— nadie va a quitar tu lugar como mi señora, no es para tanto.
Respondió el mientras sostenía a otra mujer en sus brazos.
Ella se burló
— no necesito ese lugar de porquería.
En su mente solo necesitaba vengarse, quería quitarle lo que más le importaba, por lo que busco a quien podía ponerlo en su lugar.
— ¿seré entonces tu herramienta?
Pregunta el hombre con tez pálida, se notaba mucho que estaba enfermo.
— si
Respondió ella
— estoy de acuerdo en serlo.
Ella no lo amaba,solo era su medio, quien diría que su plan sería totalmente destrozado.
— aléjate
Dijo ella empujándolo, el tomo su cabello y lo beso con ternura.
— digiste que sería tu herramienta.
Sus ojos fríos la recorrieron, ella tembló.
— no quiero una herramienta que no pueda manipular.
— entonces te dejare hacerlo, pero recuerda, eres mi mujer no soy muy paciente cuando miras a otros hombres.
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cap 11
Los empleados corrían por los pasillos haciendo su trabajo.
Las pinturas en las paredes eran iluminadas por la luz del sol que entraba por la ventana.
Pronto llego a la oficina de su padre, la puerta estaba medio abierta, por lo que la conversación de las personas de adentro se filtraba.
— mejor regreso en otro momento.
Ella se giró para marcharse, pero la mención de su nombre la detuvo
— Entiende Cristina es una niña muy caprichosa, llegará el momento dónde su rebeldía se le pase.
La otra persona no habló y continuo escuchando, los galimatías de Carlos.
— Ella siempre le has gustado, solo tenía un pequeño ataque de rabia.
Si rostro y acciones eran solo para complacer a la otra persona.
— Entiendo.
— Entonces el proyecto…
— El proyecto aún estará en tus manos, recuérdalo bien, mientras ella vuelva a mí.
Carlos sonríe y asiente.
— Lo entiendo.
Guillermo miró alrededor de la oficina, este hombre era malo para los negocios, pero disfrutaba de lo que traía ser un gran empresario.
“Estúpido, cuando todo caiga en mis manos, está familia también lo hará y ella, jugará de acuerdo a mis deseos”.
Sus pensamientos corrieron a la hermosa mujer de la cena de anoche, su pequeña cintura y sus deliciosos labios, simplemente quería devastarla en el lugar, pero al recordar la cercanía con su tío y esa marca, su ira volvió a aparecer.
— Cristina volverá, ella es sensata.
Aseguro Carlos.
— No se preocupe, entiendo lo que quiere decir, hemos estado comprometidos por muchos, sé cómo es.
Guillermo se recostó en el respaldo de la silla, el padre de Cristina le llevo una copa de vino, él la tomo y sonríe.
— Entiendo que Cristina es un poco terca, volveremos a estar juntos pronto, pero recuerde lo que me prometió.
Carlos Asintió.
— Lo entiendo, lo entiendo, yo me encargaré de hacerla entrar en razón es bastante dura, pero después de todo es mi hija.
Guillermo Asintió satisfecho.
— y aunque Cristina me hizo avergonzar antes, me gusta su actitud
su rostro está lleno de interés, todas las demás mujeres siempre fueron sumisas a él, Cristina no fue la excepción antes, pero ahora, quiere domar a esta mujer
“sería muy divertido volverla sumisa de nuevo, conozco todo de ella y aunque no pude tener tu primera vez, te tendré tarde o temprano, te haré rogar para aceptarte de nuevo, ese es el destino que te espera”
— Me iré ahora
Él se levantó y salió, una pequeña obsesión por domar a Cristina floreció en él, pero no le prestó atención, tenía cosas más importantes ahora.
Cristina miró su espalda que se Aleja, su mano estaba agarrando fuertemente, el pomo de la puerta, respiro tratando de calmar su ira, después de unos segundos, entro en la oficina.
— Papá
Su voz era bastante baja, esto oculto un poco la ira en su voz.
Carlos miró a su hija mayor, con molestia, tantos problemas que le causó por problemas tan absurdos, su ceño se frunció.
— Entra
Ordenó, Cristina, entro en la oficina.
— Siéntate
— “….”
No quería tocar nada que ese hombre hubiera tocado, al no verla moverse, miro a sus ojos
— Que te pidió que hicieras, papá
Si rostro sin emoción, entro en la vista de Carlos, esto lo molestaba, por qué no podía tener una hija obediente y que dejara pasar esos juegos que todos los hombres tienen, pero tenía que tener que se enojara por algo absurdo.
— Sabes que él te quiere.
Dijo masajeando su entrecejo
— ¿me quiere, dices?
Dijo llena de sarcasmo, Carlos Asintió, Cristina se burló, su sonrisa era de desprecio.
— Escúchame Cristina, eres un soriano, Guillermo salvó una vez a nuestra familia, por eso.
— Por eso me estás vendiendo a un hombre, que me engaña en cada esquina, verdad.
— ¡¡Cristina!! Modera tu hablado, ese no es el punto.
el rostro de Cristina sin expresión se oscureció
Carlos se puso de pie y tocó los hombros de su hija, su rostro parecía lleno de preocupaciones.
— Cristina escucha, no puedes dar a Luz al hijo de ese hombre, tú no tienes las capacidades para manejar a la familia salva, esa gran familia solo Guillermo puede manejarla.
Él se alejó y se giró, ella vio su espalda, sentía que no conocía a este padre.
— Guillermo dijo que aún te aceptaría, después se casará contigo y formarán una familia tarde o temprano, cómo mujer deberás depender de un hombre, y el mejor para ti es Guillermo, entiéndelo.
Ella sintió truenos caer en su cabeza.
Para su padre ella era un buen de intercambio, cuando la trataba bien era a causa de ese hombre, entonces debe ¿depender de ese hombre? Cómo podrían las cosas ser tan injusta.
Aunque estaba llena de ira, su rostro continuo sin expresión.
