Era Ella

Ambos miraron la libreta de matrimonio que ahora tenían en sus manos, y no podía creer aquello que hicieron se casaron ambos, para su beneficio, si verdaderamente amarse.

Christph: Parece que ya estamos casados.— la miro si aún poder creerlo.— ahora creo que es momento que me des los terrenos ya cumplí mi palabra.

Elizabeth: Hablaré con mi abogado para cederte las tierras.

Christph: ¿Quieres que te lleve al tu casa?

Elizabeth: No hace falta, volveré por mi cuenta.— Necesitaba estar sola y pensar en la locura que había cometido.

Christiph: Como quieres.— se estaba yendo cuando sé voltio.— antes que te marches quiero que sepas que aunque estemos casados no nos meteremos en la vida del otro, tú puede hacer lo que quieras y yo puedo hacer lo que quiero.

Elizabeth: Claro, no te preocupes no me interesa meterme en tu vida.— le da una sonrisa se da la vuelta y comienza a caminar hacia un parque cercano.

Mientras caminaba por el parque pensaba en todo lo que había sucedido durante estos 5 años y lo duro que fue estar lejos de casa y tener que comenzar de cero y sin nadie que la apoyara. Por suerte consiguió aquel departamento y luego un trabajo en una cafetería, comenzó la facultad y consiguió un empleo de secretaria con ayuda de Joss que conocía al asistente, un salario mejoro, podía vivir sin preocuparse si llegaba o no a fin de mes y podía acomodar los horarios de acuerdo a sus clases.

Pero ahora su vida cambio otra vez, se casó con un hombre que no la amaba, y que tenía una amante.

Elizabeth: ¿Qué locura hice? — se agarró la cabeza.— Tendría que verlo pensado bien, ahora estoy casada, casada, casada.— repitió sin poder creerlo. 

Se sentó en un banco del parque, y miraba pasar a las personas por allí, los enamorados besándose, o yendo de la mano mientras platicaban, eso era lo que ella deseaba salir con alguien así disfrutar cada momento con su enamorado, pero no tenía alguien que amara, pero ahora si tenía un marido al cual no amaba pero lo tenía, que irónica que es la vida se casó con alguien que no amaba, por la simple razón que no se quería casar con aquel príncipe que no amaba.  

El sonido de su teléfono la saco de su pensamiento.

Llamada:

Elizabeth: ¿Padre paso algo con mi hermano?

Reina Sthephanie: Soy tu madre, tu hermano está estable, te llamo por otro asunto, ¿Nos podemos quedar en tu casa?

¿Qué? Su madre le estaba pidiendo quedarse en su casa, ahora que debía de hacer, no podía decirle que no sospecharía que algo suceda.

Elizabeth: Claro, no hay problema te mandaré la dirección.

Reina Sthephanie: Nos vemos luego hija.

Una vez que colgó la llamada entro en pánico que debería hacer, tenía que hablar con Christiph, mando la dirección de la mansión de su marido y luego comenzó a llamarlo este no respondía la llamada debía hacer algo, pero antes debía ir a su departamento y empacar algo de ropa.

Mientras colocaba ropa en una maleta, llamaba a su esposo, pero este no había cogido su llamada ni una sola vez. Estaba desesperándose, en cualquier momento sus padres y hermano se le ocurrirá dejar el hospital e ir a la mansión, si no era que ya estén en camino.