asintió, aunque Lena pudo ver que la llama de resentimiento seguía ardiendo en sus ojos.
—No es tu culpa, Lena —dijo Serena finalmente, su tono un poco más frío—. Pero eso no significa que aceptaré esto tan fácilmente.
Con esas palabras, Serena dio media vuelta y se alejó, desapareciendo entre la multitud.
Lena la observó irse, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación. Sabía que no había ganado a Serena, y que este podría ser solo el comienzo de un conflicto más grande.
Aidan se acercó y le puso una mano en el hombro, ofreciéndole un apoyo silencioso.
—Lo manejaste bien —dijo, aunque Lena no estaba tan segura.—¿Crees que va a ser un problema? —preguntó Lena, mirando hacia donde Serena había desaparecido.
Aidan suspiró, su expresión seria.—Serena es fuerte, y no será fácil para ella aceptar que no es mi compañera.
Pero la manada debe ver que tú eres mi elección, nuestra elección.
Lena asintió, aunque una parte de ella seguía preocupada por lo que podría suceder. Sabía que este no era el final de la historia, sino el comienzo de un nuevo capítulo lleno de muchos desafíos.
La tarde avanzó, y después de que Serena se retirara, la presentación continuó. Lena fue presentada formalmente a los líderes de la manada, aquellos que ocupaban roles importantes dentro de la comunidad.
Había un consejo de ancianos, compuesto por lobos más viejos y sabios que habían guiado a la manada durante generaciones. También conoció a los guerreros, lobos entrenados en combate y defensa, quienes protegían a la manada de amenazas externas.
Cada uno de ellos la evaluó con diferentes grados de aprobación, pero Lena notó que la mayoría de ellos eran reservados, sin mostrar abiertamente sus emociones. Sabía que tendría que ganarse su respeto, no solo por ser la compañera de Aidan, sino por demostrar que era digna de ser su Luna.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Aidan decidió que era momento de llevarla a un lugar más privado para que pudieran hablar en paz.
La llevó a una pequeña cabaña cerca del límite del territorio, lejos del bullicio de la manada.
—Aquí solía venir para pensar —le explicó Aidan mientras entraban—. Es un lugar tranquilo, donde podemos hablar sin interrupciones.
Lena miró a su alrededor, apreciando la simplicidad del lugar. Había una chimenea, algunas sillas cómodas, y una gran ventana que ofrecía una vista del bosque circundante.
Era un lugar acogedor, lejos del ajetreo de la manada.
—Gracias por traerme aquí —dijo Lena, sintiéndose un poco más relajada ahora que estaban solos.
Aidan asintió, pero Lena pudo ver que estaba preocupado. Después de un momento, él se volvió hacia ella, su expresión seria.
—Sé que hoy fue difícil para ti —dijo, su voz suave pero cargada de sinceridad—. Y sé que no será fácil en los días que vienen.
Pero quiero que sepas que no tienes que enfrentarlo sola, Lena. Estoy aquí para ti, y lo estaré siempre.
Lena sintió un nudo en la garganta ante sus palabras. A pesar de todas sus dudas, no podía negar la conexión que sentía hacia el.
te felicito x tu historia con Lena estuvo increíble q tengas muchos éxitos y sigue así ojalá nos mande la notificación de la historia de sienna a los q no nos aparece