Continuación de la historia "Una vida llena de misterios y fantasías".
Feng Bao-Liang una pequeña princesa fue bendecida por un misterioso ser sobrenatural que los hombres apodaron el "Gran Dios Fénix". Y así un pequeño pueblo se convirtió en un gran imperio, abasteciendo a los ciudadanos de toda la fertilidad de la tierra.
pero...¿Por qué? nadie lo sabía...
Cuando la princesa nació, el gran fénix se presentó y la nombró como tesoro imperial.
El tiempo pasó y la princesa creció junto a su hermano mayor.
Todo parecía ir de maravilla hasta que la guerra se desató; entonces las cosas cambiaron...la vida de la pequeña princesa cambió completamente.
Ahora ella debe proteger a su imperio, buscar el porqué ese fénix la cuida y le enseña a controlar su maná espiritual sin pedir nada a cambio...¿Logrará Bao-Liang encontrar respuestas antes de lo inevitable? Porque después de todo un destino cruel le espera..
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Capítulo 11.
La mañana siguiente Bao-Liang parecía seguir durmiendo profundamente hasta que un ruido la obligó a abrir los ojos.
Observa a lado de la cama a aquella espada oxidada flotando de manera inquieta en el aire.

— Eres tú. —
Murmura la niña tallándose los ojos y luego estirandose antes de por fin salir de la cama.
— Eres un poco molesto, ¿Sabes? Pero tomando en cuenta de que eres muy fuerte y que ahora eres de mi propiedad, tengo que ponerte un nombre. —
La pequeña sonríe sentándose en el escritorio nuevamente, abre el pergamino y agarra la pluma para escribir algunos caracteres.
— ¿Que te parece Feng-Yi? —
Le enseña el pergamino escrito con el nombre mencionado, la espada se mueve de aquí para allá alrededor de ella, dejando escapar algo de su maná que era de un color azul celeste.
— No, ese nombre no te queda en absoluto. Déjame pensar otro.—
Hace una bolita el pergamino y lo lanza al pie del escritorio, después de un buen rato escribiendo y deshaciendose del papel porque a la espada no parecía agradarle aquellos nombres.
— Este, definitivamente debe ser este. —
Mira las letras en el papel luego se lo muestra a la espada señalando cada caracter mientras las repite.
— Xiao Bao-Long. —
Sonríe mientras observa como la espada solo se queda suspendida en el aire sin moverse como antes.
— El primer nombre como "Bao" que significa tesoro y el segundo como "Long" que significa dragón. Por lo que tu nombre significa "Tesoro del dragón" ¿que te parece? Apuesto a que soy muy ingeniosa, ¿cierto? —
La pequeña sonríe de oreja a oreja pues para ella es el mejor nombre que ha pensado. La espada brilla por unos segundos y luego unos caracteres se escriben sobre el metal: "Xiao Bao-Long “. Bao-Liang sonríe asintiendo varias veces con satisfacción.
— De ahora en adelante, tú eres Xiao Bao-Long y yo Feng Bao-Liang. Juntos derrotaremos a los malos. —

