Ian es un niño que desde pequeño podía ver fantasmas, cuando tenía 5 años vio a su madre quien había fallecido cuando dió a luz, él le dijo a su abuela pero ella no le creyó , pensó que todo era producto de su imaginación.
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Carmen
Clara estaba muy avergonzada de contarle eso a un extraño pero necesitaba desahogarse con alguien.
Ian la abrazo y le dijo que la ayudaría.
- Escúchame bien, cuando tú padrastro vuelva a emborracharse llámame, este es mi número******** y coloca una cámara en tu habitación, yo iré lo más rápido que pueda.
- Pero no sabes dónde vivo
- si lo sé, tu abuelo me acaba de dar la dirección.
- en serio puedes ver a mí abuelo?
- si
- porfavor dile que me perdone, no quería que él muriera y menos por mi culpa.
- tu abuelo dice que siempre está contigo y que quieres hacerte daño, es eso cierto?
Clara bajo la cabeza y dijo que es verdad, ella no quiere vivir así, si su propia madre no le cree, quién podría hacerlo?
- tú no tienes la culpa de su muerte, tu abuelo te cuidara hasta que ese hombre esté tras las rejas.
Clara abrazo a Ian y seco sus lágrimas.
- gracias Ian pero porfavor prométeme que estarás ahí cuando él quiera hacerme daño.
- te lo prometo.
Los dos salieron del cementerio y se dirigieron cada uno a su casa.
El padrastro de Clara estubo buscándola y la vio con un chico, se enfureció bastante y al llegar a la casa empezó a beber, veía el reloj constantemente ya que Clara todavía no llegaba, la madre de Clara es enfermera y trabajaba dos turnos para cubrir los gastos de su hogar.
Clara cada vez que llegaba a casa se encerraba en la habitación y no salía hasta que llegara su mamá, esa noche no fue diferente, llegó a casa y corrió a su habitación encerrandose.
* Carmen
Hace dos años atrás el papá de Clara nos hecho de nuestra casa, él tenía una amante y estaba embarazada, Clara y yo éramos un obstáculo para que él fuera feliz así que termino hechandonos.
Ella es más hermosa que yo, me descuide bastante y subí de peso, trate de rebajar pero no pude, mi trabajo no me daba tiempo de hacer ejercicio, aguante sus insultos, sus golpes y sus infidelidades, pero llegó el día en que tiro nuestras cosas afuera y tuvimos que salir de ahí, no podía pelear la casa ya que era de su madre, los años que pase con él fueron un desperdicio, de lo único que no me arrepiento es de mi hermosa hija.
Meses después conocí a Alfredo, un hombre muy bueno que trabajaba entregando pizza , nos hicimos amigos y nos enamoramos, él me aceptaba tal y como era y lo mejor de todo es que trataba muy bien a mi hija.
Nos pidió que nos mudaramos con él a una casa que estaba alquilando, acepte encantada, pensé que quien se iba a fijar en mi estando tan gorda y con una hija, le di las gracias a Dios por ponerlo en mi camino.
Meses después perdió el trabajo y se convirtió en un borracho, cada vez que tomaba me golpeaba, soportaba todo y no lo deje.
por las peleas constantes el dueño de la casa nos pidió que nos fuéramos de su propiedad, no tenía dónde ir, llame a mi padre para que nos aceptará en su casa, pero no acepto, mi marido no le caía bien.