Aprieta el puño con determinación mirando la espada que solo se mueve de arriba a abajo dándole a entender que estaba de acuerdo con eso.
— Espera, ¿Por qué siento que he olvidado algo? —
Bao-Liang se rasca ligeramente la cabeza tratando de recordar lo que a su parecer había olvidado, la espada ahora nombrada como Bao-Long se apresura a empujarla hacia la puerta.
— Ey, ey, espera. Tengo que recordar. —
La puerta se abre y Bao-Liang es empujada fuera de la habitación, sus oídos pronto captan el sonido de las espadas compactar contra otras, se da cuenta de que su abuelo está entrenando a los soldados. Se apresura a ir en esa dirección porque también quiere entrenar.
— Abuelo, yo también. —
Dice ella apareciendo en el campo de entrenamiento minutos después, haciendo que los soldados paren para hacerle una reverencia respetuosa.
— Bien, yo seré tu oponente. —
Responde el general Wei entregándole una espada de madera, pero ella le muestra la espada oxidada que lleva consigo.
— Pequeña, no creo que esa espada oxidada resista unos cuantos ataques. —
— Claro que lo hará, además pronto yo también entraré en batalla así que quiero entrenar con espadas reales. —
El mayor lanza la espada de madera a un lado negando ligeramente, su nieta siempre tan terca. Desenvainó su espda y se prepara para el primer ataque.
— Primero las señoritas. —
Exclama sonriendo, Bao-Liang no pierde tiempo y lanza el primer ataque. Su espada compactando fuertemente contra la de su abuelo. El hombre retrocede unos pasos recuperando el equilibrio, sonríe y la pelea inicia.
Por un lado la pequeña niña demostrando su agilidad en el manejo y por otra parte su abuelo con su experiencia en los campos de batalla y de entrenamientos.
Al pasar los minutos ninguno se atrevía a ceder ante el oponente, los sonidos de las espadas resuenan en el sitio. Los soldados detienen su entrenamiento y observan a abuelo y nieta luchando.
Los feroces ataques de la pequeña princesa sorprenden a la multitud que ya los había rodeado para no perder ningún detalle del duelo.
El general Wei retrocede mientras su nieta lo ataca sin cesar.
— Vaya, que eres muy buena. —
Comenta el hombre defendiéndose con agilidad, Bao-Liang sonríe mientras avanza.
— Pero tu abuelo sigue siendo el grandioso general de la frontera Feng. —
El mayor da un paso y detiene el ataque de la pequeña, el sonido de las espadas compactar contra la otra levanta el polvo del suelo. Bao-Liang no se sorprende, pues sabe que su abuelo sigue siendo un hombre experimentado en cuanto a esgrima.
— Antes de atacar, debes conocer las debilidades de tu oponente. —
El hombre golpea la hoja del metal contra la de su nieta haciendo que esta retroceda.
— Pero si no conoces las debilidades de tu oponente, puedes darte cuenta en la pelea. —
Sin darle tiempo de reaccionar, la pequeña recibe un golpe bajo sus rodillas y cae arrodillada al suelo, los presentes boquiabiertos, incluso con su nieta el general no había mostrado piedad.
— Y tú no has cumplido ninguna de esas dos reglas. Por lo que deduzco que...—
El mayor blande su espda y de un movimiento manda a volar la espada de Bao-Liang que apenas intentaba ponerse de pie.
— aun te falta mucho por aprender. Sigues siendo una novata. —
Los soldados soltaron un "Ouch" ante esas palabras hiriendo más el orgullo de la niña que apenas se había puesto de pie, pero ahora con la espada de su abuelo apuntando su cuello.
— Así que admite la derrota. —
Agrega el mayor, los ojos de Bao-Liang viajan hacia su espada tirada a varios metros lejos de ella. Luego levanta la cabeza y observa a su abuelo.
— Jamás, una Feng nunca admitirá una derrota. —
Responde con una mirada llena de determinación, deja salir algo de su maná espiritual y la espada tirada se transforma en la gran espada de antes y vuela directo a la mano de la pequeña.

Con una agilidad impresionante lanza otro ataque haciendo que el general retroceda y en el proceso, su espada se rompe al intentar protegerse con ella.
— Y tienes razón abuelo, todavía sigo siendo una novata. —
Bao-Liang se eleva al aire mientras su energía y la de la espada la rodean. El general solo observa esto, maravillado y a la vez orgulloso de su nieta.
— Pero. Perdiste. —
Levanta la espada al cielo y lo deja caer en dirección a su abuelo, mismo movimiento que había hecho con esa serpiente. pero ahora con poca energía espiritual para no lastimarlo. El maná al compactar contra el suelo crea una gran grieta haciendo que el mayor se eleve al aire y retroceda varios metros.
Los soldados quedan sorprendidos por aquel poder y esa espada oxidada que de la nada se había transformado en un arma tan fuerte.
— Acepto la derrota. —
Dice el mayor haciendo una pequeña reverencia.
— ¿Lo hice bien? —
Pregunta la pequeña volviendo al suelo con una sonrisa.
— Excelente, igual que tu madre. Hasta me atrevo a decir que mejor que ella. —
Bao-Liang sonríe y los soldados aplauden ante el gran duelo que han presenciado.
— Sin duda alguna, la princesa trae desde la sangre ese fuerte instinto de lucha. —
Comenta uno de los soldados, los demás asienten estando de acuerdo.
Y entonces...
— ¿Qué está pasando aquí? —
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A las personitas que están leyendo esta historia, una disculpa por no actualizar seguido. Pero intentaré hacerlo pronto y disfruten la historia.
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